Una guerra de la leche

La caída sin freno del consumo, por desprestigio, moda y competencia de sucedáneos vegetales, alarma a ganaderos, industriales y médicos.
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Ya es raro en el desayuno y hasta el tradicional vaso de buenas noches. El sector lácteo y los expertos en nutrición andan alarmados por la caída libre del consumo de leche de origen animal. Según datos oficiales, en España hemos pasado de tomar casi 100 litros anuales en el año 2000 a los 75 actuales. Es decir, un 25% menos.
Las causas van desde el envejecimiento de la población a la confusión en torno a cuál es la ración recomendada, la moda, el aumento de los veganos y la campaña de las bebidas vegetales de soja, almendra, arroz o avena, defendiendo que sus productos son más saludables.
Argumentos en liza
El desprestigio de la leche es creciente desde hace más de 18 años con el cuestionamiento de si es saludable o no y el argumento de que “ningún mamífero adulto la consume en el mundo natural (salvaje) y, por tanto, la especie humana tampoco la debería consumir”.
“Es cierto y evidente que, a excepción del hombre, ninguna especie adulta la puede consumir, a no ser que se dedique a ordeñar a otra”, rebaten en su informe La leche como vehículo de salud para la población los catedráticos de Granada, Ángel Gil Hernández, y del CEU de Madrid, Gregorio Varela, presidentes de las fundaciones Iberoamericana y Española de Nutrición.
“Los animales solo la usan durante el período de lactancia, pero también somos el único que ha desarrollado la agricultura y la ganadería o cocina los alimentos. Su ingrediente básico es el calcio y vitaminas A, B y D. Es un alimento imprescindible en un dieta equilibrada”, abunda la nutricionistas Pilar García, discípula de Francisco Grande Covián, considerado uno de los padres de la nutrición.
Desde los paleolíticos
Las investigaciones del científico asturiano en el Japón de la posguerra mundial fueron concluyentes. Certificó la intolerancia de casi el 100% de sus habitantes tras vómitos y otros estragos que causaba la ingesta de la leche en polvo del Plan Marshall. Pero siempre la defendió en la dieta occidental “como todo, en su justa medida”. Especialmente en niños y por ser esencial para los huesos.
Los expertos explican que para poder digerirla es necesaria una enzima llamada lactasa. En Europa donde se extendió está capacidad, un 80% de las personas la producen, aunque puede cambiar a lo largo de la vida. También se registran alergias a la proteína de la leche (no a quesos) en el 1% de la población y de manera transitoria. En ambos casos, basta con no tomarla.
La leche de otros animales se ha consumido desde el Paleolítico. El paleoantropólogo Juan Luis Arsuaga lo ha certificado en Atapuerca (hoy Burgos). Explica que hace unos 8.000 años nuestros antepasados echaron mano de este producto para alimentarse y, con el tiempo, acabaron desarrollando la capacidad para digerirlo. Sería, pues, más una ventaja evolutiva que un inconveniente.
Competencia vegetal
La Federación de Industrias Lácteas (FeNIL) no se explica cómo hemos pasado de consumir en España cuatro millones de toneladas al año a poco más de tres. Estas cifras evidencian que nuestros hábitos de consumo están cambiando.
Un paseo por la sección de lácteos de cualquier súper lo explica. Junto a la leche de origen animal (vaca, cabra y oveja) encontramos las de procedencia vegetal como la de soja, almendra, avena o arroz. Hasta multinacionales como Coca-Cola se ha apuntado a esta jugosa moda con el lanzamiento marca propia.
Sentencia de la UE
La invasión ha provocado el enfado de ganaderos y expertos. Defienden que se confunde a la gente al crear la percepción de que ambos productos comparten cualidades. Han ganado la batalla judicial. El Tribunal de Justicia de la UE dictó en mayo una sentencia que prohíbe usar la denominación de leche a todos productos que no sean de origen animal. Lo hace extensivo a la nata, chantilly, mantequilla, queso y yogur.
La OCU y otras organizaciones de consumidores aseguran que “en ningún caso pueden caso pueden sustituir a la leche”. Aportan mucho menos calcio y la cantidad media de soja u otra materia prima ronda el 8%. El resto es agua y aditivos, y azúcar añadido.
A vueltas con el glamour
Estudios recientes también rebaten que sean perjudiciales los contenidos en grasa, incluso de la leche entera, y su repercusión en el colesterol. Pero carece del glamour de las bebidas de soja que toman los famosos.
Los nutricionistas creen que costará rebatir la tendencia como en el caso del aceite. Fue condenado hace unos años, pero ha vuelto por sus fueros con el prestigio de la dieta mediterránea.

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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