En Santiago de Compostela, en la provincia de La Coruña (España), los productores de leche están siendo parte de una novedosa iniciativa que lleva su producción directamente a los consumidores, tecnología mediante, a través de modernas máquinas expendedoras. Como si fueran gaseosas.La idea de instalar estas máquinas surgió hace tres años. Inspirada en unas publicaciones italianas la ganadería “A Portela” desarrolló su iniciativa en el Parque Tecnológico de Ourese en Santiago de Compostela, una ciudad ubicada 600 kilómetros al noroeste de Madrid, la capital española.
“Hicimos un prototipo y lo instalamos en el Mercado de Abastos de Santiago. Diez meses después ya hemos colocado cinco”, señala Ramón Barreiro, responsable de ventas de la sociedad agraria.
Fundada en el año 2000, “A Portela” optimiza la última tecnología en la producción y distribución de leche pasteurizada para trasladársela recién ordeñada a los ciudadanos, a través de sus máquinas modelo HDL300.
El tratamiento de la leche que se expende en estos aparatos, consiste en su calentamiento a más de setenta y tres grados durante quince segundos; y luego, para conservar, se mantiene una refrigeración posterior a menos de cuatro grados.
A continuación el líquido se transporta hasta las máquinas distribuidoras. Así, se garantiza la conservación de la leche para su consumo durante cinco días; siempre y cuando esté refrigerada.
Las máquinas fueron diseñadas por cuatro ganaderos de la zona y tienen capacidad de 300 litros: con dos depósitos de ciento cincuenta litros cada uno.
Su moderno mecanismo no sólo provee de leche fresca pasteurizada durante las veinticuatro horas. También contiene un servidor de datos que informa por correo electrónico a los ganaderos sobre diversos parámetros como la temperatura o el número de ventas.
Este seguimiento permite a sus dueños llevar el control de la calidad del producto a diario. Y además, si hay un fallo técnico grave, como un corte de luz por ejemplo, “la máquina nos envía una alarma”, apunta Barreiro.
Costo y operación
La función del dispensador es ofrecer un autoservicio de leche las veinticuatro horas. El suministro se repone una vez al día y cuesta un euro el litro (unos 700 pesos chilenos), casi el doble que las cajas del supermercado.
Sin embargo, su calidad es considerablemente mayor, dicen los impulsores del proyecto.
Para comprarla el usuario tiene dos opciones: acudir a la máquina con su propia botella y rellenarla; u obtener un envase de plástico o de cristal en la propia instalación.
El sabor que proporciona la leche es ligeramente dulce; un alimento que contiene nueve nutrientes esenciales entre los que destacan las vitaminas A, D y B-12, el fósforo, el calcio y el potasio. De ahí la importancia de sus atributos.
respaldo
La ganadería “A Portela” está respaldada por tres generaciones dedicadas a la producción de leche de alta calidad y su invento está certificado por la Comunidad Europea.
En relación a las ventajas de esta apuesta frente a la crisis, Ramón Barreiro considera que “es una forma de dar un paso adelante. Saltarnos los intermediarios nos aporta un valor añadido”.
A pesar del mal momento que vive el sector lácteo, la firma produce 7.000 litros de leche al día, cuyo destino se distribuye entre las máquinas expendedoras y la empresa Feiraco. “Lo que más tiempo lleva es que te vayan conociendo, pero cuando lo hacen sabemos que tenemos un nuevo cliente asegurado”, remarca el ejecutivo.
Orgullosos de ser productores rurales de Galicia y de haber vivido siempre rodeados de naturaleza, los socios de la empresa no piensan dejarlo aquí.
Su objetivo es crecer poco a poco, cercanos a sus clientes para conocer sus necesidades. Y ya están barajando dos nuevas ubicaciones para su máquina de leche.
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