Argentina sigue mirando la fiesta desde afuera. El negocio es acaparado por Nueva Zelanda.
En 2016 las importaciones chinas de leche en polvo entera registrarían una recuperación parcial –luego de derrumbarse este año– para regresar a niveles similares a los del año 2012.
“Las importaciones comenzarán a recuperarse a medida que las compañías lácteas chinas se deshagan del sobrestock de leche en polvo hacia fines de 2015”, indicó el último informe sobre el sector lácteo de la nación asiática publicado por el Foreign Agricultural Service del USDA.
En 2016 los técnicos del USDA Wang Li y Chris Frederic –autores del informe– prevén una importación china de leche en polvo entera del orden de 400.000 toneladas versus 350.000 toneladas en 2015.
En 2011 y 2012 esas cifras habían sido de 320.000 y 406.000 toneladas respectivamente, para luego explotar a 619.000 y 671.000 toneladas en 2013 y 2014. Pero ese crecimiento bestial no se sustentaba en la evolución de la demanda real.
“Las previsiones de la industria láctea china de una suba progresiva de precios internacionales en 2014 y el temor de que las nuevas regulaciones del gobierno chino para los lácteos importados –que entraron en vigencia en mayo de 2014– pudiesen tener efectos negativos, promovieron grandes importaciones por entonces”, señala el documento del USDA. El resultado: un sobrestock gigantesco de leche en polvo chino que terminó generando un efecto búmeran en los precios durante 2015.
“Nueva Zelanda domina el mercado chino de leche en polvo entera con más del 90% de participación. Sin embargo, operadores chinos están buscando de manera creciente fuentes alternativas de abastecimiento, además de analizar oportunidades en inversión en naciones lecheras”, apunta el informe del USDA.
Si bien se prevé que el consumo chino de leche en polvo entera se mantenga firme en 2016 (con 1,92 millones de toneladas versus 1,91 millones en 2015), buena parte de esa demanda sería cubierta con una mayor producción local (1,50 millones de toneladas versus 1,37 millones en 2015).
El crecimiento de la producción china de leche se sostiene en base a una política promovida por el gobierno central chino, el cual subsidia la inseminación artificial y la importación de vacas (provenientes mayormente de Australia) para incrementar los rodeos lecheros locales.
Pero la crisis no llegó al sector de leche fluida larga vida (UHT). El USDA prevé que en 2016 la importación china de ese producto –consumido por la clase alta y media alta urbana– sería de 380.000 toneladas versus 350.000 y 320.000 toneladas en 2015 y 2014 respectivamente. Los principales proveedores, en este caso, son la Unión Europea (con dos tercios del mercado), Australia y Nueva Zelanda.
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