El valor del litro en tranquera apenas llega a $1,50, cinco centavos menos que el año pasado a esta altura y con costos 30% más caros, se quejan los productores
La crisis que afecta a los productores de leche ha ingresado en un callejón que parece no tener salida. Las protestas se multiplican en todo el país y llegan hasta Brandsen, donde los tamberos reclaman básicamente que las empresas compradoras -usinas- paguen mejor precio por el litro de leche cruda, hoy aproximadamente a $1,49, algunos centavos menos que el mismo periodo del año pasado, siendo que paralelamente los costos de mantenimiento experimentaron subas de hasta un 30%.
El panfleto que entregan los tamberos en las calles de Brandsen es muy claro: “El crecimiento de la producción de leche cruda que enfrenta una capacidad de procesamiento industrial insuficiente para exportar adecuadamente ese aumento -debido a inversiones demoradas por falta de políticas claras- y los mercados en franco deterioro, hacen que el productor se encuentre actualmente descapitalizado y endeudado”. Ni hablar de rentabilidad, directamente dicen que muchos están trabajando a pérdida.
A partir de ese diagnóstico que traza la Mesa Nacional de Productores de Leche compuesta por las principales entidades del sector, se realizan por estos días distintos pedidos tanto al Gobierno nacional como provincial, que incluyen: “mejora urgente de los ingresos de los productores; un aporte no reintegrable de $0.30/l por los primeros 3.000 litros producidos de leche cruda, hasta que la situación se revierta; mejora de los ingresos sectoriales; y eliminar las intervenciones distorsivas actuales, asegurando la competencia a todo lo largo de la cadena”.
También se dirigen al sector industrial, al que le solicitan “alianzas estratégicas entre con productores para concretar negocios de exportación; coordinación privada de la producción primaria para direccionar hacia la exportación lo que el mercado interno no necesita; y conformar una mesa de trabajo que posibilite construir una estrategia común que asegure transparencia y procure mejoras en la calidad de las transacciones”.
SITUACION EN BRANDSEN Y CALIDAD
Unos 60 tambos existen actualmente en Brandsen y zona de influencia, como por ejemplo Jeppener. Estos productores con un promedio de 120 vacas cada uno venden la leche básicamente a dos usinas grandes como La Serenísima y Vacalín, y otro tanto a Apymel (Asociación de Pequeñas y Medianas Empresas Lácteas).
La ocupación de mano de obra es muy variable por establecimiento, ya que muchos productores tercerizan a los tamberos el trabajo y a su vez estos llevan a su gente. Luego se dividen los porcentajes de ganancias, que también dependen de los acuerdos que se logren.
Hoy por hoy son las industrias compradoras las que fijan el precio del litro de leche en tranquera de tambo. Y si bien hace cinco meses se presentó como una herramienta a nivel nacional el nuevo Sistema de Pago por Calidad de leche -impulsado por industrias y el Gobierno por el cual los tamberos hicieron fuertes inversiones para lograr mejoras en el precio-, ahora denunciaron que no mejoró en nada su liquidación final, siguen cobrando lo mismo o incluso menos que en 2011.
“Cada industria dibuja los precios”, expresaron los tamberos a un portal especializados en el tema.
Lo concreto es que desde principios de 2011, los productores vienen reclamando una recomposición en el precio de la leche en tranquera de tambo. El valor promedio que hoy está recibiendo el productor es de $1,50 por el litro de leche, cuando en mayo de 2011 el precio alcanzaba $1,55/l.
Clic para ampliarCon la implementación del nuevo Sistema de Pago por Calidad de la leche, se proyectaba que en el caso de los productores que invirtieran en mejorar la calidad se iban a ver beneficiados por un mejor precio.
“Es un mamarracho lo que han hecho. En primer lugar, no tienen laboratorios independientes, por lo que los que fijan la calidad de la leche siguen siendo las industrias y, en segundo lugar, no hay una tipificación de la leche estándar, entonces cada empresa dibuja los precios”, sentenció un dirigente del sector.
SIN RENTABILIDAD
Norberto Mulder, de Control Lechero de Brandsen, dijo que “este año el productor empezó a descapitalizarse; venden las vaquillonas en rendimiento, y además ya están en un nivel máximo de producción -22 litros por animal, por día- porque la rentabilidad es muy baja. Concretamente se trabaja al límite y de persistir este panorama no sabemos a dónde va a ir a parar la actividad. Realmente estamos muy preocupados”.
Para graficar el problema que viven los tamberos, Mulder puso como ejemplo que hace tres años un tambo con cien vacas producía 1.800 litros diarios y cubría bien todo; hoy aún con 2.000 litros o 2.400 y la misma cantidad de animales no alcanza.
Los costos suben desproporcionadamente y las vacas ya están al límite. Por ejemplo el alimento balanceado pasó de $0,60 a $1, y los mil kilos de fertilizante (cubren aprox. 10 hectáreas) ya valen 900 dólares. Y el precio que las usinas pagan por el litro de leche es más bajo que el año pasado, así las cuentas no dan.
Mulder agregó que muchos tamberos pierden plata y cubren esas pérdidas vendiendo sus animales que ya ni siquiera tienen el precio de antes. Pues hace tres años una vaquillona (que alcanzan a dar hasta 4 lactancias en 5 años) se pagaba hasta más de $10.000 mientras ahora con suerte se llega hasta los $8.500.
“El panorama para los productores de la Región es por demás crítico, apenas se subsiste”, sostuvo el dirigente, quien además hizo referencia a la calidad del producto: “acá todos se esforzaron para mejorarla y eso demanda inversión en sanidad, limpieza del tambo, sanidad de las ubres, etc, pero resulta que los controles lo hacen los propios compradores y siguen pagando el precio de siempre, es decir $1,49, cuando lo mínimo y justo sería $2”.
Las protestas en Brandsen “van a seguir”, dicen los tamberos que pasean sus vaquillonas por el casco urbano y reparten panfletos para contar a la gente la situación de una actividad que supo ser próspera y muy redituable, pero que hoy por hoy no encuentra salida a la crisis.
Por ALEJANDRO SALAMONE.
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