El Director de lechería bonaerense señaló que la paulatina mejora en el precio y la participación del productor en el precio final de los lácteos deberían ser un aliciente.
A la hora del balance, 2016 será recordado por los productores tamberos como el año de la peor crisis para el sector. Bajas en los precios internacionales, incrementos en los costos y un clima que jugó en contra dinamitaron el precio de la materia prima y terminaron de encender el conflicto del sector primario contra la industria y el supermercadismo.
En este escenario de tormenta perfecta para la lechería argentina, Juan José Linari comenzó su gestión al frente de la dirección provincial de Lechería en la cartera de Agroindustria bonaerense, y con diez meses sobre sus espaldas, percibe algunos indicadores que permiten avizorar el inicio de un punto de equilibrio.
En los primeros meses del año, el ministerio de Agroindustria nacional generó un sistema de compensaciones, en donde los productores lácteos recibían 50 centavos por los primeros 3 mil litros producidos. Esta medida fue anunciada en varias oportunidades por el ministro Ricardo Buryaile y el subsecretario de Lechería de la nación, Alejandro Sanmartino.
Ante esta situación, Linari reconoció que acompañaron esta medida desde un primer momento. Y también es cierto que rápidamente marcó diferencias, al afirmar que el subsidio «no debe ser visto como una solución sino como un paliativo».
La distorsión de precios en la cadena de valor lechera es un tema que ha ocupado el centro de la escena, con productores lanzando furibundas acusaciones a la industria y supermercados en partes iguales. En este punto, el funcionario es cauto y elige con cuidado sus palabras. Desde su óptica, y si bien el precio en tranquera muestra leves signos de recuperación, la crisis del sector lácteo no se agotó para los productores. En relación a la industria, puntualizó que existen algunas «afectadas, con alta capacidad ociosa y cerraremos el año con un 13 por ciento menos de producción».
Con la caída de los precios internacionales, el excedente de la exportación se volcó al mercado interno y el sector comercial obtuvo ventajas que se reflejaron en una brecha cada vez más amplia entre el precio que recibieron los productores y el valor que pagaron los consumidores en góndola.
Con un precio por litro producido que en el mejor de los casos puede llegar a los 4,50 pesos, este valor puede perfilarse como el punto de partida hacia una situación de equilibrio en los márgenes rentables. Pero también es cierto que muchos tamberos trabajan a pérdida, o al filo de la rentabilidad y luego de un primer semestre de año que fue un cross a la mandíbula, se espera una recomposición de precios para los primeros meses de 2017.
Linari marca otro dato a tener en cuenta, que es la participación de los productores en el precio final de todos los lácteos. A principios de año era del 21 por ciento, en septiembre ascendió al 28 por ciento y podría llegar a un 30 por ciento.
Estos dos indicadores –paulatina mejora en el precio y la participación- deberían ser un aliciente, aunque no hay que olvidar que en el caso de la suba de precios presenta un enorme costo oculto, porque viene de la mano de la caída en los litros producidos y la merma del rodeo bovino. «El próximo año, la puja por la materia prima subirá los precios que reciben los productores», aclaró.
Realpolitik
http://www.revistachacra.com.ar/nota/10226-nos-acercamos-a-un-punto-de-equilibrio/
