La guerra por el etiquetado: de Danone y Nestlé a Coca y PepsiCo

Muy antigua la sociedad argentina en la defensa de los derechos del consumidor. Y eso provoca aprovechamientos injustificados e intangibles de diversas compañías alimentarias. Hay que avanzar en un etiquetado moderno y eficiente, y el propio Estado no hizo nada al respecto.
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El martes 08/05 estaba previsto que la Cámara de Diputados de Chile iniciara el abordaje del proyecto de etiquetado de productos lácteos, presentado por el veterinario Javier Ricardo Hernández Hernández (UDI, hoy oficialismo), el cual fue refundido con el presentado por el profesor Fidel Edgardo Espinoza Sandoval (Partido Socialista).
Pero ocurrió una rápida reacción de la industria. Hernández confirmó que, aunque la industria ha recurrido en muy pocas ocasiones al diálogo con los parlamentarios, lo visitó el Consorcio Lechero en su oficina y luego la empresa Prolesur invocó la Ley de Lobby para reunirse en forma oficial, y Nestlé también le pidió una entrevista.
En Chile, la cuestión del etiquetado tiene una lógica irrefutable pero que no comenzó con lo lácteo sino con la obesidad. Ante tasas de obesidad que se han disparado, el gobierno chileno inició una guerra contra la comida chatarra y poco saludable con una serie de restricciones en la publicidad, rediseños obligatorios de los empaques y reglas sobre los etiquetados que buscan transformar los hábitos alimentarios de sus 18 millones de habitantes.
Los expertos en nutrición mundial dicen que las medidas son el intento más ambicioso de cambiar la cultura alimentaria de un país y podrían convertirse en un modelo para darle un giro a la tendencia de una epidemia de obesidad global que, según estimados de investigadores, ha contribuido a 4 millones de muertes prematuras al año.
“Es difícil exagerar lo significativas que son las acciones de Chile, o lo difícil que ha sido llegar a este punto al enfrentarse a las presiones típicas”, dijo Stephen Simpson, director del Centro Charles Perkins, organización académica enfocada en temas de nutrición, ciencia y políticas públicas sobre obesidad. Las industrias multimillonarias de alimentos y refrescos han ejercido esas presiones con éxito en otros países para frenar las regulaciones de este tipo.
Pero en otros rubros, ante la ofensiva del etiquetado, hay empresas enojadas. Es el caso de Danone.
En febrero de 2017, a pocos meses de haber comenzado a regir la ley de etiquetado, las operaciones de Danone Chile pasaron a la estadounidense Watt’s en US$21 millones.
Y Danone Chile le comunicó al Ministerio de Salud que, si bien continúan distribuyendo sus productos, ya no harán más actividades promocionales ni al público ni entre el cuerpo médico.
En una reunión solicitada en virtud de la Ley de Lobby, un representante de la compañía explicó a Lorena Rodríguez, jefa del departamento de Nutrición y Alimentos de la división de Políticas Públicas Saludables y Promoción del ministerio, la posibilidad de que los productos de la marca se retiren de Chile.
Desde Danone se excusaron de referirse a si sus operaciones se habían visto afectadas por la vigencia de la Ley de Etiquetado de Alimentos, que obliga a advertir a los consumidores mediante sellos en los envases sobre los contenidos nutricionales. No obstante, fuentes al interior de la firma señalaron que “la ley ha golpeado muchísimo a todas las empresas”.
Pero el asunto está en la agenda cuando en la Argentina de esos derechos del consumidor no se hablan. Cada país está haciendo su contribución porque la tendencia avanza en nombre de la contribución a la salud de los ciudadanos / contribuyentes / usuarios / electores / consumidores.
Ejemplos: el formato de Perú fue hecho con base en las recomendaciones de expertos en salud pública y nutrición de la Organización Mundial de la Salud (OMS). Pero en México el etiquetado fue diseñado sin la participación de los institutos nacionales de salud y la Academia Nacional de Medicina.
Sin embargo, el médico Elmer Huerta, en 2016, demostró que Perú estaba muy por detrás de Ecuador en las especificaciones que son importantes para el consumidor, por ejemplo, si contiene mucha azúcar, sal o es transgénico. Luego, Perú intentó recuperar el tiempo perdido.
Otro caso de cambios que están ocurriendo: la Comisión de Salud de la Unión Europea (UE) recibió una propuesta de las asociaciones europeas que representan al sector de las bebidas alcohólicas, en el marco de autorregulación, para el etiquetado de los ingredientes y la declaración nutricional sobre las bebidas alcohólicas comercializadas en el espacio de la UE.
La propuesta abarca en forma conjunta a todas las categorías de bebidas (cerveza, sidra, vino y licores) y especificaciones desarrolladas por cada sector (es decir, el vino).
Cabe aclarar que la normativa europea actual, vigente desde 2011, exime a los productores de cerveza, vino o bebidas espirituosas de informar, en las etiquetas, su composición y el aporte calórico.
Pero ahora, las distintas asociaciones europeas que operan de forma colectiva y constructiva y en igualdad de condiciones proponen proporcionar voluntariamente a los consumidores información y opciones sobre el contenido nutricional del vino.
El Reglamento Técnico del Mercosur, apunta: “Salvo cuando se trate de alimentos de un único ingrediente (por ejemplo: azúcar, harina, yerba mate, vino, etc.) deberá figurar en el rótulo una lista de ingredientes”.
El semáforo
Vayamos a otro caso de qué está ocurriendo en el mundo: Coca-Cola, Mondelez, Nestlé, PepsiCo y Unilever han realizado una encuesta en base al modelo de etiquetado semáforo propuesto entre 3.500 consumidores de 7 países comunitarios (Bélgica, Bulgaria, Alemania, Grecia, Polonia, Portugal y España) para conocer las preferencias sobre este tipo de etiquetado nutricional.
El modelo de etiquetado semáforo presentado por Coca-Cola, Mars, Mondelez, Nestlé, PepsiCo y Unilever pretendía mostrar los principales valores nutricionales por colores en la parte frontal de los envases, según la ración recomendada y no por 100 gramos de producto, que es lo habitual.
Según los consumidores, se trata de un etiquetado a conveniencia, ya que los productos con puntos rojos en un etiquetado semáforo basado en la información por 100 gramos de producto, desaparecerían con el modelo de raciones propuesto por la industria.
Evolved Nutrition Label Initiative (ENL o Iniciativa de Etiqueta de Nutrición Evolucionada) anunció la inclusión de este nuevo modelo de etiquetado en productos en algunos países de la Unión Europea desde fines de 2018, pese a la gran oposición entre asociaciones de consumidores.
Según los resultados de la encuesta, 8 de cada 10 consumidores han considerado que el mencionado etiquetado es fácil de entender y que puede resultar de gran utilidad para evaluar rápidamente el contenido nutricional en alimentos y bebidas.
Según las empresas, la mayoría de los encuestados manifestó su preferencia por el etiquetado semáforo frente a un etiquetado en blanco y negro, destacando también que prefieren la información por ración y no por cada 100 gramos de producto, ya que les resulta más sencillo realizar comparativas de nutrientes entre diferentes productos de similares características.
La encuesta preguntó a los consumidores si preferían los datos codificados por colores, por ración o por 100 gramos de producto, esto no demuestra que la información por ración sea más efectiva que la información en base a 100 gramos a la hora de tomar decisiones de compra y consumo más saludables.
La BEUC (Organización Europea de Consumidores) se ha pronunciado cuestionando los resultados de la encuesta realizada por las compañías, afirmando que hubo mala fe de parte de las empresas: ¿por qué no les presentaron a los encuestados como comparativa el etiquetado semáforo en base a 100 gramos de producto como el que utiliza el Reino Unido?
El objetivo de Urgente24 de presentar estos casos es advertir que este debate no está ocurriendo en la sociedad argentina.
Autor:
Fuente: Urgente 24
Link: https://www.urgente24.com/276852-la-guerra-por-el-etiquetado-de-danone-y-nestle-a-coca-y-pepsico

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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