En la Cámara alta expusieron industriales y supermercadistas, los primeros dicen pagar al tambero más de lo que pueden, los segundos que apenas manejan el 22% del mercado. El perjuicio lo tiene el tambero y mucho más el consumidor: la demanda de lácteos se desplomó un 10%, y los precios siguen subiendo.
Este martes el presidente de la comisión de Agricultura del Senado, Alfredo De Ángeli, recibió junto a la vicepresidenta Graciela De La Rosa, a las grandes industrias lácteas nucleadas en CIL y a las pymes de Apymel, para tratar la problemática lechera.
Pero las industrias no fueron las únicas, también estuvieron presentes los representantes de los supermercados chinos, la Federación de comercios minoritas del interior, y la figurita difícil, la Asociación que reúne a los hipermercados y supermercados más grandes, ASU.
“Es mucho el trabajo de los tamberos para que no tengan rentabilidad” arrancó justificando la reunión el entrerriano De Ángeli. Y explicó luego que se elabora un proyecto de ley que brinde solución a mediano y largo plazo.
Aunque ni la industria ni el comercio mostraron los dientes durante el encuentro, dejaron bien sentado que cada uno por sus razones tiene responsabilidad en el bajo precio que cobra el productor, ni -por defecto- lo que paga el consumidor.
Tanta cordialidad hubo en la reunión, que cuando habló el último orador, en nombre de ASU, Juan Vasco Martínez aseguró que “me sorprende la coincidencia que tengo con todos los que hablaron”. En la reunión las Pymes dijeron pagar al tambero entre 4,30 y 4,50 pesos por litro de leche.
Una cifra que el Centro de la Industria Lechera afirma que no puede afrontar y que a duras penas sus costos les permiten desembolsar entre 4,15 y 4,20 pesos el litro, pero como “entendemos la situación de los tamberos se paga 4,20 o 4,50 pesos”, preció Miguel Paulón.
Cuál es el costo de los supermercados
Ese costo cuando llega al supermercado no baja de los 10,50 pesos, siempre hablando del litro de leche y no de los demás lácteos. La explicación para ese nivel según los industriales de CIL es que “un tercio del precio final” son costos de logística e impuestos.
La representante de los supermercados chinos, Yolanda Durand, se sorprendió porque los precios a los que llega el litro de leche a esos minoristas no baja de los 12 o 13 pesos. Cuando en los supermercados más grandes el promedio al público está en el orden de los 16 pesos (según el Indec, sobre datos de agosto).
Pero el precio que pagan los supermercados más pequeños es más elevado que los 10,5 pesos que pagan las grandes cadenas, por la simple razón del volumen de compra diaria. Según reconoce la misma industria proveedora.
Así llegamos a que solamente en la leche los representados en ASU pagan alrededor de 10 pesos por litro y la venden entre 14 y 16 pesos. Solo para la leche, como reconocen los mismos supermercados, porque se remarca más en los productos de baja rotación como los quesos.
Para la industria, uno de los problemas más acuciantes y que habría que evitar a futuro es que no se produzca un exceso de oferta de leche que deprime los precios aguas abajo en la cadena. Este año la caída del precio internacional se combinó con las pérdidas climáticas, un cóctel letal para las cuencas de Santa Fe y Córdoba, al menos.
Exceso de oferta con suba de precios
Curiosamente y muy a pesar del exceso de oferta, los precios en góndola no bajan, muy por el contrario, registran este año aumentos promedio de alrededor del 35%. Eso explica por qué mientras el consumo interno se desplomó un 10% en 2016 -unos 22 litros menos de leche por habitante-, los supermercados vieron elevar su facturación en un 40% en el mismo periodo, según, y a pesar de que dicen concentrar el 22% de la facturación total por la venta de lácteos.
La coincidencia en cualquier caso es que todos los integrantes de la cadena reconocieron la necesidad de formalizar el observatorio de lácteos, que ya está organizándose en Agroindustria, para acordar precios hacia el interior de la cadena. Parecido al modelo uruguayo.
También se criticó el alto grado de informalidad en la economía del cual no escapa el sector lácteo: “un trabajador en negro otorga un margen del 30% más que uno formal” señalaron los empresarios supermercadistas. La otra queja fue la falta de financiamiento, para las pymes porque no califican, o para las grandes industrias porque las tasas no bajan del 30%.
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