Unidos, lo que se dice unidos, han estado pocos en este pasado reciente. Si se mira el sector industrial, más de una empresa se frotó las garras a la espera del surgimiento de puntos débiles para sacar ventajas o quedarse con productores… el Gobierno quiso aprovechar el contexto y sacar tajada y el gremio batalló contra un triple frente.
Por un lado, debía velar los intereses de sus afiliados, haciendo hincapié en las fuentes laborales, evitando la pérdida de las mismas. Por otra parte, luchar contra la ausencia total de dirigentes de la cooperativa que pareció en el último tramo que lo único que hacían era esperar que pasara el tiempo y la mágica solución les viniera del cielo. Además, como se dijo, el Gobierno intentó aprovechar y meter la cuchara para aleccionar a otros sindicatos acerca de las reglas laborales permitidas por estos tiempos.
En cuanto a los afiliados, es menester efectuar algunas consideraciones. Por una parte, cadenas de mensajes apócrifos que circularon anónimamente criticando a diestra y siniestra, acusando y desvalorizando por igual. Los dirigentes gremiales locales fueron sus principales objetivos pero también resultamos apetecibles los comunicadores (por ser invitados a cubrir a último momento una conferencia de prensa a la cual sólo se llegaba a tiempo por vía aérea o por entrevistar con reiteración a los mismos directivos, desconociendo que siguen siendo los únicos que responden llamadas); incluso hubo también respaldo activo de algún mercader de la palabra, actuando cual hiena cebada con el olor a sangre…
La participación del gremio será seguramente juzgada con el correr del tiempo, pudiendo calificarse como acertada o incorrecta. Lo que hoy se puede establecer sin temor de equívoco es que de no haber traspasado sus responsabilidades y encarado las negociaciones con la Nación, el desenlace sería diferente, alegrando a unos pocos que así lo esperaban pero malogrando cientos de futuros sunchalenses que ahora, por lo pronto, mantienen algo de esperanza.
La sociedad tuvo también un rol dual, apoyando un sector y evitando el compromiso otro. Lo curioso es que ambos coincidieron siempre en resaltar el rol proactivo del gremio en toda la vida comunitaria. No es necesario buscar demasiado para encontrar respaldos y participaciones múltiples… muchos emprendimientos no se encaran sin tener el respaldo del sindicato o se postergan si Atilra no compromete su palabra; hay camisetas, elementos de los más diversos, aportes dinerarios, costos organizativos que se cubren, donaciones de todo tipo que constantemente se efectúan, generando un espacio que seguramente merecía otro tratamiento de parte de sus beneficiados que usualmente nada tienen que ver con el gremio.
No hay que olvidarse que Sunchales es SanCor, por sus miles de vecinos relacionados pero Atilra, además de éstos, cuenta con decenas de miles de afiliados en el país que garantizan la continuidad del sindicato independientemente de lo que aquí suceda ya que, aún con una fuerte reestructuración, mantendrá un número más que importante de integrantes por lo que podrá continuar escuchando necesidades y colaborando activamente.
A futuro, quedará puertas adentro del gremio establecer el origen de aquellos mensajes y su alcance efectivo puesto que hoy en día resulta tecnológicamente simple montar campañas con un puñado de soldados virtuales; También en este contexto, establecer si hubo actos de agresión, coacción o similares. Pero la tarea mayúscula recaerá en manos de la sociedad sunchalense en su conjunto. Todos debemos replantearnos el rol de cooperativistas, hacer valer nuestros derechos en tiempo y forma, exigiendo información y respuestas en caso de ser necesario para que no sea SanCor un eslabón más de una triste cadena que entre otros ya cuenta con destinos aciagos del Banco Rural, Clemir y tantos otros emprendimientos que evocamos con tristeza.
https://www.youtube.com/watch?v=CDeWSae1xGc
