Señales de recuperación en la industria láctea

Un análisis del primer semestre del año. POR Aníbal Schaller *
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Una vez más ofrecemos un detallado informe sobre la evolución reciente de las principales variables de la oferta y la demanda del mercado lácteo. El tramo final del primer semestre deja entrever algunos síntomas de recuperación de la cadena, muy esperada por todos sus protagonistas, tras la profunda y extensa crisis de los últimos años.
Algunas reflexiones antes de los fríos números: a pesar de la profusión de estadísticas públicas disponibles hoy en la Subsecretaría de Lechería de la Nación y de los análisis de coyuntura bimestrales publicados por el Observatorio de la Cadena Láctea Argentina (OCLA), la necesidad de contar con un panorama verosímil y casi en tiempo real choca con los plazos normales necesarios para la recopilación, validación y procesamiento del total de la información suministrada por las industrias, que en los últimos meses se lleva adelante en un contexto de profundos cambios estructurales.
Estos se deben no sólo a las nuevas reglas de juego establecidas por el Estado (Resoluciones 229/2016 de creación del Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina y 230/2016 de implementación de las encuestas coyuntural e integral), que seguramente requerirán ajustes y mayor compromiso por parte de las firmas; sino también, y especialmente, a los cimbronazos al interior de una cadena que ya arrastraba una persistente crisis y que a comienzos de 2017 sufrió un segundo evento climático devastador en las principales cuencas, coincidente con la visibilización de la debacle de Sancor, la segunda industria láctea del país.
En este confuso escenario -aún de final abierto- de reacomodamientos tanto a nivel de tranquera como de industrias, caracterizado por movimientos de tambos y leche, pero también por la reconfiguración del mercado de productos finales, resulta un desafío enorme capturar «una buena foto» o una película de calidad del proceso en curso.
Un ingrediente no menor que aporta a esta confusión y atenta contra la calidad de las estadísticas es el fenómeno del «desvío de leche» hacia el circuito informal (responsabilidad compartida entre el productor y la industria receptora, además del Estado que es el que debe ejercer el poder de policía).
Referentes del mercado de la materia prima indican que la magnitud y la impunidad con la que se opera en este circuito han alcanzado niveles inadmisibles para el resto de los que cumplen con sus obligaciones, habida cuenta de la «brecha competitiva» que les genera a sus cultores esta práctica al margen de cualquier norma registral, sanitaria, impositiva y laboral.
Si bien debe reconocerse que el Estado está actualmente en mejores condiciones para detectar y evitar este flagelo para la cadena, resta darle «una vuelta de tuerca» a los controles efectivos que, al menos con carácter ejemplificador y sobre operadores lácteos de relativo peso, sirvan para disuadir estas prácticas tan antiguas como reprobables.
Si a ese «mar revuelto» le agregamos la «politización» mediática de las estadísticas más elementales, ejercida en plena campaña electoral, y de ambos lados de la vereda, el cóctel se torna explosivo.
Parece difícil consensuar hoy, aún entre los mismos actores de la cadena, que se supone conocen del tema y disponen de abundante información confiable, si es verdad que desaparecieron 5.000 tambos el último año; si «nos comimos» el 20% de las vacas; si la producción sigue cayendo o se está recuperando; si la situación económica del productor y la industria está mejorando lentamente o sigue siendo alarmante; si el productor no ve subir el precio que recibe pero el de góndola no frena su escalada, si el consumo interno sigue cuesta abajo o ya muestra indicios de repunte, si Argentina ya no exporta un litro y se importan grandes volúmenes.
PANORAMA
A nivel general, se observa una estabilización de la brecha entre la oferta y la demanda agregada respecto de la registrada en los primeros seis meses de 2016, que se expresa en un stock remanente que en junio del corriente año se ubica un 2% por encima del mismo mes del ciclo anterior.
Desagregando por factor, por el lado de la oferta lo más destacado fue la merma cercana al 1,5% en la producción -su principal componente- que se sumó a niveles de stocks iniciales 28% menores que los de enero 2016. Como resultado, la oferta agregada del primer semestre de 2017 fue 7% inferior a la de igual lapso del año previo.
En cuanto a la demanda agregada, la caída fue del 8% y si bien exhibió números en rojo en sus dos componentes, la merma de las exportaciones superó ampliamente a la registrada por el consumo interno (-32% vs. -3,1%). En consecuencia, la composición mercado interno/exportación pasó de 82/18 en el primer semestre de 2016 a un 87/13 en el corriente.
* Ingeniero Agrónomo, gerente del Centro de la Industria Lechera (CIL).
http://www.laprensa.com.ar/457377-Senales-de-recuperacion-en-la-industria-lactea.note.aspx

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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