El Desafío: la unión por una lechería más eficiente y productiva

Con el formato de Cambio Rural, un grupo de ocho productores de la cuenca de Villa María se trazó objetivos comunes para mejorar la producción y darle valor agregado.
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Si tú tienes una manzana y yo tengo una manzana, e intercambiamos las manzanas, entonces tanto tú como yo seguiremos teniendo una manzana. Pero si tú tienes una idea y yo tengo una idea, e intercambiamos ideas, entonces ambos tendremos dos ideas”.
La frase pertenece al escritor irlandés, George Shaw, premio Nobel de Literatura en 1925, y sirvió de inspiración fundacional para que ocho productores lecheros de la cuenca de Villa María decidieran conformar un grupo para intercambiar información y encarar objetivos comunes.
Con el nombre de El Desafío, el grupo lo integran tamberos ubicados en los departamentos Tercero Arriba, General San Martín, Juárez Celman y Unión. Todos en un área de 150 kilómetros con buena aptitud agrícola, con la característica común de tener a la intensificación como modelo de producción lechero.
La Casualidad, ubicado en Ballesteros; Campo San Juan, en Las Perdices; La Florencia, en Ballesteros; El Desafío, en La Laguna; La Rosa, en Cintra; La Laura, en La Playosa; La Esperanza, en Pasco, y Don Osvaldo, en General Cabrera, integran la nómina de establecimientos nucleados en el grupo que adoptó la formalidad de Cambio Rural para su constitución, que aún está en trámite.
“Va a llegar el momento en que no vamos a poder sacar más de 40 litros por vaca por día. Si vamos a tener un techo de productividad por una cuestión de extensión, para que el sistema no nos expulse dentro de 15 años debemos darle valor agregado a lo que producimos. Por eso, la idea de hacerlo en conjunto”, comentó Federico Brinner, que hizo de anfitrión en La Casualidad, durante la charla que parte del grupo mantuvo con Agrovoz.
Objetivos comunes
Ninguno de los ocho integrantes es productor exclusivamente lechero; todos tienen explotaciones mixtas diversificadas en granos, carne y leche.
Gustavo Torre, socio de Campo San Juan, valoró la importancia del asociativismo, no sólo como forma de integración entre los productores sino también para la industria. “El asociativismo es deseable para todos los integrantes de la cadena láctea y, en particular, para la industria. De esa manera se podrá encontrar la escala necesaria para lograr competitividad y así poder ofrecer los saldos exportables de una lechería creciente, con precios en línea a los del mercado internacional”, destacó el productor.
Todos los tambos cuentan con asesor técnico y en cuanto a tecnología de proceso e inversión están en el cuartil superior. “Somos conscientes de que tenemos que seguir sumando eficiencia y darle valor agregado a la producción”, aclaró Agustín Semino, integrante y asesor del grupo.
El confinamiento no es propiedad de los grandes tambos; es un modelo para ganar producción. Gustavo Torre, productor lechero de Las Perdices.
Eficiencia de manejo
A partir de la experiencia acumulada, los productores saben que con el servicio estacionado y el encierre de las vacas lograron beneficios en la producción de leche. Pero lejos de mantenerse quietos, el objetivo conjunto es sumar más eficiencia productiva. Darle valor agregado a la materia prima que generan, alrededor de 75 mil litros diarios, también es una meta de largo plazo para mejorar la comercialización.
Si bien aseguran que están recién en la etapa de conocimiento, como paso previo a generar la confianza sobre la cual cimentar los futuros negocios, la visión sobre el porvenir de la lechería es compartida. “El bienestar animal es uno de los objetivos del grupo para ser más eficientes. Todos sabemos que tenemos que mejorar lo que hoy estamos haciendo, con mayores o menores inversiones. Todos estamos inquietos en este aspecto”, aseguró Torre.
Ponerle techo
Mientras afianzan su esquema asociativo, los productores van en la búsqueda del salto que les permita seguir ganando productividad. La estrategia que eligieron Brinner y Torre es la de llevar más confort animal, con la incorporación de techo a los corrales. “Gustavo va a empezar por el tambo, mientras que yo voy a arrancar por la cría y recría”, adelanta Brinner, y asegura que se necesita una inversión de entre 1.200 y tres mil dólares por animal para pasar de un sistema confinado a cielo abierto a uno bajo techo.
Con la decisión de arrancar con el techo por las guacheras y la recría, Brinner busca pagar el derecho de piso con las vacas que no tienen tanta incidencia en la producción, para luego, con los deberes aprendidos, ir hacia el eslabón de la producción. “Puedo crecer en animales. Tengo 1.200 cabezas en 350 hectáreas. La historia es que, haciendo más eficiente el sistema, puedo sacar 50 hembras más, que antes se morían”, afirmó el productor.
El encierre es un camino para el salto productivo, como lo fue en su momento el pastoreo mecánico. Agustín Semino, productor lechero de Ballesteros.
Torre, mientras tanto, arrancará por darle techo a su rodeo de producción, a un plantel de 200 vacas, sobre un total de 570 que tiene en el tambo ubicado en Las Perdices. “La inversión será para los rodeos más sensibles, que son las vaquillonas y las vacas recién paridas, para tener un mejor inicio de la vida útil y darle más longevidad”, justificó.
Solo en techo, la inversión ronda los 1.500 pesos por metro cuadrado (“cada vaca necesita 15 metros cuadrados”, dimensiona Torre); será afrontada con recursos de la actividad no lechera de la empresa.
Los productores aseguran que la utilización de sistemas de confinamiento free stall o compost barn no es propiedad exclusiva de los grandes establecimientos. Para Torre, no es patrimonio de un estrato productivo, sino que puede ser un objetivo de quienes buscan mejorar la productividad a largo plazo y bajar costos.
Para ello, el financiamiento adecuado, que hoy no existe, debería ser el fundamento para su concreción.
Sobre la visión de la lechería de mediano plazo, Brinner es categórico. Vislumbra un modelo de más producción por vaca, con menos establecimientos y más cantidad de vacas por tambo. Y arriesga un pronóstico: “No veo en 2025 un tambo en Argentina que no esté intensificado”.
El grupo está abierto a la incorporación de más integrantes. “Tenemos lugar para cuatro más”, sostuvo Semino, a modo de invitación para otros tamberos que tengan inquietudes por el crecimiento.
http://www.agrovoz.com.ar/agrovoz/el-desafio-la-union-por-una-lecheria-mas-eficiente-y-productiva

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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