Subsidios de los que algunos no hablan

El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció en días recién pasados que comprará 5 millones de kilos de queso que están guardados en los inventarios de empresas privadas.
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El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció en días recién pasados que comprará 5 millones de kilos de queso que están guardados en los inventarios de empresas privadas.
Por Álvaro Madrigal*
De cal y arena
El Departamento de Agricultura de Estados Unidos (USDA) anunció en días recién pasados que comprará 5 millones de kilos de queso que están guardados en los inventarios de empresas privadas, como consecuencia del gran desequilibrio que hay entre la producción y el consumo de lácteos. Sólo en el rubro de los quesos el superávit acumulado es el mayor de los últimos 30 años (más de 5.000 toneladas en almacenamiento refrigerado para marzo de 2016 según Wall Street Journal), resultante de una sobreoferta que sólo puede remediarse con una reducción de la producción de leche o mayor consumo. La decisión de ese Departamento estuvo precedida por un fuerte cabildeo del Sindicato Nacional de Agricultores, la Oficina Agrícola Estadounidense y la Federación Nacional de Productores de Leche, que echó buenas raíces en el Congreso de la Nación, y tiene como estimación el cálculo de lo que será apenas un alivio momentáneo, para el tiempo que demore la remoción de los factores que están provocando estos desacomodos. Una de dos: o el consumo se estimula importantemente o la producción se reduce. Mientras tanto y como un balón de oxígeno adicional, el USDA anunció en julio pasado un paquete de asistencia financiera inmediata de US$11.2 millones para productores lácteos afiliados a un programa de protección especial. En ese complejo contexto también juegan factores de política internacional que están golpeando al sector ganadero estadounidense: la fortaleza del dólar y el incremento de la producción láctea en Europa (donde también han apelado a los subsidios), sin excluir que está devolviéndose el golpe de las sanciones impuestas al comercio con Rusia. Si antes de ellas la UE vendía mucho queso en Rusia, ahora los europeos “tienen que comerse” esos volúmenes y dejar de importar de USA, con lo que a la industria norteamericana se le están multiplicando problemáticamente los inventarios. Según un portavoz del USDA, su arsenal de auxilios a los lecheros no está agotado.
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Vienen a cuento estas citas para insistir cómo es la realidad de los subsidios con que juegan las grandes potencias presentes con músculo dominante en los mercados de los lácteos, donde son actores importantes también Nueva Zelandia y Australia. Ese es el mundo con el que nuestro sector lechero y el gobierno tienen que echarse los pocos y pequeños pulsos que pueden para sobrevivir. Es de suponer que si los desequilibrios que vive la industria láctea de Estados Unidos y de Europa finalmente no se corrigen, los excedentes tomarán el camino de la asistencia caritativa o de la leche en polvo, que termina ofreciéndose a precio de quema en las pujas del mercado internacional: mientras la única planta que produce leche en polvo en Costa Rica costea por ahí de US$5.000 la tonelada, en esas pujas anda apenas encima de US$2.500. Estamos ante un panorama de mucha leche afuera y mucha leche aquí adentro: nuestras 45.700 fincas ganaderas están produciendo cerca de 1.100 millones de kilos de leche por año. Es leche afectada por los altos costos que afectan el grueso de los insumos presentes en el sector y que dificultan su comercialización en medio de los arbitrios en precios a que se echa mano (de ahí esos diferenciales en el precio del comercio de lácteos a un lado y otros de nuestras fronteras).
No hay que olvidar que ya está en marcha la rebaja de los aranceles para la importación de lácteos dispuesta por el TLC/USA; en cosa de diez años llegarán a nivel cero. Todo un desafío para las fincas y las industrias, tanto como que quien no encuentre la eficiencia y la manera de encarar la dificultosa estructura de costos en este país, puede quedar fuera de mercado. Quizá este sea el cálculo que hace uno de los grandes actores de la industria láctea latinoamericana –la Corporación Lala, de México-, ya presente aquí, con un esquema industrial amoldado al uso de leche en polvo importada y a compras de leche fresca más barata. Quien crea que vendrán tiempos de precios bajos para el consumidor y quien se desentienda del impacto social sobre 46.100 empleos directos empleados por 45.700 fincas ganaderas, puede que ande ofuscado.
(*) Álvaro Madrigal es Abogado y Periodista
http://www.elpais.cr/2016/08/31/subsidios-de-los-que-algunos-no-hablan/

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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