Se está desmantelando la cuenca lechera

El editorial de Revista Nuestro Agro, correspondiente a la edición del mes de enero, sobre el desastre hídrico en la provincia y su impacto en el sector productivo.
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El editorial de Revista Nuestro Agro, correspondiente a la edición del mes de enero, sobre el desastre hídrico en la provincia y su impacto en el sector productivo.
La mirada de Nuestro Agro como medio periodístico que transita a lo largo del año los caminos de esta gran comarca productiva con su lechería como emblema, permite describir lo que acontece, como una situación caótica por donde se la mire, catástrofe mediante, un concepto que intenta sintetizar un momento cargado de dolor, bronca e impotencia.
Esta vez es un golpe bajo, apelando al lenguaje boxístico y desde el punto de vista climático. A sólo siete meses de lo vivido en abril pasado -24 días con lluvias- y cuando apenas se comenzaba a recomponer todo el complejo productivo de esta región, aparece una reiteración aún más devastadora, sin aviso, en apenas 72 horas y luego 48 horas más, todo fue quedando bajo agua. El bendito líquido que en algunos sectores estaban pidiendo porque había síntomas de sequía, llegó con abundancia destructiva, impiadosa.
Y ante esta realidad a la que se le puede describir con los calificativos más dramáticos, se alzaron las voces de los productores que presenciaron la llegada de este tsunami y nada pudieron hacer. Una vez más se comprueba “in situ”, que las obras para atenuar y mejorar la situación de los cientos de establecimientos agropecuarios, no se habían ejecutado, sólo algunos trabajos parciales que terminaron complicando aún más a toda la zona. La cuenca del emblemático canal Vila-Cululú, se desbordó por completo recibiendo aguas propias y ajenas, como las de la provincia de Córdoba.
Infinitas descripciones de lo que pasa en cada lugar hacen los productores, coincidiendo que los cálculos técnicos que vinieron haciendo los “expertos” de hidraúlica de la Provincia de Santa Fe, han fallado y han contribuido a empeorar con los pocos trabajos ejecutados. Claramente se observa que se trabaja mal, los productores saben que las aguas se desplazan irremediablemente hacia los bajos y por dónde pasa el mayor volumen, campo por campo. Parece que no se escucha y para colmo no se trabaja primero aguas abajo, lo que cuesta entender.
Los reclamos y promesas datan de 20 años, como para citar un número, pero en los últimos 10 años se han reiterado inundaciones casi anuales y a pesar de los estudios que supuestamente hicieron, hoy las actuales autoridades vuelven a reunirse con su “equipos técnicos” para “volver a estudiar” la cuenca. Resulta inexplicable tanta inoperancia, tanta desidia cuando después de cada fenómeno se habla de millones y millones de pesos en pérdidas.
En las primeras páginas de esta edición, los lectores encontrarán abundante información respaldada por las voces de los productores y en algunos casos por entidades que los representan. Hay claras coincidencias y las críticas en todos los colores se la llevan las autoridades provinciales y en parte también la Nación por su ausencia total en este momento. Tanto Santa Fe en un 80% está bajo agua como así también Córdoba en sus áreas más productivas.
Están cerrando establecimientos, cargan las vacas y las venden o las llevan a otras zonas con campos altos. Se está desmantelando la cuenca lechera más importante de la Argentina. Esta vez, el presidente Mauricio Macri no se pudo dar una vueltita por la zona, estaba de vacaciones. Sus funcionarios miran para otro lado o ponen cara de circunstancia en algunos programas de televisión nacional y poco describen de semejante catástrofe.
Los medios de este interior profundo que genera alimentos todos los días para 40 y tantos millones de argentinos estamos solidarizados y difundiendo todo lo que está aconteciendo. Queda escrito, queda grabado y la historia algún día juzgará el aislamiento de los gobiernos con la gente a la que le debe responder todos los días para mejorar su calidad de vida. Nadie siente vergüenza, nadie se pone colorado, hasta los presidentes comunales no saben para dónde mirar porque en su mayoría son responsables de pésimas gestiones, administran mal los recursos que salen del campo, de cada ubre que se ordeña y del esfuerzo diario de miles de familias.
Hay mucho enojo en la gente, en los pueblos inundados, en los establecimientos agropecuarios que están colapsados por el avance de las aguas. Los hermosos colores de los lotes con girasol, los maíces en floración y cargando grano y la soja con su manto verde que a la cosecha derraman pesos y dólares en la economía regional, han cambiado su tonalidad natural. Desaparecieron los lotes de alfalfas, la pastura emblema de los tambos, sólo se ven pantanos y animales que estaban en ordeño en pésimo estado.
Y en este escenario tan caótico, aparece la peor mezquindad de los seres humanos – tal vez sea más propio de los argentinos- la de echarse la culpa unos a otros, lo de quejarse y no dejar hacer, la del que se opone que un canal pase por su campo, la del presidente comunal que también se opone a que un canal atraviese su distrito. Muy patético todo. Hay culpables por todos lados y existen claras complicidades.
Algún día, cuando se sienten en una mesa los dirigentes, los productores, y el gobierno, deberían sincerarse todos y desenmascarar a los necios y a los inútiles y de una vez por todas, comenzar a trabajar en serio. El sector productivo debe sincerarse y convocar a las autoridades de turno para planificar a mediano y largo plazo. Un sector que produce y hasta define gran parte de la economía nacional no tiene fuerza para organizarse, exponer sus problemas y denunciar las corruptelas pueblerinas, que las hay.
Si algo de esto que decimos no sucede, cabe esperar que nada cambiará, que será inviable producir leche en estas condiciones y que habrá que cambiar los sistemas de producción, adaptarse a los posibles cambios climáticos, pero sin estrategia para mejorar la infraestructura que se necesita para desarrollarse y para transportar la producción diaria de leche y la cosecha, todo será más complicado y triunfará el agotamiento.
Fuente: Nuestro Agro
http://www.nuestroagro.com.ar/newsDetails.aspx?id=2739

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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