El comisario europeo de Agricultura anticipa que la crisis del lácteo se prolongará hasta que el sector se ajuste al nuevo modelo. «No creo que los ganaderos gallegos estén peor organizados, pero se pueden alcanzar mayores niveles de integración», asegura.
El uno de noviembre del 2014, Phil Hogan heredó la cartera de Agricultura de la Comisión Europea. Cinco meses más tarde se ponía fin al sistema de cuotas lácteas vigente desde hace 26 años. Desde entonces, el mercado comunitario se ha inundado de leche. Las explotaciones se ahogan con los precios en mínimos históricos, y en Galicia cunde el desánimo en el sector. El político irlandés, conservador, férreo defensor de la autorregulación, justifica la decisión y se muestra esquivo. Tanto, que solo accede a entrevistarse por escrito. Reconoce que la guerra que están librando los ganaderos en la UE continuará, y pide tiempo para ver los frutos de las medidas de apoyo diseñadas por Bruselas.
-Ha pasado más de un año desde el fin de las cuotas. La producción en Galicia alcanza niveles récord mientras los precios caen a niveles históricos, apenas 28 céntimos por litro. Este no es un caso aislado. ¿Erró la UE al liberalizar el sector tan rápido?
-La decisión inicial de abolir las cuotas se tomó en el 2003. A partir del 2008 se fue incrementando un 1 % las cuotas durante cinco años para preparar el terreno al sistema libre, así que sería un error decir que la liberalización del sector ha sido demasiado rápida. De hecho, incluso con cuotas, el sector lácteo tuvo dificultades particulares en el año 2009. En la Unión, no solo en Galicia, el mercado se está ajustando a la nueva situación sin cuotas de producción y llevará tiempo antes de alcanzar un nuevo equilibrio.
-Fía la solución de la crisis a la autorregulación de los mercados lácteos…
-Los ganaderos están destinados a seguir más de cerca las señales, a buscar nuevas oportunidades en el mercado doméstico e internacional así como ajustar la oferta a los precios. El principal problema es que la medida llega en un momento en el que hay un aumento significativo de la producción en otros grandes países productores del mundo como Nueva Zelanda y Estados Unidos, y un menor crecimiento de la demanda en China, a lo que se suma, por supuesto, el veto ruso. Esta es la combinación desafortunada de un aumento de la oferta mundial y la caída de la demanda en mercados claves ha hecho caer los precios a los bajos niveles actuales.
-Insiste en que el sector lácteo atraviesa turbulencias cíclicas, pero los ganaderos piden soluciones a largo plazo. Están seguros de que el problema es estructural. ¿Están equivocados?
-En una situación en la que las cuotas de producción ya no se aplican, hay que alcanzar un equilibrio entre la oferta y la demanda. Esto es lo que está ocurriendo ahora. No debemos olvidar que la PAC también contempla pagos directos a los ganaderos para estabilizar sus ingresos. Las cifras muestran que a medio plazo esto aporta una mayor estabilidad a los ingresos, más que, por ejemplo, el sistema de seguros de riesgo vigente en Estados Unidos. Las explotaciones agrícolas quizá deberían ser más conscientes de esto cuando los precios están altos.
-Bruselas recomendó a los productores españoles que se organizasen para reducir el suministro al mercado. ¿De qué puede servir si los franceses incrementan la producción?
-La regulación basada en el artículo 222 es un gran avance al permitir que los productores planifiquen de forma conjunta, y como una excepción a la ley de competencia. Se introdujo en el 2013, así que habrá que darle tiempo y ver cómo funciona en la práctica. Por su propia naturaleza, tiene que ser voluntaria. Los tiempos de limitar la producción se han ido. Como suele suceder, Francia ha sido uno de los países más interesados en esta medida.
-La liberalización y la falta de control en la cadena alimentaria ha derivado en situaciones de abuso entre la industria y los productores. El acuerdo lácteo en España no solucionó el problema. ¿Qué propone Bruselas? ¿Se plantea un incremento del precio de intervención, el que puede fijar la Administración, como último resorte?
-El incremento del precio de intervención de la leche no puede ser una solución ya que solo agravaría el actual problema de sobreproducción de leche en Europa. La Comisión ha propuesto una serie de herramientas como el paquete solidario de septiembre de 420 millones de euros de fondos de la PAC que incluye un sobre nacional para España por valor de 25,5 millones. También las medidas adoptadas el pasado mes de marzo se están poniendo en marcha y los Estados están tomando medidas dentro de sus competencias para el desarrollo del sector.
-La producción láctea en Galicia crece menos que en otras regiones como en Andalucía, pero los ganaderos reciben 5 céntimos menos. ¿Cómo se puede explicar? ¿Debemos acostumbrarnos?
-Los precios son fijados libremente por los vendedores y compradores sin interferencia alguna de las autoridades así que no tengo ningún comentario que hacer sobre estas diferencias de precios.
«No creo que sean desorganizados los ganaderos gallegos, pero puede haber mayor integración»
La situación del sector lácteo en Galicia es crítica. Siete de cada 10 explotaciones que cerraron sus puertas el pasado año en España eran gallegas. A pesar de las llamadas de la Xunta a recibir un trato diferenciado, Bruselas se niega y exige a las explotaciones que se adapten.
-A menudo se acusa a los ganaderos gallegos de no cooperar entre sí, de no organizarse. Lo ha dicho hasta el Ministerio de Agricultura. ¿Está de acuerdo?
-No soy de la opinión de que los ganaderos gallegos sean particularmente desorganizados, y no tengo la intención de apuntar con el dedo a ninguna región en particular, pero es evidente que se pueden alcanzar mayores niveles de organización e integración.
-¿Qué les impide ser más competitivos?
-Integración e innovación son elementos esenciales para ser competitivos, reducir costes y alcanzar una posición negociadora más fuerte en la cadena de suministro. Para los productores gallegos también hay otras opciones a través de programas de desarrollo rural (cerca de 900 millones de euros de ayudas de la PAC para la región y otros 300 millones provenientes de fondos estatales y regionales). Hay apoyo a la modernización, conversión a la producción ecológica, mercados locales, todo con mayores rendimientos netos de mercado para las empresas agrícolas. Los fondos de desarrollo rural también les permiten diversificar las actividades en esas zonas a través, por ejemplo, del agroturismo.
-A lo largo de las dos últimas décadas, las explotaciones lácteas en Galicia cayeron de 300.000 a menos de 9.000. ¿Está preocupado por el incremento de la brecha de cohesión entre el rural y las áreas urbanas? ¿Se puede garantizar el relevo generacional?
-El número de granjeros ha caído de forma constante en la UE entre un 3 y un 5% anual desde hace décadas y vemos un aumento gradual en el tamaño medio de las explotaciones. Esto es parte del proceso continuo de modernización. Fíjese, en mi Irlanda natal seguimos teniendo más granjeros de más de 80 años que por debajo de los 35. Sin embargo, en la reforma del 2013 introdujimos una medida adicional para alentar ese relevo generacional. A partir de ahora, los nuevos granjeros menores de 40 años reciben un tope del 25 % de sus pagos directos de los primeros cinco años. Galicia ha destinado subsidios para la instalación de 2.200 jóvenes ganaderos de aquí al 2020.
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