¿Hasta aquí llegó la paritaria lechera?

Debates empresariales dejarían frenado el aumento salarial que ya tuvo 23 por ciento este año, pero también retoma las diferentes posturas ante el aporte solidario.
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Debates empresariales dejarían frenado el aumento salarial que ya tuvo 23 por ciento este año, pero también retoma las diferentes posturas ante el aporte solidario.
Por Elida Thiery (especial para Lechería Latina) – Este no es un año sencillo, es algo por demás sabido. Entre el cambio de Gobierno, el pago a los acreedores externos, una inflación de más del 40 por ciento, el impacto global de la baja en los lácteos con más de un año y medio de arrastre, pero también la crisis climática que llevó a la lechería argentina a su punto más bajo, no hay más lugar para los ajustes salariales que pretende el gremio de los trabajadores, dentro de las industrias.
En Lechería Latina les contábamos en el tránsito del primer semestre que se había conseguido un signo de paz, cuando el asesor legal de la Asociación de Trabajadores de la Industria Láctea de la República Argentina lograba un acuerdo de buena voluntad que evitara reclamos en las fábricas, pero que también ajuste en algo los salarios más altos que vienen de una herencia positiva de consecutivas paritarias record a nivel nacional. Con el 23 por ciento sellado en julio, permitía un mínimo piso de algo más de 19 mil pesos, un promedio para las industrias por empleado de 55 mil pesos y en torno a eso se dieron varios de los debates empresariales de la semana pasada.
Dentro del Centro de la Industria Lechera se podrían aceptar las condiciones del Sindicato, como se viene dando en los últimos años para evitar conflictos, sin embargo, el quiebre de un año crítico genera cada vez más brechas entre las grandes y las medianas representadas, siendo que estas segundas estarían acercándose más a la posición de Apymel, en varios sentidos. Se dice que ante una ínfima posibilidad de reabrirse las paritarias, como habían acordado, se rechazarían las nuevas subas, por la simple aplicación de una lógica de mercado. Se sabe que el conflicto es una chance, pero no es la única variable que puede disparar esto, lo del ajuste del salario.
El otro punto de inflexión es el aporte solidario. Ese extra, instaurado años atrás, que suma a lo que se paga legalmente al Sindicato tiene en marcha la inefable aceptación del CIL, pero el rechazo absoluto de las medianas y pequeñas empresas que espera una definición judicial, lleva a dos alternativas, entre los mismos representantes empresarios. Hay un indicio de negociación, en vez de trepar a 3.500 pesos por empleados al mes, se ofrecerían sólo mil, ante una situación de incumplimiento que se da hace varios meses por la inconsistencia económica del sector en general. Por lo tanto, mientras el Poder Judicial transita sus tiempos, para muchas pymes una definición adversa hacia ellas, pero a favor de la postura de Atilra, pondría al borde de la quiebra a muchas que deban salir a cubrir sumas siderales, para equiparar todo lo que no se pagó en estos meses. Pero de funcionar en contrapartida la resolución, ¿los trabajadores devolverían el dinero?, ¿se haría cargo de eso el Sindicato?. Mientras eso queda en la nebulosa hasta una definición, los hombres de Etín Ponce no descartan un paro y como contrapartida, las empresas ya hablan de no retirar la leche en caso de bloqueos.
El año transcurre, los conflictos continúan y la falta de rentabilidad sigue siendo el eje de una historia que no tiene final feliz en el mediano plazo, al menos.
Elida Thiery

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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