La leche que comemos y la carne que bebemos

Jamás olvidaré esa primera vez que me tomé un vaso de leche en los Estados Unidos. Autor: DARWIN PONCE Fuente: El Heraldo Link: http://www.elheraldo.hn/opinion/columnas/1124843-469/la-leche-que-comemos-y-la-carne-que-bebemos
Share on twitter
Share on facebook
Share on linkedin
Share on whatsapp
Share on email

Mientras lo bebía vinieron a mi memoria hermosos veranos que pasé en Morolica, departamento de Choluteca, tomando leche al pie de la vaca, huacal en mano y con rapadura de dulce incluida.
¡Qué días aquellos! Después de eso, he degustado lejanas aproximaciones que en nada se parecen a lo que sale de las ubres vacunas. El consumidor que no ha tenido la oportunidad de comparar entre ambos productos difícilmente sabrá si a la leche se le ha añadido almidón, agua, azúcar, aceites vegetales, lactosuero, agentes neutralizantes, sal, melanina, etc.
Si a la leche se le añade almidón, sacarosa o cloruro de sodio, por ejemplo, esta pasa de ser una bebida a un alimento como el pan, que lleva estos tres ingredientes. Por eso es que lo artesanal, en el sentido estricto de la palabra, tiene cada vez más valor y mayor preferencia. Esa es, creemos, una de las razones por las que lo artesanal ha venido a ser imitado y maltratado por la industria.
En el caso de las carnes, especialmente las de cerdo, pollo y pescado, estas son inyectadas con salmuera y otros químicos para retener el agua con el objetivo intencional de incrementar el peso, inflar las partes visibles de la carne y mejorar la presentación, induciendo a engaño al consumidor.
En una ocasión compramos tres libras de tilapia congelada en un publicitado supermercado de Tegucigalpa y obtuvimos una libra de agua, una vez descongelado el pescado a temperatura ambiente. El caso está debidamente documentado y revela que estamos siendo abiertamente engañados por algunas empresas.
Por eso es que ahora, cuando usted cocina pollo, pescado o cerdo, las cantidades de agua que se desprenden de los diversos cortes es inusual y la reducción de la masa del producto es mayor a lo usualmente aceptado de 1/3.
En los cortes frescos esto no sucede. Las leyes de muchos países latinoamericanos y europeos establecen que cualquier carne que se transforma a través del salado, curado, fermentación, ahumado u otros procesos para mejorar el sabor o la preservación debe ser etiquetada como “carne procesada” y jamás venderse como “fresca”.
A la fecha, en ninguna etiqueta hondureña encuentra usted la leyenda “carne procesada”.
Decir que “bebemos carne” es una forma de denunciar que muchas carnes tienen tanta agua en su interior que resulta mejor beberla que masticarla. El problema de estas carnes procesadas que están siendo distribuidas en el país es que comer a diario una porción de 50 gramos, aumenta el riesgo de cáncer colorrectal en un 18% según la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC) que depende de la OMS.
Desde que se dio a conocer esta noticia se ha desplegado una fuerte campaña a favor de la carne, pero poco o nada se ha hecho por el tema de diferenciar las carnes en los etiquetados a fin de que el consumidor pueda reconocer qué producto cárnico está adquiriendo y así elegir libremente.
Dicho la anterior, es necesario el establecimiento de laboratorios de pruebas de alimentos independientes, que no sean financiados por la industria sino administrados por el Estado, las asociaciones de consumidores y la academia a fin de realizar los controles de inocuidad y revisar los límites ya establecidos por los diversos reglamentos técnicos.
Siempre seré un enconado defensor de las carnes y la leche, pero mientras no pueda revivir aquella experiencia sureña de mi niñez que hoy es la referencia para escribir este artículo, me quedaré esperando inútilmente que la leche haga nata al hervirla y que mi carne en la sartén no se ahogue en un mar artificial de químicos y sal.
 

Mirá También

Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

Te puede interesar

Notas
Relacionadas