El escenario 2017 para esta actividad es complejo, y se suman variables como la caída de la producción, tamberos que trabajan por debajo de sus costos básicos y establecimientos con el cartel de remate en sus tranqueras. Frente a este panorama, el subsecretario de Lechería de la Nación, Alejandro Sammartino parece estar viendo otra película, y en recientes declaraciones periodísticas sostuvo que hay “buenas perspectivas” para esta cadena de valor.
Cuesta encontrar, al menos en el corto y mediano plazo, un buen horizonte para la lechería. Vinculado al precio de la materia prima, el ministerio de Agroindustria nacional presentó el pasado mes de diciembre el Sistema Integrado de Gestión de la Lechería Argentina (Siglea), que apunta –entre otros objetivos– a generar un precio de referencia para los tamberos.
La realidad es que las usinas lácteas no cumplen con su obligación de informar durante los primeros cinco días del mes un precio de referencia y los tamberos desconocen cuál es el precio que recibirán. Con la baja en la producción y el buen precio de la tonelada de leche en polvo, se esperaba que el precio del litro en tranquera superara los cinco pesos.
A efectos prácticos, los productores reciben un valor por debajo de ese monto, situación que pone a muchos de ellos en un callejón sin salida. Esto se refleja en una elevada tasa de cierre de tambos en todo el país, que por ahora no parece tener chances de decrecer.
En este derrotero, los stocks de leche argentinos han registrado, de acuerdo a diversas estimaciones, una disminución del 30 por ciento en comparación a 2016, cifra que podría acentuarse durante este año.
A nivel político, la gestión de Sammartino contrasta cada vez más con la de su par en la provincia de Buenos Aires, Juan José Linari, que con un amplio conocimiento del sector y años de experiencia sobre sus espaldas, trabaja con un perfil bajo y sin declaraciones estridentes o fuera de lugar.
Esta falta de rumbo en el ámbito local se refleja a la hora de posicionarse en mercados externos. Mientras las exportaciones argentinas literalmente se encuentran planchadas, países vecinos como Uruguay ganan cada vez más mercados.
Las políticas proteccionistas del presidente norteamericano Donald Trump agitan las aguas de los mercados internacionales, y generan posibles oportunidades como el caso de México.De este modo, y con competidores de peso como Nueva Zelanda y la Unión Europea, que no pierden tiempo y buscan una manera de estar preparados para esta contingencia, el subsecretario Sammartino menciona la potencialidad del sector lácteo argentino y explica que los tamberos pueden ser más eficientes si incorporan tecnología en sus esquemas productivos.
Las luces de alerta están encendidas desde hace tiempo para la lechería argentina: caída de la producción y el stock bovino, valor de la materia prima estancado y remate de tambos son los puntos altos de un escenario complicado.
De los dichos del subsecretario, máximo referente político del sector, se desprende que la crisis lechera no constituye una prioridad para la cartera agrícola nacional, y cada declaración a los medios evidencia una preocupante desconexión con la realidad, sin acercar soluciones a una producción castigada por fallas estructurales, a las que se debe añadir las incidencias climáticas de los últimos meses.
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