China se ha convertido en el eje de la demanda mundial de alimentos, encabezada por el consumo doméstico de una clase media que supera ya las 540 millones de personas, que poseen niveles de ingresos entre U$S 15.000 y U$S 45.000 anuales, y que se orienta cada vez más a la compra de productos extranjeros de marca, a los que prefiere ostensiblemente sobre los productos nacionales.
No es un rasgo cultural ni provisorio. Está directamente vinculado a la integración creciente de China con el sistema mundial y la creciente sofisticación de su inmensa clase media.
Más de 60% del total de los consumidores chinos de productos lácteos infantiles adquiere exclusivamente marcas extranjeras, en especial europeas, norteamericanas, australianas y neozelandesas, sin importar en modo alguno su precio en el mercado doméstico de la República Popular. Esta tendencia se acentúa con un alza de más de 10 puntos respecto a las compras realizadas en la década pasada.
La distancia en relación a las marcas nacionales se ha incrementado 3 puntos en los últimos 12 meses (41,1% marcas nacionales en 2015 / 38,1% en 2016). Las 4 marcas de mayor consumo de fórmulas lácteas infantiles son todas extranjeras, con una diferencia en el precio de más de 30% en comparación con las nacionales, encabezadas por Mead Johnson, Abbott, y Nestlé.
La tendencia al consumo de marcas extranjeras de alto valor aumenta según el nivel de ingresos de la clase media china. Así el sector que dispone de ingresos por U$S 44.820 anuales –y que ya representa 30% del total- compró el año pasado 73,4% de los productos extranjeros. El cálculo del Banco Mundial es que la clase media china superaría los 1.000 millones de personas en 2030, y el sector que más rápidamente crece es el de mayores ingresos.
El año pasado, los turistas chinos que viajaron al exterior ascendieron a 125 millones de personas, y gastaron en conjunto U$S 290.000 millones, con un promedio de U$S 8.620 per cápita y viaje. Es un nivel de gastos superior al de los turistas norteamericanos y europeos, y es de lejos el mayor del mundo. Este es el sector que compra en forma abrumadora productos extranjeros de marca, tanto en el exterior como en el mercado doméstico chino.
Hace 8 años se produjo en China un extraordinario escándalo de seguridad alimentaria en la industria láctea, con el envenenamiento –y la muerte- de cientos de niños debido al consumo de fórmulas infantiles adulteradas con melamina.
Ese acontecimiento constituyó un punto de inflexión en la historia del consumo lácteo en china, y ha afectado de forma irreversible al segmento de las fórmulas infantiles, un mercado que asciende a U$S 14.000 millones anuales, y que crece 15% por año.
La producción china de lácteos está hondamente fragmentada, con 103 productores domésticos que ofrecen más de 2.000 variantes. Esto obliga a acelerar un proceso de consolidación y concentración que está en marcha y que lleva a reducir su número en un 30% en los próximos 10 años.
Todo lo que se refiere al mercado chino de alimentos se transforma de inmediato en un acontecimiento de alcance mundial
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