Buena parte del sector productor de leche de vaca tiene la sensación de que al actual Gobierno en funciones se le está escapando algo de las manos.
Nadie ignora que se han producido avances importantes en la aplicación del Acuerdo de Sostenibilidad, firmado por un amplio espectro de la cadena de valor el pasado 23 de septiembre. Pero éstos siguen siendo insuficientes, ya que el mercado va muchos pasos por delante.
Y el mercado dicta ahora que hay un exceso de oferta de leche y lácteos, sobre todo a nivel europeo y mundial, que se contrapone a una demanda que no tira lo esperado. Todo esto deriva en unos precios muy bajos para la leche en origen, que marcan la salida del sector -y para no volver- a un montón de ganaderías, incapaces de aguantar por mucho más tiempo estar produciendo a pérdidas.
No es solo eso, otra de las consecuencias de la falta de regulación de la oferta de leche es que algunas industrias vuelven a abandonar rutas de recogida. Hay industrias o primeros compradores que quieren aprovecharse del «río revuelto» que sufre el sector productor, y más ahora que no se ven obligados a recoger allí donde los ganaderos tenían antes las cuotas para producir. O que presionan para adquirir parte -de la materia prima referenciada a precios de leche en polvo de apenas 0,18 €/litro, imposibles de soportar para quien produce algo tan perecedero. Y, al final, para que esa leche «desvalorizada no acabe en polvo sino desviada a leche líquida UHT o se transforme en productos lácteos de mayor valor añadido. Desgraciadamente, vendiendo a pérdidas no se puede aguantar mucho tiempo.
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