El 17% del total de los puestos de trabajo privados que se generan en el país provienen del sector agropecuario, es decir, uno de cada seis. Ese tal vez sea el dato central del informe titulado «El campo argentino en números» realizado por la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA), poniendo en cifras y estadísticas el aporte que el campo formalizó durante 2016.
Además de las fuentes de trabajo, adquieren significación las cifras en materia tributaria, ya que uno de cada diez pesos que ingresan a las arcas fiscales -con precisión el 10,7%- corresponden a los pagados por la actividad agropecuaria, pero además, esa misma proporción de uno sobre diez es lo que se aporta al producto bruto interno, equivalente al 10,4% del referido PBI nacional. Y también explica siete de cada diez dólares que se venden al exterior por mercaderías producidas por el sector, cubriendo de tal manera dos tercios de las exportaciones.
También son analizadas en el informe las cadenas agroalimentarias, citándose como dato curioso por su comparación, que la Argentina produce la cantidad de carne suficiente para un asado para 10.435 millones de personas -más que toda la población del planeta-, necesitándose una parrilla de la dimensión de la superficie de la Capital Federal para asar los 5 millones de carne bovina, porcina y aviar que se producen anualmente. Más concretamente, y dejando la ocurrencia del gran asado para el mundo entero, la producción fue de 5,2 millones de toneladas, con la siguiente discriminación: 2,6 millones de carne vacuna, 2 millones aviar y 518.000 de porcina. Conforma una producción que alcanza para abastecer a todos los habitantes de nuestro país y con un sobrante como para alimentar a otros 7 millones de personas, equivalente a la población de Hong Kong.
Se da cuenta que en el país el consumo promedio de carne por habitante subió 5 kilos para ubicarse ahora en 116 kilos por año. En cambio lo que está en retracción es la producción de leche, que se redujo 12% -consecuencia de las inundaciones que tanto impactaron negativamente en el sector tambero, provocando incluso no sólo merma de producción sino también la desaparición de numerosas explotaciones-, con una producción anual de 9.895 millones de litros.
De acuerdo con la FAO, el organismo de las Naciones Unidas dedicado a la alimentación, para combatir la malnutrición y la subnutrición, deben suministrarse 20 gramos de proteína animal pér cápita por día, o en su defecto 7,3 kilogramos al año, lo cual puede obtenerse consumiendo 33 kilos de carne magra, 45 kilos de pescado, o bien 60 kilos de huevos o 230 litros de leche. Partiendo de esta base, la FADA asegura que la producción de leche en nuestro país alcanzaría para otorgarles los nutrientes necesarios durante un año a 44 millones de niños.
Con relación a la yerba mate, se señala que la producción alcanza para que 34 millones de argentinos consuman 17.000 obeliscos llenos de mate por año.
Respecto a los granos, en el año se produjeron 122 millones de toneladas, destacándose la soja con 58 millones, el maíz con 39 millones y el trigo con 11 millones de toneladas producidas, todo lo cual es equivalente a 4,5 millones de camiones cargados, recurriéndose a otra figura llamativa, al sostenerse que ubicando a tal cantidad de camiones cargados de granos en fila, se darían dos vueltas completas a la tierra.
La producción vitivinícola en cambio registró una brusca caída del 30%, con una producción total de 944 millones de litros, a pesar de lo cual -señala el documento- se podrían llenar 37 millones de piletas olímpicas, mientras que con la producción de biocombustibles se podría dar 4 millones de vueltas a la Luna en automóvil.
Siempre dentro de estas curiosas comparaciones, FADA señala que las cadenas agroalimentarias generan empleos para llenar cuatro veces los estadios mundiales de 2018 en Rusia.
Todo esto -destaca la entidad- «demuestra la importancia del campo para el desarrollo del país. Pero este aporte podría ser aún mayor ya que el campo argentino todavía tiene mucho potencial por explotar. Incrementos de productividad en la agricultura pampeana, crecimiento de la producción lechera, aumento de stock, la faena y el peso de la ganadería bovina, oportunidades para seguir creciendo en la actividad porcina y potencialidades en todas las economías regionales, con cambios varietales e inversiones».
