De vez en cuando se escucha en la ciudad el rumor de la venta de Sucesores de Alfredo Williner. Puede ser la voluntad externa de alguno que nunca se termina de concretar, pero lo cierto es que la empresa láctea luce sólida, a pesar que el sector tenga sus altibajos, los embates del reclamo de precios, la caída con posterior recuperación de los precios internacionales y también los inconvenientes de las exportaciones, que se anexan más a problemas políticos que a la misma demanda.
Ayer, el portal Infortambo publicó una noticia llamativa, pero nada certera.
Retrotrayendo a 2011, cuando Cristóbal López, empresario del juego muy ligado al matrimonio Kirchner adquirió La Salamandra, empresa láctea destacada por su dulce de leche, que pertenecía a Cristina Miguens, por siete millones de dólares luego de que un conflicto intersindical, entre los trabajadores de Atilra y otros gremios. A pesar del buen posicionamiento nacional e internacional, aún no logra volúmenes importantes de venta. Una fuente no tan fiable dijo a ese sitio web «A Cristóbal López no le queda opción: se deshace de lo que tiene o va por más y compra una industria más grande. Parecería que va por este último camino». Citan que de Williner, «cuyo titular hoy sigue siendo Alfredo Curioti», «existen versiones que señalan que frente al cambio generacional exista más probabilidad de venta que en el pasado. Ubicada en la ciudad santafesina de Rafaela, la empresa cuenta con cuatro plantas, procesa 560 millones de litros por año y tiene una facturación anual de 400 millones de dólares. Sus productos son comercializados bajo la marca Ilolay».
Más o menos precisiones sobre la empresa, se sabe desde nuestra cuidad que las versiones de venta en los últimos años fueron tantas, que al consultar por los trascendidos, los periodistas ya saben la respuesta de memoria. Williner no se vende.
El día que la fuerza del rumor sea concreta, quizá haya más duda antes de la consulta, pero por ahora, no hay nada de eso.
Por Elida Thiery (redacción LA OPINION) –
