Mala leche: el sector tras el fin de la cuota ganadera

Un año después, la desaparición de las cuotas lecheras ha tirado los precios y profundizado la concentración del sector.
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Un año después, la desaparición de las cuotas lecheras ha tirado los precios y profundizado la concentración del sector.
«Si mal estaba el sector antes, peor está ahora. Especialmente para las mujeres». Así resume Adoración Martín, titular de una explotación agrícola y ganadera en La Nava de Arévalo (Ávila), la situación del sector lácteo tras la desaparición de las cuotas impuesta por la Unión Europea (UE) en abril de 2015.
Un año después, esta decisión ha generado una sobreproducción en el conjunto de la UE que ha hundido los precios como Adoración Martín no había visto en 32 años. «La industria de capital francés, como Lactalis, está inundando el sector. Somos el desagüe del excedente de Francia y Alemania. Todo lo que les sobra a ellos, nos lo comemos y nos lo bebemos», lamenta esta ganadera.
Precisamente, en las últimas semanas, Lactalis ha anunciado el cierre de la planta de Lauki de Valladolid. «Se va porque sólo quiere la marca y cuando ya la tiene, cierra fábricas: Lauki, Puleva, Chufi, etc».
Adoración Martín, que es miembro de la ejecutiva de la Unión de Campesinos de Castilla y León (UCCL) en Ávila, lo tiene claro: «Hay que tener iniciativa y pelear qué menos que por lo tuyo». Y lo suyo es el sector lácteo, del que Castilla y León supone el 13% de toda la producción española, la segunda región por detrás de Galicia.
Explica que el sistema de cuotas se implantó en 1985 porque había excedentes de leche en polvo y mantequilla, y que la UE decidió eliminarlo en 2004 porque los países emergentes demandaban producto lácteo y la cuota limitaba. Desde que en abril de 2015 se hizo efectivo el fin de las cuotas, «la sobreproducción en la UE alcanza el 4% o el 5% en general. Luego hay países que se han pasado entre un 13% y un 15%, como Holanda y Luxemburgo, o hasta un 20%, como Irlanda», detalla.
¿Qué consecuencias tiene la sobreproducción? Adoración Martín explica que la industria láctea tira el precio hacia abajo: «Hemos pasado de una horquilla de 28 a 31 céntimos el litro a 31 de marzo de 2015 a otra de 26 a 29 céntimos en el mejor de los casos. En el peor, a 18 céntimos. La están mandando para leche en polvo a precio de intervención, o directamente, no recogen la leche. En 32 años, jamás había conocido una crisis como ésta», reconoce.
Leche de ida y vuelta
En este contexto, quien sale ganando es la industria. En el sur de Europa, la de capital francés. «Lactalis, una de las cinco o seis mayores lácteas del mundo, se ha dado cuenta de que el español es el país europeo con mayor consumo de lácteos: 180 litros de media por persona y año. Y ha venido a hacerse con la cuota de mercado. Con el control del 50% de la producción, es el operador número uno. Ha comprado marcas de toda la vida como Lauki, President, Puleva, Flor de Esgueva, Forlasa, Mama Luise, horchata Chufi… Y lo que hace es traer leche y producto terminado de Francia, la envasa aquí y la hace pasar por española», explica Adoración Martín.
Adoración Martín: “Hemos pasado de una horquilla de 28 a 31 céntimos el litro a otra de 26 a 29 céntimos”
Precisamente, el pasado mes de marzo, Lactalis anunciaba que cerraba la planta de leche Lauki de Valladolid, lo que afectará a 86 trabajadores y a un centenar de ganaderos, que, vaticina esta sindicalista, «correrán la misma suerte que los trabajadores».
La responsable de UCCL sostiene que «Lactalis se va de Valladolid porque sólo quiere la marca, y cuando ya la tiene, cierra fábricas: Lauki, Puleva, Chufi… Reestructura rutas y se quita trabajadores de en medio».
Ante este panorama, el sector lácteo demanda al Gobierno «que se identifique el producto con un etiquetado claro y que controle las importaciones para que entre la cantidad de leche necesaria. Y lo que nos responde es que la UE es un mercado libre de mercancías», explica Martín.
Otros actores que ordeñan al sector lácteo son las distribuidoras, las grandes superficies, como Carrefour, Día, Lidl, Mercadona, etc., que «tienen modos de conservación. Compran masivamente, obligan a envasar la marca blanca y, si les interesa, venden a pérdidas. Hacen ofertas agresivas y, para vender a precios competitivos, utilizan la leche. Luego trasladan esa bajada de precios al eslabón más débil, al productor».
¿Cuál de las grandes superficies muestra peores prácticas? «Todas por igual. Son empresas. Les tienen que salir los números. Les importan una mierda los productores. Cargan al productor y atornillan al consumidor con los precios», responde Adoración, que se queja de que «los hábitos del consumidor han cambiado mucho. Ahora se compra leche para un mes en vez de productos frescos y de proximidad», concluye esta ganadera.
Habla con conocimiento de causa. Adoración Martín es la responsable del sector lácteo de UCCL, sindicato agrario que forma parte de la Unión de Uniones de Agricultores y Ganaderos, que integra a doce Uniones, desde la Unió de Pagesos de Catalunya hasta la Unión de Agricultores de Extremadura. Ella es la única mujer responsable de un sector regional, en su caso, el del vacuno de leche.
Un sector masculinizado
Cerca del 90% de las mujeres que trabajan en el sector lácteo no son titulares. Lo que la hace ser una mujer excepcional en el campo en general y en el sector lácteo en particular. Éste, según ella, «está muy masculinizado». Aproximadamente el 80% o el 90% de las mujeres que trabajan en él no son titulares de las explotaciones, sino que lo son sus maridos.
«La mujer hace este trabajo invisible, pero ni está reconocido, ni cotiza ante la Seguridad Social», denuncia Adoración Martín, que se hizo autónoma «por si decides no acabar tu vida con tu marido. En mi caso, él fue uno de los primeros que me apoyó». Pero es consciente de que su caso no está generalizado. «Muchas mujeres tienen miedo a tener ese protagonismo», considera.
Además, está el problema de la conciliación de la vida familiar y laboral. Es muy difícil. En los pueblos no hay guardería. Si no tienes carnet de conducir, no hay medios de transporte. Así que las mujeres jóvenes emigran. Y los hombres van detrás», constata.
«La mano de obra femenina es altísima en el campo, en las producciones agrícolas, pero la gerencia la ostentan los hombres. En el Ibex 35 pasa lo mismo»
Rosa Arranz, presidenta de ISMUR, asociación de mujeres que nació en 1996 dentro de la Unión de Campesinos de Segovia, coincide en señalar el problema de la conciliación: «Somos conscientes de que necesitamos salir al espacio público, pero no vemos que los compañeros hombres hayan entrado en el mismo porcentaje en el espacio privado: En la familia, en el cuidado de los mayores, etc».
Arranz también menciona la titularidad: «La mano de obra femenina es altísima en el campo, en las producciones agrícolas, pero la gerencia la ostentan los hombres. En el Ibex 35 pasa lo mismo. Es parecido el techo de cristal. Hemos hecho una alfombra de añicos de cristal y ahora hay que transitarla. Nos va a doler y nos está doliendo».
Rosa recuerda cómo en los años 60, en los pueblos castellanos, al arbitrio del escribiente del pueblo, se permitía o no a las mujeres pagar los sellos de la Seguridad Social. «Hoy esas mujeres no tienen pensión de jubilación porque no han sido las titulares», certifica.
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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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