La guerra fría de la mantequilla

El precio de venta al consumidor de la leche se ha disparado en los supermercados, por el 'boom' de la mantequilla, pero los productores siguen cobrando lo mismo que antes. Y amenazan con echarse a la calle.
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Raúl Azpeleta es ganadero. Regenta una explotación láctea en Melgar de Yuso (Palencia) junto a sus dos hermanos. Cada mañana, a las 6.30 horas, se despierta para ordeñar sus vacas durante unas dos horas. Poco antes de las 9.00 horas, llega un camión cisterna y se lleva casi 6.000 litros. Por ellos recibe 1.800 euros, exactamente la misma cantidad que en enero, pese a que el precio de venta al consumidor de la leche se ha disparado un 25% desde entonces, por el fuerte encarecimiento de la mantequilla, que se elabora con grasa de leche y que cuesta ahora el doble que hace un año. Él no sólo no ve un céntimo más, sino que el porcentaje de grasa de su leche (un 3,5%) le resta algunos, ya que no llega al 3,7% que le exige su comprador, una potente industria que sirve a uno de los gigantes de la distribución.
La mantequilla vive un auténtico boom. Este año se consumirán 9,7 millones de toneladas, un 30% más que hace una década. Los supermercados e hipermercados europeos obtienen ahora un 29% más de margen por la venta de lácteos que hace un año, pero los ganaderos españoles, como Raúl, pierden dinero. He ahí lo que podríamos denominar la paradoja del desayuno. Detrás del inocente clic de la tostadora late una batalla comercial que está a punto de estallar, con cientos de millones en juego.
«Cuando baja el precio de la leche, la industria nos aplica una rebaja de inmediato, pero cuando sube, tenemos que esperar meses para que nos paguen más. Y eso, con suerte, porque como en uno solo de esos meses se produzca una bajada puntual, adiós a nuestra parte del pastel», se queja Raúl.
¿Y a cuánto asciende esa porción de la tarta? Los 15.000 ganaderos de vacuno de leche de España, que producen 6,6 millones de toneladas de leche al año, dejarán de ingresar este año 396 millones de euros que les corresponderían por el boom de la mantequilla, según los cálculos de la Unión de Pequeños Agricultores (UPA) para este diario.
Mientras el cliente final paga cada vez más por la leche y la mantequilla que compra en los supermercados y los hipermercados, el precio que cobran los productores por la leche baja. En junio, un 0,64% respecto al mes anterior, desde 0,312 a 0,310 euros por litro. En abril el precio era de 0,313 euros por litro. España está, según los datos de la comisión Europea, en el furgón de cola de precios de la leche cruda en la UE, ocupando el vigésimo puesto de los 28.
«Es indignante que por la coyuntura internacional se haya revalorizado tanto la mantequilla y, sin embargo, se nos siga pagando la leche a un precio por debajo de los costes de producción, que están en 34 céntimos por litro», apunta Miguel Blanco, secretario general de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG).
Entonces, ¿de dónde sacan el beneficio los ganaderos lácteos, si con el precio que reciben se quedan en números rojos? La respuesta es sencilla: de los subsidios de la Política Agrícola Común (PAC). Sin éstos, la leche española pasaría, en general, a mejor vida. «Todo vendría de Francia», se lamenta Ramón Artime, responsable lácteo en la Asociación Agraria de Jóvenes Agricultores (Asaja).
Román Santalla, portavoz del ramo en UPA, asegura que los ganaderos se echarán a las calles si esta situación no cambia pronto: «No nos vamos a quedar quietos; protestaremos ante esta injusticia tan clara, que nos cuesta 33 millones al mes».
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Esta crisis de la cadena alimentaria española se explica por el momento de enorme demanda y escasez de oferta de mantequilla. Su consumo se ha disparado, pero su producción mengua a tal velocidad que parecería que las reservas se estuvieran derritiendo. Las de la UE cayeron hasta las 1.369 toneladas a finales de mayo, un 99% menos que las 92.548 almacenadas hace 12 meses.
Ello ha desembocado en un encarecimiento tan acusado como inevitable del producto. Pero, ¿por qué? Para empezar, la mantequilla vuelve a estar de moda. Antaño demonizada, ahora ha recuperado prestigio frente a las margarinas, frente a las grasas trans y frente al aceite de palma, que se encuentra en franco declive. La mantequilla industrial ha arrasado a las grasas vegetales.
Previsiones alcistas
Al tiempo, la escasez de producción láctea que azota Europa ha elevado con fuerza el precio de la leche. En consecuencia, el valor medio del kilo de mantequillla se ha duplicado en apenas un año, de 3 a 6 euros. Y los futuros de esta materia prima se han disparado un 28% en lo que va de año.
«Esto se debe a los cambios en los hábitos de consumo en el mundo anglosajón, fundamentalmente en EEUU», apunta Román Santalla. Grandes cadenas como McDonalds han sustituido la margarina por mantequilla en sus productos.
El departamento de Agricultura de Estados Unidos prevé que el consumo mundial de mantequilla suba un 3,1% este año, hasta los citados 9,7 millones de toneladas, superando con creces el aumento del 2,5% en la producción. «¿Qué ocurre? Que no hay suficiente nata en el mundo para cubrir la demanda, así de sencillo», agrega Santalla.
El problema es que la industria firma con los ganaderos contratos fijos que imponen un precio estándar aunque el precio final escale con fuerza, como es el caso. Ocurre que en el campo, «aproximadamente el mismo precio» siempre acaba significando… menos precio, como le pasa a Raúl Azpeleta.
Toda la cadena de producción y transformación láctea genera en España más de 11.820 millones de euros al año y da empleo a cerca de 80.000 personas. Lo que los ganaderos denuncian es que esta cadena está descompensada. Artime lo explica así: «La demanda de mantequilla es bestial; ¿está preparado el sector industrial español para participar de este mercado? No. Si lo hiciera, el precio en origen de la leche subiría en octubre o noviembre».
«El gran problema es que España no ha sabido adaptarse tras la supresión de las cuotas lácteas. Cuando desapareció el sistema de cuotas, países como Francia y Alemania se prepararon e invirtieron en torres de secado de leche, para potenciar el producto en polvo, y ahora se están llevando el valor añadido. Nosotros no hicimos nada», agrega.
Las cuotas se introdujeron en 1984 para acabar con la sobreoferta de leche. Era la época de las «montañas de mantequilla». En abril de 2015 se eliminaron de forma definitiva. En septiembre, el sector agroalimentario firmó el Acuerdo Lácteo, destinado a «lograr una cadena de valor más equilibrada», lo que implicaba retribuir mejor a los ganaderos. En 2016, la leche española se desplomó más de un 11%, hasta pagarse claramente por debajo de los costes. En los últimos doce meses ha recuperado un 8%, pero sigue sin cubrirlos. Los productores denuncian que el Acuerdo Lácteo no se está cumpliendo.
Hay un producto que está de moda y que ha duplicado su precio que podría arreglar, en parte, el drama de los ganaderos lácteos, siempre condenados a la penuria. Como dijo Thomas Hardy, «algunos quieren su suerte untada en mantequilla». Unos más que otros.
De moda
La mantequilla vive un gran ‘boom’. En 2017 se consumirán 9,7 millones de toneladas. Los supermercados obtienen ahora un 29% más de margen por la venta de lácteos que hace un año… pero los ganaderos pierden dinero.
http://www.expansion.com/economia/2017/08/05/5985b1f8ca4741a3668b45eb.html

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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