#Chile: Las mujeres se toman el poder en el agro

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Silvia Richard (53 años) y Alicia Guzmán(51 años), no sólo fueron criadas en el campo y comparten la pasión por el mundo agrícola. Ambas también han roto con los viejos estereotipos que apuntan a que el “patrón de fundo” debe ser un hombre y que las mujeres no tienen la fuerza suficiente para estar al frente de un campo. Silvia y Alicia no son las únicas. Un reciente informe que publicó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y Alimentación (FAO, por su sigla en inglés) en torno a Mujeres Rurales dice que Chile encabeza los países de América Latina y el Caribe cuyas explotaciones agrícolas están a cargo de mujeres, con un 30%, seguido por Panamá (29%), Ecuador (25%) y Haití (25%). “Esto demuestra que las mujeres están teniendo cada vez una mayor autonomía en lo económico, y sus aportes a la seguridad alimentaria, la producción de alimentos y el bienestar social de la región son claves”, dice en el informe Soledad Parada, consultora de género de la FAO.
Entre las características que se observan en este grupo, resalta que las mujeres de América Latina y el Caribe tienden a encabezar terrenos productivos de menor tamaño en comparación a los que son liderados por hombres. LA REGIÓN En la Región de Los Lagos, el panorama no es muy disímil, de los 20 mil agricultores que está asesorando actualmente el Indap, 7 mil corresponden a mujeres, esto es el 35% de las explotaciones agrícolas de la zona. De ellas, tres mil mujeres se encuentran en una condición de tenencia llamada “imperfecta”, pues son arrendatarias del marido, de padres o usufructuarias del terreno, mientras que las otras 4 mil son propietarias de sus predios. El director regional de Indap, Claudio Ernst, sostiene que la incorporación de las mujeres al mundo agrícola regional en los últimos años se ha elevado sustancialmente. En esa línea, dice que sólo durante los últimos cuatro años ha incrementado su participación en 5%. “De nuestros productores, las mujeres se destacan por ser las que siempre ejecutan las labores a tiempo, hacen todo de acuerdo a las instrucciones que les dan sus equipos técnicos y, además, son las personas que tienen mejor cumplimiento en el pago de los créditos que brinda Indap. Son súper buenas clientas en ese sentido”, dice la autoridad regional de Indap. La condición de tenencia igualmente ha crecido con el apoyo del programa “Esta es mi Tierra”, donde se presta ayuda para regular los predios y obtener títulos de dominio. Y Alicia Guzmán es una de estas mujeres. Lleva 24 años al mando de su campo en el sector de Aguas Buenas (Puerto Octay), tomó las riendas del predio después del fallecimiento de su madre. Las seis hectáreas y media que heredó, le sirven para criar terneros y ovejas.
PEQUEÑA AGRICULTURA
Alicia Guzmán vivía en Osorno, sin embargo a penas supo de los problemas de salud de su madre, decidió trasladarse al campo para cuidar de ella y resguardar sus terrenos. De eso han pasado más de dos décadas.
No retornó a la ciudad, prefirió hacer su vida en el campo y levantar allí una producción de hortalizas. Al principio los cultivos de invernadero los vendía en las ferias de Las Cascadas y Puerto Octay, el dinero que obtenía le servía para dar el sustento de su casa y criar a sus tres hijos. Se hizo cargo del campo, pese a que el terreno era de la sucesión familiar. Sus otros tres hermanos le dieron garantías para que permaneciera en el predio con las libertades para desarrollar una producción agropecuaria. Recién este año recibió la posesión efectiva a través del programa “Esta es Mi Tierra” de Indap. Hoy vive en este predio con una nieta y su esposo, quien trabaja como nochero en una piscicultura de la zona. Él le ayuda en las labores más pesadas del campo, pero es ella quien administra y le saca provecho a las seis hectáreas de tierra. En el lugar produce papas, hortalizas y también cría aves para su autoconsumo, pero su principal fuente de ingreso es la crianza de terneros y ovejas. A medida que sus cuatro vacas van pariendo, Alicia va comprando más terneros para la crianza, los que luego vende para obtener ingresos y comprar forraje. Quiere seguir optimizando su negocio. Este año postuló a un crédito de Indap para poder abonar una hectárea de su terreno. Su idea es aumentar los potreros para la crianza de sus 10 ovejas y terneros. Si bien sus proyecciones no van en la línea de aumentar su producción debido a que las dimensiones del terreno son una limitante, cree que puede optimizar los resultados de su trabajo con la asesoría técnica que recibe del Programa de Desarrollo Local (Prodesal) de Indap. Aunque las mujeres que se han atrevido a liderar predios no son pocas, el informe de la FAO establece que existe una brecha significativa -si se le compara con los hombres- en el acceso a la asistencia técnica, capacitación y el crédito. Ante ese panorama, la FAO recomienda que los programas de desarrollo rural tengan un tratamiento diferenciado en términos de género, aún más aquellas políticas dirigidas a la agricultura familiar, puesto que éstas se adecuan más a su realidad; es decir, a predios más pequeños, con escasos re-cursos y tecnologías básicas.
ALTA PRODUCCIÓN
Silvia Richard hace seis años se hizo cargo oficialmente de la administración del fundo “El Calabozo”. El objetivo era seguir conservando la propiedad que pertenece a sus padres y a sus cuatro hijas. Fueron los problemas de salud que afectaban a su padre los que llevaron a la ingeniera agrónoma a tomar las riendas de las 720 hectáreas que tiene el predio familiar ubicado a 15 kilómetros de Osorno por el Camino Real hacia Riachuelo. Fue contratada por su padre y ella pasó a hacerse cargo de las 600 vacas y 18 empleados que tiene el fundo. En el lugar todo es orden. El predio está correctamente cercado y muy bien definidos con caminos limitados para el tránsito de los animales y otro paralelo para que los vehículos se desplacen. La seguridad también es un factor importante en el predio administrado por Silvia. Todos los trayectos están cubiertos con un sistema de vigilancia. También hay viviendas para los trabajadores del predio y un gran caserón azul. Silvia es una mujer jovial, la tercera de cuatro hermanas y la única que decidió tener una relación más directa con el campo. Antes de hacerse cargo del predio familiar se dedicaba a la producción de hortalizas. En los días que se esforzaba por sacar adelante ese negocio también dejaba espacio para su padre que le pedía apoyo, hasta que un día él le hizo una propuesta formal para liderar el campo de la familia. Un trabajo que le ha traído muchas satisfacciones, pero que no deja de ser complejo, pues se debe lidiar a diario con problemas inesperados y, en su caso, con las órdenes que a veces imparte su padre a los trabajadores y que suelen ser diferentes a las instrucciones que ella entrega. Con todo estas anécdotas de por medio, “El Calabozo” es un fundo que registra cifras que se incrementan. Hace una década tenía un plantel de 450 vacas que producían dos millones 300 mil litros, en 2012 la masa del rebaño Holstein creció a 600 y la producción a casi cuatro millones de litros anuales. Un panorama que a Silvia le ha demandado mucho trabajo en innovación y genética de su plantel, que transitó de ejemplares Holstein americano a masificar después la raza Holstein holandesa, debido a que éstas entregan un mejor rendimiento.
CAMBIOS EN LOS PROCESOS
Además de los cambios en el proceso de producción, la agrónoma osornina señala que también ha cambiado su rutina para estar más presente en “El Calabozo”; eso sí, la decisión la tomó cuando dos de sus tres hijos abandonaran su hogar, tras concluir sus estudios. Por eso, hace cuatro años ella y su esposo dejaron su casa en Osorno y se construyeron una pequeña vivienda en el mismo campo de su padre. “La decisión la tomamos en conjunto, porque significaba el sacrificio de uno de los dos, ya que hasta el momento yo viajaba todos los días al campo. Ahora es mi esposo quien viaja a la ciudad”, cuenta. Vivir a metros de su trabajo tiene ventajas: le permite comenzar su jornada puntualmente a las 7.30, realizar las reuniones matinales con el capataz y desde temprano organizar la jornada laboral. Así entrega soluciones más rápidas a los problemas que surgen a diario en el campo, como los cortes de mangueras del sistema de riego con el que cuenta el predio, los cortes de luz que afectan los procesos de ordeña, que comienza a las 4.30 de la madrugada y a las 16.30 horas de tarde.
“Pasa que a veces tenemos todo planificado, pero al final de la jornada algo sucede, un imprevisto que solucionar a la brevedad. Muchos piensan que trabajar en el campo es muy relajado, pero no es así, siempre pasa alguna cosa que no estaba contemplada. No es como una oficina, que a cierta hora se cierra al público”, dice la administradora del fundo “El Calabozo”.
Silvia y Alicia son mujeres con carácter que, a punta de pasión, esfuerzo y una buena cuota de creatividad, se han adaptado a los códigos de la agricultura regional y, además, han introducido sus propias prácticas en los campos.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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