De acuerdo a lo que han planteado, la alta calidad de la leche y el nivel tecnológico de las plantas locales es una garantía que les permitiría atender a sus clientes en los diferentes mercados.
Para obtener la certificación High Kosher hay que adecuar los procesos productivos en toda la cadena, desde el predio hasta la industria, lo que según los entendidos no implica costos adicionales ni al productor ni en la producción.
La certificación agregaría valor a la industria chilena, que accedería a un mercado que viene en fuerte crecimiento: se estima que la producción kosher representa el 50% de la producción de alimentos en EE.UU.
La gestión para implementar la certificación en Chile es liderada por el rabino Noriel Eliezer, de laboratorios Ok en Brasil, junto con Valtrade, empresa que asesora a compañías brasileñas del rubro en el país.
Lo que viene
El Mercurio
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