Confiamos en que no se llegue al extremo y que luego el país no llore sobre la leche derramada. “Lecheros de la zona encienden alerta roja” manifestaba ayer nuestro titular principal. Y acotábamos “amenazan con movilizaciones porque industria láctea no mejora el precio a productor”. No es el primer titular de este tipo en los últimos años y obedece al compromiso de La Tribuna con nuestra gente, en este caso, con quienes se la juegan por generar y mantener empleos, así como aportar a la economía provincial y nacional, obviamente además del propio y legítimo lucro en sus empresas. El rubro lechero es de primordial importancia en nuestra provincia y merece recuperar, como ocurrió antes, su esperanza, para no caer y provocar un descalabro económico y social.
En un año, el precio internacional de la leche ha subido en 100%, sin embargo, ni un peso, reclaman, lo que hace más comprensible, para quienes no estamos involucrados directamente con este tema, lo que está sucediendo con ellos. Sabemos ahora por qué se encendió la alerta roja.
Coincidimos con el presidente de Aproleche Bío Bío, Juan Pablo Aruta, en que la reunión del directorio de Fedeleche –federación nacional de los productores lecheros- se haya hecho en Los Ángeles es una señal y un reconocimiento a los afligidos productores de esta provincia. Como acusa, la baja de precio en los últimos tres años ha sido dolorosa, porque ha significado deteriorar la situación y la fuente de trabajo. La desaparición de lecherías, con la venta de activos y esas vacas yendo al matadero es una elocuente demostración de la crisis. Están con cifras negativas, por la falta de cambios de precio y que ni siquiera cubren las alzas de IPC de esos tres años y menos las alzas de insumos.
El jueves, la plana mayor de Fedeleche sesionó en Los Ángeles, con la participación de los presidentes de Aproleche Ñuble, Temuco, Valdivia, Osorno y Puerto Montt. Durante horas, analizaron la contingencia del rubro, que vive uno de sus momentos más dramáticos en los 15 años de actividad gremial y se plantean más allá. La movilización de protesta asoma, una vez más, como una herramienta desesperada para hacer presente en forma pública la desazón por este cuadro tan complicado. No es para menos, ya que en los últimos seis años, la producción láctea ha caído en más de un 40 por ciento. Esto, porque “ha existido la incapacidad de generar un sistema que permita pagar un precio justo a los productores”, como afirma Aruta. No es lo único que reclama. Agrega que no ha existido la voluntad política para que “la industria, Gobierno y productores se sienten en una misma mesa para determinar las variables que inciden en la determinación del precio a productor y que derivaría en el pago permanente de un precio justo, como lo hacen otros países más desarrollados”. Se refiere a que en esos países se trabaja con una serie de variables que definen el precio, según el uso de materia prima industrial, sin estar en una permanente confrontación, como sí sucede en nuestro país. Los productores se han desgastado por 15 años, en esta pelea con el sector industrial y el Gobierno, en disonancia con el eslogan que expresa que Chile puede y quiere ser una potencia alimentaria.
Confiamos en que no se llegue al extremo y que luego el país no llore sobre la leche derramada.
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