Volver a las fuentes

La crisis lechera se llevó puestos miles de productores y ahora amenaza a la industria. Se aceleran los tiempos de definiciones de fondo. Deudas pendientes del sector público y del privado.
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Se cree que 300 mil fueron los que “coparon” Olavarría en medio de un caos, anarquía y cánticos contra el sistema. El mismo aparato estatal, ausente a la hora de poner algún marco a la organización, se encargó de contener, alimentar, y proveer alguna respuesta a quienes volvieron como pudieron.
Se cree que 300 mil -o algo menos- son también los productores agropecuarios argentinos, que se juegan día a día su capital, su empresa y su salud mental en un país que se lo devora impositivamente, le cambia las reglas de juego de forma cotidiana, lo priva de caminos para transitar, le corta las calles cuando va a la ciudad, y lo defenestra en el imaginario social de los “piquetes de a la abundancia” y las “4×4”.
El caso de Sancor desnuda la adolescencia social de pretender idealizar la realidad. Porque con la plata ajena todos somos generosos, hasta que se acaba. El colapso del impresentable régimen venezolano (como única salida exportadora), la convalidación de aumentos salariales increíbles en un escenario de crisis, y tratar de mantener mejores precios que la competencia a costo de hipotecar el futuro, causaron una crisis terminal. Y muchos “sancoristas”, que llevaron la camiseta puesta por generaciones, tuvieron que optar por entregar a otras industrias, ávidas de una materia prima que escasea.
En la Argentina de 2017, muchas cuestiones de fondo se tienden a sincerar, apuradas por un año electoral, donde la puja por el poder y por no perder privilegios revela quién es quién en la contienda.
La política, principal promotora de la estrategia de “patear la pelota para adelante” y “barrer la mugre bajo la alfombra”, en su afán de quedar bien con todos, deberá replantear su función social y hacerse cargo de la responsabilidad que le toca (el mismo país que pregona el agregado de valor y el espíritu emprendor nos cobra IVA e impuesto a las Ganancias). Y los tamberos que todavía sobreviven en la actividad, recuperar el espíritu asociativista con el que se inició la cooperativa.
Federico Aguer
faguer@ellitoral.com
http://www.campolitoral.com.ar/index.php/diarios/2017/03/18/laregion/REG-02.html?origen=rss

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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