En 2017, ocho de cada 10 cordobeses dijeron que ahorraron en alimentos

Son datos del Instituto de Estadísticas de la Defensoría del Pueblo de la Provincia. La mayoría sustituyó la carne por el pollo. Muchos redujeron sus consumos de yerba y lácteos. Autor: Gabriel Esbry Fuente: La Voz Link: http://www.lavoz.com.ar/ciudadanos/en-2017-ocho-de-cada-10-cordobeses-dijeron-que-ahorraron-en-alimentos
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La persistencia de una inflación alta, el encarecimiento de las tarifas de los servicios públicos, y una economía que comenzó a crecer, pero a una velocidad menor a la esperada, volvieron a empujar a muchos cordobeses a un ahorro obligado en sus economías domésticas y, en especial, en sus consumos de alimentos.
Así surge de un estudio recientemente elaborado por el Instituto de Estadísticas de la Defensoría del Pueblo de la Provincia (Inedep), que da cuenta de que el 79,9 por ciento de los habitantes de la ciudad de Córdoba aplicó diversas estrategias de ahorro en la compra de alimentos durante 2017.
“Ocho de cada 10 vecinos de la ciudad de Córdoba se vieron obligados a cambiar sus hábitos de consumo frente a los aumentos de precios y a su impacto sobre el poder adquisitivo de los salarios”, le dijo a La Voz Verónica Fernández, subdirectora del Indep.
“La mayoría sustituyó algunos alimentos por otros, o cambió una primera marca por una segunda o tercera, o buscó menores precios en establecimientos mayoristas o barriales”, detalló Fernández. “Y en no pocos casos -agregó-, dejaron de comprar ciertos productos”.
Uno por otro
Según el informe de la Defensoría del Pueblo, el producto más reemplazado por otros en esta búsqueda de ahorro en la canasta de alimentos, fue la carne. Efectivamente, el 58,5 por ciento de los cordobeses encuestados (seis de cada 10) redujo sus consumos de carne vacuna, cambiándola principalmente por pollo, y en menor medida, por cerdo y verduras.
“El factor precio en este caso es evidente. El pollo tiene un costo promedio de 37 pesos por kilo, frente a los 168 pesos del kilo de nalga de ternera o los 79 de la carne molida”, comparó Fernández.
De hecho, el pollo fue el producto que mayor porcentaje de aumento en su consumo experimentó en 2017, con una suba del 35,37 por ciento en las compras de las familias.
Pero la carne de vaca no fue el único alimento sustituido por otros este año en la mesa de los cordobeses. Un 20,4 por ciento de los encuestados también reemplazó el azúcar y las golosinas por frutas, mientras que el 19,71 por ciento hizo lo propio con las gaseosas y las aguas saborizadas por jugos en polvo o, directamente, agua. En estos casos, las razones serían el cuidado de la salud.
Un 11,3 por ciento también dejó de comprar comidas ya preparadas fuera del hogar (en rotiserías o pizzerías, vía delivery).
Menos yerba y leche
Un dato llamativo del estudio realizado por la Defensoría del Pueblo fue una caída drástica en el consumo de yerba: el 68,54 por ciento de los hogares cordobeses asegura haber reducido sus compras de este producto.
“En realidad, la gente sigue consumiendo yerba, pero la compra se orienta más a los saquitos de mate cocido para el desayuno, mientras que disminuye la venta de los paquetes de kilo o medio kilo”, explicó Fernández.
Asimismo, se observa el reemplazo de la yerba por saquitos de té, también en razón del menor precio que tiene esta última infusión.
La leche y los productos lácteos también figuran en la lista de los alimentos que sufrieron recortes en el consumo de las familias. Alrededor del 20 por ciento de los hogares encuestados bajó sus compras de estos productos.
Vanesa Ruiz, gerenta del Centro de Almaceneros de Córdoba, pidió poner atención sobre este último dato. “El consumo de leche bajó fuertemente en 2015 y 2016, y no se recuperó más. Incluso, se extendió al resto de lácteos, como yogures y quesos. La compra de leche fluida en los almacenes bajó 12,7 por ciento interanual, y la de yogures un 17 por ciento. Esto es preocupante porque hablamos de un consumo para niños”, señaló la directiva de la entidad.
Ruiz también remarcó el reemplazo de la carne de vaca por otras carnes más económicas en negocios de barrio, y el aumento en el consumo de papa y batata en desmedro de verduras más nutritivas.
“En cuanto a las marcas, salvo en el caso del aceite, donde se hace un esfuerzo por seguir con la marca preferida, en el resto se observa un corrimiento hacia marcas más económicas. La gente busca, prueba y, si le gusta, se queda con el producto más barato”, aseguró Ruiz.
Cómo se hizo el estudio
El estudio sobre cambios en los hábitos de compra de los cordobeses se realizó a través de una encuesta domiciliaria de 400 casos en la ciudad de Córdoba, durante noviembre de 2017. El 58,6% de los encuestados fueron mujeres mayores de 18 años. Se respetaron las cuotas por rangos de edad.
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Crisis, cambios alimentarios y salud
Por Daniela Martina*
La alimentación de gran parte de la población se encuentra hoy alejada de las orientaciones para llevar una vida saludable. Por diferentes motivos, en el plano de posibilidades y decisiones individuales, pero similares en razón de la oferta alimentaria que hace un sistema profundamente industrializado, mercantilizado y globalizado.
Incluyendo la ecuación de crisis económica, donde la problemática alimentaria (producción al consumo) juega un papel fundamental como consecuencia y causa, la complejidad del tema se hace visible.
Los cambios en la situación económica implican estrategias de cambios alimentarios “no buscados” y, por lo tanto, sufridos por quienes los implementan.
Así, cobra especial importancia que las estrategias sean dignas, factibles y que no impliquen riesgos nutricionales y de calidad alimentaria.
La búsqueda de marcas de menor costo puede resultar una buena estrategia, siempre que observemos las indicaciones de la rotulación, para no caer en reemplazos de alimentos “símiles” que no son tales. Por ejemplo, “alimentos lácteos” que no son leche, y otros “a base de”, donde ésta representa 5 a 10% del producto.
Las crisis ponen también en circulación alimentos que no cumplen con mínimos controles de calidad y que carecen de información básica como la identificación del origen.
En cuanto a los reemplazos entre alimentos, es importante recordar que todas las carnes (vaca, pollo, pescado, cerdo) aportan proteínas y pueden utilizarse de forma variada. Las legumbres son una buena alternativa como reemplazo de la carne en ensaladas, guisos o hamburguesas por su aporte proteico, sobre todo si las combinamos con cereales.
Las infusiones no reemplazan a los lácteos, sobre todo en la población infantil, donde su consumo resulta clave para el crecimiento. Verduras y frutas, aportan nutrientes necesarios e incluso pueden crecer en nuestro hogar.
Esta diversidad de alimentos presenta opciones para elegir según época y precios.
Párrafo aparte merece la distinción entre las estrategias en épocas de crisis de la población afectada que tiene posibilidades de resolver dentro de un marco de dignidad, y aquellas que desarrollan cotidianamente quienes viven en contextos de pobreza, vulnerados en su derecho a la alimentación, cuya posibilidad de elección no se ubica en un rango posible de alimentación suficiente y sana, por lo que no se puede trivializar en términos de intercambios de alimentos que no están accesibles.
*Nutricionista
 

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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