Con el final del año llegó de repente el calor, que es un clásico regional pero que nunca deja de sorprendernos.
En estos días de alta temperatura, de mucha humedad y de sensaciones térmicas agobiantes, estar al aire libre se hace muy complejo y más aún si hay que estar trabajando. Esta es la realidad que afecta a las vacas lecheras, agobiadas por el calor que las saca de su zona de confort que va de los 5 a los 23 grados. Con registros cotidianos arriba de los 30 grados en la mayor parte de las horas del día, se hace difícil la refrigeración corporal adecuada a través de la respiración en los animales y es así que se genera estrés calórico, con consecuencias directas en la ingesta de alimento y de líquido, por la disminución de desplazamientos, pero sobre todo por el aumento del ritmo respiratorio, de 35 a 50 movimientos por minuto, hasta 80 en los picos de estrés, lo que agobia a cada uno de los ejemplares que en definitiva impulsan a la cadena lechera.
Es aquí que para pensar en la producción se tiene que presentar de una manera más amplia que la simpleza de la economía cotidiana, ya que el productor debe obligarse a invertir en mínima infraestructura para resguardar sus rodeos, pero a la vez para mitigar las bajas productivas que en definitiva terminan metiéndose en ese círculo de la economía del tambo.
Con pérdidas millonarias en cada verano e incluso con riesgos vitales en cada explotación, la falta de cuidados determina inicialmente una menor concentración de proteína y la materia grasa de la leche, disminuye la tasa de concepción, aumenta el peligro de muerte de embriones, disminuye el peso al nacer e incluso hay riesgo de muerte animal.
ITH
Como parte del Proyecto Lechero del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria, con sede en Rafaela, son los ingenieros Jorge Ghiano, Laura Gastaldi, Emilio Walter y Miguel Taverna quienes vienen desarrollaron un sistema de monitoreo de las temperaturas y los porcentajes de humedad, a través de un indicador que alerta a los tamberos sobre el nivel de riesgo de sus rodeos.
Desde el mes de diciembre y con dos informes semanales, el INTA Rafaela emite en el verano un boletín sobre estrés calórico, por cuarto año consecutivo, colaborando en la concientización periódica de los productores la importancia de darle confort a los animales para evitar la caída productiva y su consecuente impacto económico.
Este monitoreo se relaciona con la campaña surgida en 2011 sobre «Menos estrés, más plata» del Proyecto Lechero del INTA, donde se evaluaron las mejores condiciones para los rodeos, planteando todas las opciones para las variables que afectan por calor, pudiendo elegir por capacidad de inversión, desde el arbolado en los campos, la mediasombra, hasta los ventiladores con aspersores.
El trabajo de relevamiento del Indice de la Temperatura y la Humedad tiende a anticipar los eventos de calor para que los productores puedan ajustar detalles de dieta, para poner más cuidado en la sombra que se dispone para los rodeos y la disponibilidad de agua.
Tal como destacan los profesionales del INTA, medido en los ensayos, existe una pérdida de medio litro de leche por cada punto del Indice de Temperatura y Humedad que monitorea este análisis, al pasar por encima de 72 unidades, ya que ahí comienza el estrés en las vacas, proceso que a la vez demanda hasta cuatro días de recuperación para normalizar el comportamiento productivo de cada ejemplar.
El calor no es la única alternativa que complejiza el caso, sino que lo fundamental es que la falta de infraestructura existente en los tambos para mitigar el estrés llega a contemplar que menos del 20 por ciento de los tambos disponen de sombra natural suficiente para todas las categorías; menos del 30 por ciento dispone de sombra artificial en potreros o corrales de encierro; menos del 50 por ciento cuentan con sombra en el corral de espera de las instalaciones de ordeño y menos del diez por ciento dispone de sombra y sistema de ventilación/aspersión, considerando a esta última como la instalación más adecuada y recomendada para reducir el estés calórico.
En rojo
De acuerdo al relevamiento de esta semana, se observó un aumento en los valores medios de ITH hacia el fin de semana, con máximos que superaron los 80 en el noroeste y centro pampeano. Este panorama fue la respuesta a las condiciones cálidas, húmedas y con buena insolación que se presentaron sobre la región, según el último informe, en el que se añade un pronóstico para hoy, el último día del año con un sistema de mal tiempo que se desplazaría desde el oeste y afectaría el NOA, La Pampa, Córdoba, Bs. As. y Santa Fe (sur) con lluvias y tormentas de variada intensidad y leve descenso de las temperaturas; sobre el NEA y el Litoral se prevé un mejoramiento temporario de las condiciones del tiempo con nubosidad variable y solo algunas lluvias sobre Misiones. La persistencia de condiciones inestables con humedad permiten que los valores de ITH se mantengan similares en todo el período, lo que se entiende como muy elevados para las necesidades de los animales y que en los mapas se marcan con un rojo intenso (el ejemplo graficado es el de Sunchales, durante los últimos días), según el sexto boletín de la campaña, hasta el momento.
Mejorar las condiciones para los animales es fundamental. Consultando al Ing. Jorge Ghiano es más sencillo de entender que «el animal durante las horas de mayor calor en la jornada tenga acceso a la sombra, natural o artificial, que las aguadas estén controladas, sin pérdidas y que sean suficientes, que alcance el agua para todo el rodeo».
Además, se puede cambiar durante el verano el horario de ordeño, pasando de la siesta al atardecer el momento de la extracción de la materia prima, para mejorar el rendimiento, sin tanto agobio para el animal. En su charla con CASTELLANOS, el especialista también remarcó que es esencial el hecho de evitar caminatas largas para los rodeos», sobre todo de 10 a 17 horas, en tanto que «el pastoreo tiene que ser nocturno o entre el atardecer y el amanecer», para no exigir por demás a los rodeos.
«Las pérdidas varían, pero van del cinco por ciento en un parámetro de estrés débil, hasta el 25 por ciento en condiciones severas, a las que todavía en este diciembre atípico aún no llegamos, pero que se van a presentar en este enero, cuando las olas de calor influyan por demás».
Diagnóstico
Los productores pueden por si solos evaluar las condiciones de sus instalaciones, para ello el INTA elaboró algunas estrategias que pueden servir para tal fin.
Chequear el ritmo respiratorio (normal entre 35-50 movimientos por minuto), respiración rápida con la boca abierta (jadeo) y la lengua colgando, excesiva salivación, disminución de la rumia, descenso de la actividad corporal, disminución del consumo de alimentos, incremento del consumo de agua. Los corrales de espera deben tener 1,5 m2 por vaca, media sombra a tres metros de altura en la parte más baja, sistema de mojado y ventilación forzada, en los potreros y lugares de encierre 4 m2 de sombra por vaca, más de 120 litros/vaca/día de agua, higienizados los bebederos y con siete centímetros lineales por vaca. Se deben adecuar a las condiciones climáticas los horarios de ordeño, con dietas adaptadas disminuyendo alimentos fibrosos e incrementando los concentrados en energía y sin tantos desplazamientos.
Una de las formas de reconfortar a los rodeos es dejar en el corral de espera 20 minutos a los animales con los ventiladores y las duchas prendidas para bajar la temperatura corporal y así promover una mejor adecuación al momento de la extracción de la materia prima. Este tipo de infraestructura estaría abarcando actualmente a algo más del 20 por ciento de los establecimientos, a pesar de ser algo esencial para los productores de la principal cuenca lechera.
A la hora de pensar en las inversiones, claro que la sombra es lo más económico. Para tener en cuenta, la media sombra con menor transparencia, de 4,20 metros de ancho se consige a casi 90 pesos el metro, aunque también hay más económicas, e incluso se pueden utilizar otros materiales como paja y caña. Para las instalaciones esenciales de un tambo se requieren como mínimo tres metros por animal, siendo esta una inversión fácil de amortizar, incluso con los bajos precios que hoy perciben los productores.
Ghiano subraya que «tomando pautas de manejo esenciales como la adecuación del momento de pastoreo a los horarios de menor radiación como son el atardecer y la noche», sumado a una mínima adecuación de los aspectos fundamentales de sombra e hidratación se consigue el criterio conjunto que mejorará la productividad en los veranos.
Efectos
Es mucho el trabajo de difusión que viene haciendo en este sentido el INTA Rafaela, con datos ajustados en la región a Ceres y Sunchales, dos veces por semana, además de añadir localidades de Córdoba, Entre Ríos y Buenos Aires. «El trabajo de concientización que se viene haciendo en estos últimos cuatro años está teniendo buenos resultados, porque son muchos los productores que consultan y avanzan con la instalación de sombras y el rediseño de aguadas, datos que también aportan los proveedores del sector en toda la región, que año a año incrementan las ventas de infraestructura», lo cual hace al Ing. Ghiano añadir que «una estructura de sombra en los potreros tiene una recuperación económica dada en dos veranos, mientras que la sombra, ventilación y aspersión en corrales de espera puede llegar a recuperarse en tres veranos», sin tanta merma productiva. «Vale la pena la inversión porque el repago de la infraestructura se da en poco tiempo y se utiliza contra las altas temperaturas que por lo general en nuestra zona van de octubre a marzo y así podemos evitar grandes pérdidas que pueden llegar de la mano de una menor producción».
Pensar en el tambo más allá del precio, de la coyuntura repetida, hoy es una obligación para poder subsistir y cuidar los detalles en la explotación se hace indispensable para mantenerse y seguirle dando oportunidades a una actividad tradicional y con amplias expectativas.
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