Argentina: Un verano para aprender a combatir el #estrés

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La ola de calor de diciembre alcanzó registros históricos y pegó duro en la producción santafesina. Las usinas reportan una caía de 20% en al recepción de leche, aunque algunos establecimientos bajaron hasta 30%. También hubo muerte de animales, abortos y pérdida de celo. Desde el INTA afirman que se puede perder menos, pero hay que adaptar instalaciones y manejo.
Diciembre de 2013 quedará registrado en los anales como uno de los más calurosos en la historia de la lechería. La combinación de altas temperaturas y elevados niveles de humedad durante largos períodos de tiempo ocasionó, entre otros efectos, una caída promedio del 20% en el recibo de leche de las industrias santafesinas.
Sobre la base del Índice de Temperatura y Humedad (ITH), que marca el umbral a partir del cual el rodeo lechero pasa a sufrir los efectos del disconfort animal, el INTA Rafaela determinó que la ola de calor marcó varios récords desde el año 2000: el mayor promedio mensual, la cantidad más extensa de días bajo estrés calórico y el valor máximo de ITH registrado hasta el momento.
Además de una menor producción, en la cuenca central el fenómeno climático se reflejó en una disminución del contenido de sólidos con el consiguiente descuento en el precio de venta. Y también se hubo mortandad de animales, dificultades para detectar celo, menor nivel de preñez y mayor cantidad de abortos.
Según el programa de manejo del stress del INTA Lechero, cada año se pierden por estas causas hasta $300 millones (el dato es de la campaña anterior), que podrían disminuirse con instalaciones y manejo adecuado.
Ola histórica
En un reciente trabajo del organismo, los técnicos Miguel Taverna, Laura Gastaldi, Jorge Ghiano y Emilio Walter trazaron un balance de la ola de calor e hicieron varias recomendaciones para reducir el impacto en el ganado bovino.
En primer lugar advirtieron que el problema se agrava por la falta de infraestructura, ya que menos del 20% de los tambos disponen de sombra natural suficiente para todas las categorías, no alcanzan el 30% los que disponen de sombra artificial en potreros o corrales de encierro, menos de la mitad cuentan con sombra en el corral de espera de las instalaciones de ordeño y una porción inferior al 10% disponen de sombra y sistema de ventilación/aspersión, considerando a esta instalación como adecuada y recomendada para reducir el estés calórico.
La combinación de elevados registros de temperatura y humedad relativa se traduce en un Índice de Temperatura-Humedad (ITH) que ubica el umbral crítico de confort animal en 72 puntos (arriba de ese puntaje se produce estrés), aunque algunos estudios lo consideran a partir de 68. Según el informe, en diciembre de 2013 se produjeron sucesivas jornadas con ITH=72 en varias localidades de la región pampeana, que determinaron la ocurrencia de olas de calor de prolongada duración. En el caso de Rafaela se registraron 2 olas de calor. La más extensa se inició el 12 de ese mes y se extendió hasta el 2 de enero, abarcando un período de 22 días.
El promedio diario de ITH de esa ola de calor fue de 76,9 puntos.
El valor máximo se registró el 30 de diciembre a las 15.40 y ascendió a 87,98 puntos. También se destacaron las jornadas del 26, 27, 28 y 30 de diciembre, con valores horarios de ITH = 72 durante las 24 horas del día.
En términos medios, el ganado bovino estuvo en condiciones de estrés térmico (ITH=72) gran parte del día (desde las 7:30 hasta las 00:30 hs aproximadamente), resultando más crítica la franja horaria comprendida entre las 12:50 y las 18:20.
Comparando los registros de ITH de diciembre de 2013 en Rafaela con registros históricos (serie 2000-2013), los técnicos concluyeron que ese mes presentó el mayor promedio mensual de ITH, el mayor promedio de ITH de los días con ITH mayor a 72, el mayor ITH máximo de 87,98 y la mayor cantidad de días con ITH=72.
Lo que pasó
En diálogo con Campolitoral, el gerente de producción primaria de Tregar, José María Trombert, afirmó que la usina sufrió una “caída muy fuerte en el recibo de leche respecto de otros años, casi 10% más de lo normal”, por lo que la retracción habría sido de 18% aproximadamente, con una pérdida de sólidos cercana al 3%. Fue el efecto del peor momento y luego, “cuando aflojaron los calores”, hubo una recuperación parcial de 5 a 7% en la materia prima recibida.
Según Trombert, el calor “afectó a todos, algunos menos porque tienen alguna obra más para confort (media sombra, natural, artificial); ellos tuvieron un 4 o 5% menos de afectación”. Sin embargo una buen proporción de los remitentes -que se extienden desde el norte de San Justo hasta Esperanza y La Pelada- tuvo un perjuicio en la producción superior a la media con bajas cercanas al 30%. “También porque la alfalfa se puso más dura y la calidad del alimento disminuyó considerablemente”, apuntó. Aunque estos perjuicios podrían prevenirse, “mucha gente vive al día y no se da cuenta que tiene que plantar arboles o hacer media sombra”.
“Fue un diciembre atípico, nunca había visto una ola de calor tan prolongada en 25 años que llevo trabajando en el rubro”, dijo el directivo de Tregar. Incluso reportó muerte de vacas, mayor cantidad de abortos “y la preñez fue imposible en esos días”. Por lo tanto, avisora para la producción “un primer semestre difícil, porque las menores pariciones se van a combinar con un menor nivel de reservas”, que no pudieron hacerse por el calor.
Desde la Cooperativa El Molino, con 83 asociados en un radio de 50 kilómetros alrededor de Esperanza, el encargado de producción primaria Hernan Presser indicó que en diciembre la producción “bajó lo que suele bajar en enero, se adelantó un mes”, y estimó una merma de 15 a 20% en la cantidad de litros. “Los días más bravos cayó 20%, mientras lo normal en enero es 8 a 10%”, agregó. Además, el contenido de sólidos totales bajó casi 1% y en las negociaciones con la industria perdieron 3 a 4 centavos por litro porque “todo lo que cae en sólidos sube en agua”.
De familia tambera, el veterinario afirmó que “hacía 43 años que no hacía este calor en diciembre, aunque algunos nunca lo registraron”. Pero a diferencia de enero -que suele ser seco y “la vaca no sufre tanto, se va a la sombra y evapotranspira con la respiración”- sobre el final del año fue la alta humedad la causa del excesivo estrés. “La mata el ITH, el año pasado sufrimos eso en marzo, más que en enero”, apuntó.
En el momento de mayor calor calificó de “grave” la situación, aunque advirtió que tampoco será fácil recuperar el rodeo. “Al sexto día de calor eran las 6 de la mañana ya estaban con la lengua afuera”, recordó, para explicar que el estrés no dio respiro. “Nunca se me habían muerto vacas por calor y perdí 6”, dijo, y mencionó que las vacas en lactancia -así como las de pre parto- fueron las más afectadas. También hubo mayor pérdida de terneros, pero aclaró que no se trata de una pérdida de stock sino de “aceleración de procesos”, por que se fueron anticipando los descartes pero al mismo tiempo el ingreso de vaquillonas nuevas al sistema.
Presser indicó que en un tambo normal con 50/55% de preñez bajó a 10%, sobre todo porque las vacas no manifestaron celo. “Está en otra. lo único que querían era estar en la sombra”, dijo, y se esperanzó con que puedan preñarse en enero o febrero.
Por último, el ingeniero Fernando Delbino, asesor de producción primaria de Milkaut -usina con 400 remitentes, la mayoría de la cuenca central santafesina- destacó una baja del 20% en la recepción de diciembre. “Hubo olas de calor otros años, lo que no se recuerda es que se haya dado tan temprano”, evaluó. También dijo que la situación se complicó en algunos casos por falta de agua y pasto, por lo que “algunos establecimientos bajaron hasta 30%, sobre todo los de alta producción”. También reportó abortos y menor preñez, que “si bien no se puede medir los afectó con fuerza”, además de muchas con muertes, “sobre todo en estadíos sensibles como el preparto”.
Cómo adecuar las instalaciones y el manejo
-El corral de espera de la instalación de ordeño debe: dispone de 1,5 m2 de superficie por vaca; contar con una estructura de media sombra con 3m de altura en la parte más baja; tener un sistema de mojado y ventilación forzada.
-Los potreros y lugares de encierre precisan: 3,5 m2 de sombra por vaca; suficiente cantidad de agua (+120 litros/vaca/día); recuperación inmediata de los bebederos y fácil accesibilidad (7 cm lineales por vaca)
-Con respecto al manejo: adecuar horarios de ordeño; adaptar la dieta disminuyendo alimentos fibrosos e incrementando los concentrados en energía (dieta fría); y evitar desplazamientos excesivos.
Que hacer para no perder tanto
Para reducir el estrés térmico el INTA Rafaela recomienda:
– Invertir en sombras para corral de espera, potreros y corrales de encierro.
– Invertir en la instalación de un sistema de ventilación y aspersión en el corral de espera.
-Si lo anterior no fuera posible, mojar con agua las vacas encerradas en el corral de espera durante 20-30 minutos utilizando la manguera de lavado de pisos.
– Como medida adicional durante las olas de calor, llevar las vacas al corral de espera de la instalación de ordeño entre las 11 y 12 hs. Mojar con agua durante 20-30 minutos utilizando la manguera de lavado de pisos. Posteriormente llevarlas a un lugar con alimento, sombra y agua.
– Realizar las inversiones necesarias que garanticen a los animales el acceso a agua fresca, de calidad y en cantidad
-Adaptar los horarios de ordeño. Especialmente si las instalaciones son deficientes y los tiempos de ordeño prolongados. Analizar posibles alternativas con personal de la empresa láctea a la cual se remite la leche.
-Adaptar la dieta suministrada a las vacas.
-No descuidar el manejo de las otras categorías (vacas secas, vaquillonas preparto, recría y crianza)
Pautas para realizar un autodiagnóstico
Existen algunos indicadores que se deben considerar para poder realizar un autodiagnóstico de situación del tambo (el mismo se centraliza en la vaca en ordeño por ser la categoría más sensible al estrés):
¿Qué observar en las vacas?
-Aumento del ritmo respiratorio (siendo lo normal entre 35-50 movimientos por minuto, en situación de estrés se superan ampliamente los 80 movimientos)
-Respiración rápida con la boca abierta (jadeo). La lengua cuelga de la boca.
-Excesiva salivación y pérdida de saliva por la boca.
-Disminución de la rumia.
-Descenso de la actividad corporal.
-Disminución del consumo de alimentos
-Incremento del consumo de agua
Uno o varios de estos signos, indican la presencia de estrés calórico.
www.campolitoral.com.ar

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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