Por Elida Thiery – Una primavera que ya asoma, no tiene certezas para nadie. Precios internacionales pendulantes, los internos que son oportunistas y una lenta recuperación de litros hacen que los análisis no huelguen.
EDairyNews habló con el director de Lechería de Buenos Aires, Juan José Linari, para saber su forma de mirar al sector desde ese Ministerio de Agroindustria.
“Lentamente se ve que se va normalizando la producción en la provincia de Buenos Aires. Todavía tenemos algunos golpes duros en el oeste y noroeste, básicamente en General Villegas y algunos partidos vecinos, pero básicamente está apareciendo una necesidad de contar con una salida exportadora para la próxima primavera y en ese contexto no veo ninguna medida que lo complique, sobre todo porque creo que no va a haber sorpresas en cuanto a los precios, porque todo indica que hay una suerte de equilibrio entre la oferta y la demanda internacional, salvo que ocurra algo que no está sobre el tablero”. Esta reflexión es certera teniendo en cuenta que la leche entera en polvo no baja del margen de los tres mil dólares y a pesar de las fluctuaciones, siempre se sigue contando con un poco de oxígeno, aunque pareciera que el mercado no termina de arrancar. Para Linari, “la pregunta del millón es si eso alcanza para asegurarle el precio al productor”, a esto se responde que “teniendo en cuenta el tipo de cambio actual y los precios de exportación, obviamente hoy vender afuera es mucho mejor negocio que hace un año atrás. Acordémonos que en el año 2016 estábamos apenas en dos mil dólares la tonelada de leche en polvo y recién empezamos a transitar un camino de recuperación de los precios internacionales a partir de junio o julio”. Del mismo modo , confía que en la necesidad de recuperar litros de la industria esté la clave para mejorar valores a la producción primaria.
A esto suma la variable incontrolable. “También es cierto que vamos a seguir viviendo una situación de menos producción que la normal en todas las provincias lecheras por bastante tiempo. Cuando miramos los números interanuales positivos no hay que olvidarse que nos comparamos con las cifras terroríficas del año pasado, por lo cual si el clima no nos depara ninguna sorpresa desagradable, probablemente terminemos con la misma producción de 2016, o una pequeña recuperación de dos o tres por ciento, muy lejos de los 11 mil millones de 2015”. En este sentido, “mi impresión es que vamos a necesitar varios años de una lechería recuperándose paulatinamente de los golpes que recibió y vamos a necesitar aún más tiempo para tener una lechería en crecimiento. Una cosa es recuperarse de los padecimientos de los últimos tiempos y otra, proyectarse a crecer por encima”.
Dos escenas en un mismo plano
Como funcionario, pero sobre todo como bonaerense describe que “hay dos fotos distintas”, que incluyen a “los productores que están padeciendo las consecuencias de las inundaciones y requieren toda la atención, para que se puedan reacomodar en términos financieros, con ayudas crediticias, sobre todo lo que estamos haciendo con la Gobernadora que es reconstruir la infraestructura que quedó arrasada. Por otra parte, tenemos otros productores que no padecieron los vaivenes del clima, que están mucho mejor que el año pasado, con números que en general están cerrando. Sin embargo hay que reconocer que lo que hay que superar es la mochila que venía del muy mal año 2016, sobre todo del primer semestre”.
Con este marco y teniendo en cuenta las acciones que bajan de la Nación, que quizá no tienen el impacto que muchos productores esperaban, Linari sostiene que “desde el inicio de nuestra gestión trabajamos codo a codo con el Ministro Buryaile y con su equipo. Obviamente que muchas veces tenemos diferencias de apreciación con respecto a los pasos que va a seguir la lechería en los últimos tiempos. Tenemos un enfoque muy realista en la provincia de Buenos Aires, sabiendo que este problema lechero va a llevar tiempo y muchísimo trabajo público y privado para que realmente se pueda revertir la situación. Vemos con alivio que hay mucha gente que ya está mejor, pero con muchísima preocupación que hay muchos que siguen afectados con el clima”. Es por eso que remarca que “el esfuerzo nuestro como sector público es evitar que esta gente tan golpeada termine cerrando como ha pasado en unos cuantos casos, lamentablemente. Nuestro esfuerzo lo estamos haciendo. Hay una línea del Banco Provincia que se lanzó para productores en emergencia, a cuatro años, con una tasa fija del nueve por ciento ; y otra serie de medidas que están ayudando a la gente a pasar el mal momento”. Lo que agrega es que es fundamental sustentar a los productores para que recuperen su capacidad productiva y no terminen saliendo del sistema, para eludir la tan temida y creciente concentración lechera.
Juan Linari entiende que “aún hay muchas cosas por hacer”, pero lo mira desde una óptica realista y posible. “Hay que generar una relación más transparente en la comercialización, creo que se ha trabajado mucho en el nivel de información que tiene el sector y es por eso que a través del Observatorio de la Cadena Láctea tenemos una herramienta excelente. Es un paso adelante”.
Para Buenos Aires un desafío más es el de “cerrar la brecha tecnológica generada por tantos años de desinversión, por eso apostamos a disponer de créditos a plazos razonables para que los tamberos puedan renovar equipos”, pero del mismo modo Linari sabe que lo primero es atacar lo olvidado. “Si no hay caminos, no hay leche”, por eso se genera una tarea interministerial para atacar esta problemática que se reclama en cada rincón productivo de la mayor provincia argentina, así como en otras cuencas.
