La UE envía al Banco de Alimentos 348.000 litros, la mayor aportación en una década que permitirá garantizar la demanda.
La provincia ha empezado a recibir esta semana de la UE miles de litros de leche para garantizar la alimentación de las familias que siguen necesitando la ayuda social. En breve empezarán a distribuirse casi 700.000 litros, la mitad por parte del Banco de Alimentos y el otro 50% de la mano de Cruz Roja. Se trata del mayor suministro que ha llegado al banco en sus diez años de trayectoria con estas ayudas, por lo que se espera que no exista ningún problema para cubrir una demanda que afortunadamente se ha estabilizado para que ningún niño se quede sin un vaso de leche.
«Se trata de un producto estrella y nunca hay bastante, pero esta vez se podrá paliar esa necesidad», explica el director del banco, Juan Vicente Peral, quien destaca que de los 638.000 kilos de alimentos que llegarán a la institución, más del 50% serán en litros de leche (suponen 348.000). Una cantidad que, según apunta, debe duplicarse porque Cruz Roja también recibe la misma aportación. En anteriores ejercicios, la contribución de leche representaba entre un 25% y un 28% del total de productos que recibían, un porcentaje que hacía más complicado poder cubrir la demanda en los años álgidos de la crisis.
El almacén del banco, ubicado en Mercalicante y que se encontraba vacío hasta la semana pasada, empezó el lunes a llenarse con envíos procedentes de la UE. Se repartirán 15 artículos y los primeros 75.000 kilos que han entrado están formados por leche, pasta y atún en conserva. Cuando reciban toda la ayuda comenzarán a distribuirla entre las entidades que trabajan directamente con los beneficiarios.
Actualmente, el banco atiende a través de las organizaciones que están dadas de alta a 37.000 personas en la provincia y entre un 15% y 17% son menores. Unas cifras que han disminuido respecto a hace años cuando se llegaron a superar las 49.000 peticiones. «Gracias a Dios se está estabilizando porque nosotros nunca debimos tener el papel protagonista», afirma Peral en referencia al pilar en que se han convertido los bancos de alimentos para apoyar a tantas familias españolas afectadas por el paro. Aun así, y pese a esta estabilización, el director recuerda que todavía hay mucha demanda y de aquí «no se sale con una varita mágica».
En esta reducción del número de beneficiarios ha contribuido, en parte, el endurecimiento de los controles por parte de la UE, además de unas mejoras perspectivas económica. El anuncio de este refuerzo por parte de las organizaciones para que las ayudas fueran dirigidas a personas con necesidad severa provocó en los primeros meses y antes de su puesta en marcha bajas voluntarias. Los beneficiarios han tenido que acreditar con un informe social su situación de precariedad a través de los servicios sociales municipales, ya que muchas entidades carecían de medios para contratar o realizar esta evaluación con servicios externos de trabajadores o psicólogos sociales.
Peral ha observado que este año los servicios sociales municipales han cerrado el cupo de emisión de informes por falta de tiempo y de medios. Un problema para aquellos posibles beneficiarios que necesiten la documentación para poder darse de alta.
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