Hasta el momento, esta modalidad exhibe buenos resultados en el caso de la producción de carne bovina, que de manera paulatina empieza a encontrar soluciones para combatir la informalidad en todos sus eslabones.
Pero a la hora de replicarlo en la actividad lechera, los resultados no aparecen, y el gobierno no encuentra una salida a esta situación. Más allá de que esta producción vive una profunda crisis estructural desde hace tiempo, en los últimos tres años la situación ha empeorado a cada paso.
En los últimos días se llevaron a cabo dos reuniones de este espacio. En estos encuentros, desde el sector productivo son muy pocos los puntos que se pueden rescatar como favorables. Tranqueras adentro, la principal batalla pasa por recomponer el precio recibido por la leche, que tras la última corrida cambiara quedó más desactualizado.
De acuerdo a estimaciones privadas, un valor de 9 pesos por litro sería un valor “de equilibrio”, aunque la realidad indica que no llegan a recibir 7 pesos. ¿Cuál es la estrategia oficial frente a esta situación? Confiar en las leyes del mercado. Para el gobierno, el reciente aumento de las ventas al exterior, permitirá que la industria exportadora influya sobre el precio. Traducción: la política no intervendrá de manera directa en este tema hipersensible.
Esta actitud genera un creciente malestar entre el sector productivo lechero, que considera dejar este espacio al no encontrar algún principio de solución. El grueso de las críticas se enfocan en el cada vez más devaluado director de lechería nacional, Alejandro Sammartino, que desde su llegada al ministerio de Agroindustria no logra elaborar un diagnóstico certero de la situación.
Para Agroindustria, más allá de las situaciones de coyuntura, “hay que tener en cuenta los avances logrados”, de acuerdo a la perspectiva de Etchevehere. Desde la cartera agropecuaria exhiben como logro de gestión el 25% de aumento en las exportaciones que se evidenció en los últimos cinco meses. «Tenemos que ser protagonistas del cambio de la lechería argentina a partir de darle previsibilidad», señaló el ministro, que también ponderó el esfuerzo por brindar herramientas para generar transparencia en la cadena.
Con respecto al ámbito local, destacaron que durante el primer semestre de 2018, la producción nacional de leche cruda se incrementó en promedio un 7,3% respecto al mismo período del año anterior a la vez que se ha percibido un aumento del precio pagado al productor, que en el mes junio alcanzó $ 6,75 por litro de leche.
Las entidades que representan a los productores tienen una visión muy diferente. Mariela Agüero participó de uno de estos encuentros en representación de Federación Agraria Argentina (FAA) y fue contundente. “Nos vamos con bronca, el gobierno no tiene voluntad de arbitrar entre la industria y el productor con respecto al precio” señaló, en relación al tema que más preocupa a los tamberos.
Con casi un 70% de sus costos dolarizados, un precio por su materia prima muy por debajo del incremento inflacionario y una fuerte presión impositiva, el panorama para estos productores es desalentador. Por el lado del gobierno, la única solución radica en ofrecer reuniones interminables, que al final dejan un sabor amargo entre los tamberos y generan una cada vez más creciente sensación de hartazgo.
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Fuente: REALPOLITIK
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