El Estado nacional comprará el excedente de leche en polvo

El objetivo de la medida es sacar del mercado la sobreoferta existente. De esa manera, en teoría, las industrias podrían mejorar el precio que les pagan a los productores, quienes hoy trabajan a pérdida. El tambero en Entre Ríos recibe 2,60 pesos en promedio por litro de leche, mientras producir ese litro de leche le cuesta 4 pesos.
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El objetivo de la medida es sacar del mercado la sobreoferta existente. De esa manera, en teoría, las industrias podrían mejorar el precio que les pagan a los productores, quienes hoy trabajan a pérdida. El tambero en Entre Ríos recibe 2,60 pesos en promedio por litro de leche, mientras producir ese litro de leche le cuesta 4 pesos.
La administración del presidente Mauricio Macri anunciará la semana próxima una medida que, quizá, se transforme en el primer paso para resolver la profunda crisis que viven los productores de leche en la Argentina, muchos de los cuales ya piensan en rematar sus tambos y salir del negocio ante la absoluta falta de rentabilidad de la actividad.
Según pudo saber EL DIARIO, el Gobierno nacional informará la semana entrante su decisión de comprar todo el excedente de leche en polvo que poseen las industrias lácteas del país, una medida que –en teoría– le permitiría a las usinas mejorar el precio que hoy les pagan a los productores en tranquera de tambo.
La jugada, en rigor de verdad, apunta a quitarles a los industriales el principal argumento que esgrimen para rechazar cualquier tipo de mejora del precio que le abonan a los tamberos. “Estamos sobreofertados de leche”, dicen las industrias, casi a coro, cuando los productores les reclaman un aumento. Y, se sabe, una regla de la economía sentencia que cuando hay sobreoferta de un producto –en este caso la leche–, los precios caen.
Distorsión. Esta regla, en el caso de la cadena láctea, sin embargo, se cumple a medias. Cuando hay sobreoferta de leche, efectivamente, los precios que reciben los tamberos bajan, pero los precios que pagan los consumidores en las góndolas de los supermercados no; por el contrario, suben. Lo sucedido en las últimas semanas es un claro ejemplo.
Esta distorsión, que en los últimos años se agudizó dramáticamente, desnuda el verdadero problema de la lechería argentina: la falta de transparencia al interior de la cadena.
Los tamberos entrerrianos, en promedio, reciben en la actualidad alrededor de 2,60 pesos por el litro de leche, cuando producir ese litro les cuesta 4 pesos. Con el subsidio de 40 centavos prometidos por el Gobierno –si es que alguna vez lo cobran–, los tamberos recibirán en total 3 pesos por litro; es decir, seguirán un peso debajo de sus costos. En otras palabras: trabajan a pérdida y así, obviamente, no hay ninguna posibilidad de continuar en la actividad.
Los consumidores –bien lo saben las amas y los amos de casa–, por su parte, cada vez pagan más por los productos lácteos. Un sachet de leche, por ejemplo, difícilmente se consiga a menos de 15 pesos –13 en el caso del programa Precios Cuidados– y puede trepar a 18/20 pesos. La brecha entre el primer eslabón de la cadena (el productor) y último (el consumidor) es grande, y lo es todavía más en productos como manteca, crema, dulce de leche, yogures y quesos.
Transparencia. Ante este escenario, los productores, además de exigir una urgente recomposición de precios, reclaman al Gobierno medidas destinadas a transparentar la cadena. Históricamente, producción, industria y supermercadismo se repartían la renta de la actividad en partes iguales: 33% cada uno; hoy, en cambio, la producción recibe, en el mejor de los casos, un 18%, mientras el resto se lo reparten industria y supermercadismo.
A propósito, en los últimos años la comercialización –supermercados e hipermercados– se ha negado sistemáticamente a sentarse a una mesa de diálogo para debatir este tema.
El futuro. Más allá de esta medida puntual que el oficialismo anunciará la semana próxima, la lechería argentina necesita un plan integral –cuyo diseño es responsabilidad del Gobierno y de los actores de la cadena– tendiente a darle previsibilidad a la actividad y a sentar las bases para la sustentabilidad económica y social de una producción generadora de mucha mano de obra en buena parte de la Argentina.
U$S 100 millones
le costaría al Estado la compra de la leche en polvo que tiene stockeada la industria, que sería de unas 50.000 toneladas, aunque no hay datos fehacientes. La cotización internacional del producto se ubica en la actualidad en el orden de los 2.000 dólares.
¿Qué hará el Gobierno con la leche en polvo?
La decisión del Gobierno de comprar el excedente de leche en polvo a las industrias es un hecho. La pregunta, ahora, es qué hará el Estado con esa producción, y aún no hay una respuesta concreta, sólo versiones. Una de esas versiones indica que la Administración Macri buscará una negociación con Venezuela para pagarle con leche en polvo parte de la deuda que nuestro país mantiene con la administración chavista por la importación de combustible.

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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