Si la industria logra imponer un estudio que contrató con Fedesarrollo y que ahora promueven los ministerios de Agricultura y Comercio, se quebrarían todos los lecheros del país, ya sean grandes o pequeños.
Esa iniciativa tiene que ver con el proyecto de resolución para promover las exportaciones de leche; es decir, establecer un precio base de exportación de ese producto.
La fórmula es así de sencilla: si el precio sube en el mercado externo, se le aumenta al productor nacional; y si baja, pues ocurrirá lo mismo con la producción del ganadero.
A juicio de José Félix Lafaurie Rivera, presidente ejecutivo de Fedegán, si esa resolución (que la tiene lista el Ministerio de Agricultura) se aplica, hay que enterrar a las lecherías de todo el país.
Según el directivo, se está proponiendo un precio base de exportación y si se toman las cotizaciones externas de hace 10 años, el pico para pagarle al productor no llega a los $700 por litro pero si ese modelo se aplica hoy no se llegaría a los $600 y en casos como los Llanos Orientales, la cotización sería muy inferior.
Lafaurie dijo que el sector productor no va a permitir que se le imponga ese instrumento de política y está de plano en desacuerdo con cualquier fórmula que afecte los ingresos del productor.
“Antes de pensar en precios competitivos de exportación y favorecer a los industriales (los más fuertes de la cadena láctea), el Gobierno debería primero diseñar una estrategia para absorber la producción local de leche.”, dijo.
Es fácil, según Lafaurie Rivera, hablar de internacionalizar el precio de la leche, el cual fácilmente puede estar en US$5.400 la tonelada o por debajo de US$2.500 como se tasa en la actualidad en el mercado externo.
“Por ejemplo, con los malos precios actuales de la leche en el mercado externo no se podría pagar a más de $600 al productor nacional”, precisó.
Común acuerdo
La Asociación Colombiana de Procesadores de la Leche, Asoleche, dice que se trabajaría con un contrato de común acuerdo con los productores para negociar volúmenes de leche a un precio diferencial, con el objetivo de que esta sea competitiva para la exportación. Los industriales estiman que con ese modelo se favorecería la competitividad lechera del país y se podría enfrentar la sobreoferta que se presenta internamente.
