La firma Don Atilio aguarda la habilitación del Senasa para volver a exportar sus quesos

Tras un cambio societario, la empresa productora de lácteos encaró un proceso de modernización en sus líneas de producción para incrementar el volumen.
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Esteban Magnasco confirmó que avanzan “tranquilos” por la falta de acceso al crédito, pero detecta buenas oportunidades en el mercado externo. El presidente de la empresa afirmó que los tambos son los eslabones más golpeados de la cadena láctea.
La empresa de lácteos Don Atilio espera por la habilitación del Senasa para comenzar a exportar sus quesos. Mientras tanto, encaró un proceso de modernización de su planta, con miras a aumentar el volumen de producción. En un escenario económico complejo, avanza lentamente por la falta de acceso al crédito pero apunta a colocar pastas duras y especialidades en el exterior.
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“Por ahora está todo en marcha, con dificultades pero seguimos”, confió Esteban Magnasco, presidente de la tradicional firma local, al ser consultado por este Diario sobre la situación de las unidades productivas.
También contó que “en la fábrica estamos con proyectos de inversión. Vamos tranquilos porque es difícil conseguir recursos. El año pasado hicimos unas cuantas inversiones, el anterior también. Estamos encarando la mecanización en varias líneas, modernizaciones y demás, pero con mucha restricción hoy por el tema del crédito, que no existe prácticamente”.
Frente al contexto económico financiero, el presidente de Don Atilio precisó que en el sector de la industria láctea, la meta es crecer, pero en el tambo es crecer dentro de los establecimientos que hoy explotan. “Antes buscábamos más actividad en campos de afuera, pero hoy la situación no da para alquilar tambos y demás. Estamos concentrados en las actividades que ya tenemos bien desarrolladas y en la parte industrial, en tratar de crecer, incorporando leche de a poco, e ir automatizando para bajar los costos fijos y de elaboración”, explicó.
Don Atilio cuenta con un tambo propio, tiene otros tres alquilados y además, compra leche a establecimientos de la zona. Las cuatro unidades que explota producen un poco menos del 50 por ciento de la leche que procesa la planta y el resto la demanda a terceros.
El tambo, el más golpeado
En relación a la realidad de la cadena de producción láctea, el primer eslabón es uno de los más golpeados por la situación económica. Esteban Magnasco confirmó que en diciembre devolvió un tambo ubicado en un campo que alquilaba, que es bajo y que estuvo prácticamente todo el 2017 inundado, sumado a la ausencia de rentabilidad de la actividad. “No había mucha alternativa”, lamentó y agregó que los dueños de la tierra decidieron cerrar y arrendaron para cría.
“El tambo está pasando una situación muy complicada porque viene con deuda de arrastre de los últimos tres o cuatro años, por situaciones de precio y clima. Este año, con el tema de la devaluación, se incrementó mucho el valor del alimento balanceado, con lo cual desacomodó mucho”, dijo.
En ese sentido, evaluó que “estos últimos meses levantó un poco el precio al productor, pero todavía es insuficiente. Como esos precios hay que trasladarlos al consumidor, no es fácil subir el precio al productor porque hay que subir, a su vez, la mercadería que está en la góndola. Cuesta bastante reacomodar los precios”.
Como contrapartida, Magnasco adelantó que “la exportación está moviendo un poco y subió bastante con respecto a años anteriores, pero todavía no alcanza a recuperar los niveles que había antiguamente, que era el 25 por ciento de la producción nacional”.
Evaluó que “el panorama es complicado en general. Esperemos que se faciliten las cosas, que no se derrumben”.
Sumado a los problemas que existen para acceder al crédito, marcó como otros factores que influyen la presión impositiva y el costo laboral, es decir, las cargas que incrementan el costo exceptuando lo que es el salario.
Apuntan al exterior
Por otra parte, el presidente de Don Atilio reseñó que hasta el 2005 exportaban, pero luego se perdieron los cupos y el sector no pudo aprovechar la época de bonanza para sacar los productos afuera, entonces muchas empresas se estancaron desde lo tecnológico. Luego, con el dólar atrasado, la producción nacional no era competitiva a nivel mundial.
En el caso particular de la firma que conduce, pasó un período flojo de producción, con lo cual no tenía stock, y tras un cambio societario, “cayó la habilitación de la fábrica para exportar y estamos rehabilitándola ahora como para intentar exportar a fin de año”.
Anunció que afuera están esperando los productos Don Atilio. “No es un volumen muy grande y los precios no es que sean altos, pero por lo menos son competitivos en relación al mercado interno. En los últimos 7 u 8 años, convenía volcar la producción al mercado interno. El precio internacional no favorecía la exportación, se fueron perdiendo mercados”, evaluó y concluyó que la devaluación afectó a la producción de los tambos pero, por otro lado, facilitó la exportación.
Los mercados
El volumen más grande de exportaciones es en leche en polvo y en el segmento de los quesos, los de pastas duras que se venden a Brasil, Rusia y algo a Estados Unidos; además la muzzarella y algunas especialidades como queso en barra y dulce de leche.
“Cuando exportábamos a Estados Unidos era todo quesos duros, Reggianito y Sardo. Después dejamos de exportar y ahora nos están llamando. Estamos tratando de terminar la papelería”, adelantó Esteban Magnasco y agregó que dependen de que Senasa termine los trámites y habilite la planta nuevamente. Hace un mes presentaron los planos y aguardan que en poco tiempo se den las condiciones para que los quesos Don Atilio trasciendan las fronteras del país.
Los productos se venden, pero la rentabilidad es baja
Hoy Don Atilio ofrece sus líneas de lácteos en Tandil y la zona, en Capital Federal y en la costa, que son el fuerte de la empresa en relación a los mercados. Además, a través de grandes cadenas de supermercados, llega a Mendoza, Tucumán, el sur del país y otras ciudades.
En cuanto a la demanda en las góndolas, Esteban Magnasco indicó que “por suerte, venimos bien. Este año, la industria en general no tiene stocks. Nosotros estamos vendiendo muy bien en volumen, con rentabilidad muy baja. El consumo ha bajado un poco, por lo que comentan en general, pero nosotros por suerte no lo hemos sentido”.
En contraposición, destacó que “sí se ha alargado la cadena de pagos, los plazos. Financieramente está más tirante la cosa, porque se vende pero la cobranza es lerda y al no haber crédito es como que se corta un poco la cadena”.
Definió el precio y la calidad como las fortalezas de sus productos para sostener la demanda, pero además detalló que “apuntamos mucho a nichos de especialidades y nos ayuda un poco a salir de los commodities, de los quesos más masivos, que hay que venderlos porque son los de mayor volumen pero los de menos rentabilidad o de rentabilidad negativa. Entonces, apuntamos a productos con un poco más de valor agregado. Uno de los temas es que requieren mucha mano de obra también”.
Entonces, a ese segmento apuntan con la automatización de las líneas de producción, a las hormas de queso más pequeñas, que los llevan a implementar procesos más modernos.

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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