#Argentina: Tambo viable, conveniente y factible

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En momentos en que los costos superan al precio, el desarrollo tecnológico asoma como una salida que aporta herramientas para medir la realidad del tambo y transformarla, implementando la eficiencia en cada eslabón de la empresa.En el actual escenario, si al tambero argentino promedio se le diera la posibilidad de incrementar un 29 % el ingreso neto por hectárea; o un 25 % más en litros de producción de leche; o un 33 % más en productividad (con mejoras en el crecimiento del rodeo, en la producción, el aprovechamiento de forraje, y con aumentos de producción por uso de concentrados en la alimentación), firmaría sin dudarlo.
Si además, todo ese incremento en la eficiencia se lograra de manera voluntaria y sin cargo en la capacitación necesaria, la cosa ya parece de ciencia ficción. Sin embargo, no lo es.
Son los números promedio alcanzados por el grupo de más de 200 productores lecheros que adhirieron al Programa de Desarrollo Tecnológico (PDT) de Sancor.
Se trata de un conjunto de políticas de asistencia técnica, financiera, y capacitación, con el horizonte puesto en el mediano y largo plazo, que aspiran a que el tambo sea técnicamente viable, económicamente conveniente y financieramente factible. Está destinado a los productores con actitud proactiva hacia la mejora de la actividad, con necesidades tecnológicas, requerimientos de mejoras en los procesos y capacidad para sostener el crecimiento de los volúmenes de producción.
“Desde sus orígenes, el programa se planteó como una iniciativa de transferencia de conocimientos y tecnología de procesos; cuya metodología de participación activa de los beneficiarios implica el compromiso del productor asumido con la firma de adhesión para ingresar formalmente”, le dice Sergio Montiel, responsable del área de comunicaciones de Sancor, a Campolitoral.
Se trata de un programa abierto y de inclusión permanente, ya que la accesibilidad de todos los asociados está garantizada, ya que no tiene costo ni plazos para la admisión. “Por lo tanto, recibe nuevos adherentes sin otro requisito que la voluntad de ser parte y trabajar en la mejora continua de la gestión y la productividad de su propia empresa”, agrega.
Raza tambera
“Somos productores de raza, mi abuelo inició los tambos, mi papá los continuó y hoy seguimos trabajando en sociedad, desde siempre”, nos dice Mariano Astesana, quien ha logrado mejorar los números de su establecimiento merced a la adhesión al programa.
Arraigados hasta la médula en Sunchales, arrastran un fuerte legado cooperativista, que les ha permitido sostener dos tambos en esa localidad y uno más en Humberto 1º, con diferentes características productivas, pero cada vez más integrados entre sí.
Mientras compartimos unos mates, Mariano recuerda los hitos de esta empresa familiar que no renuncia a esa pasión que heredaron de sus mayores. “Siempre fueron explotaciones mixtas. En 1948 una feroz sequía obligó a vender las vacas Shortorn, pero un par de años después llegarían las overas para quedarse definitivamente”, evoca.
En 1972 adquieren un establecimiento en Villa Minetti para implementar un planteo ganadero de ciclo completo. En todos, la agricultura, aunque no en un segundo plano, claramente está subordinada a la alimentación de los animales, ya sea para carne o leche.
Empresa integrada
El primer establecimiento comparte un porcentaje de tierra propia y campo alquilado, con una producción estimada en 3.200 litros. Se trata de un tambo fosa con unas 170 vacas en ordeñe. “La alimentación es simple, tratamos de sacar el pasto, silo de alfa y maíz, agregando grano de sorgo bajo el tambo, a razón de 5 kg. por día, y algo de expeler de soja (ahora que mejoró un poco el precio), pero es un sistema básicamente pastoril”, destaca Astesana a grandes rasgos. “Sanitariamente estamos libres de tuberculosis y brucelosis, bajo el sistema de leche plus. Es un tambo del año 1996 que queremos ir modernizando”, agrega, mientras lo recorremos y observamos el nuevo techo, y me apunta el lugar donde levantará una nueva instalación eléctrica. “Ahora debemos reemplazar la media sombra que se llevó la última tormenta”, sonríe, demostrando los imponderables que obligan a estar siempre listos. La clave: estar en todo. “Tratamos de hacer todo nosotros: tenemos enrolladora, sembradoras de SD para granos finos y gruesos, la cosechadora, la quebradora de grano, etc., buscando cerrar el círculo lo máximo posible. A veces le hacemos algún trabajo a mis tíos en la zona para aliviar el cheque del gasoil, pero no somos contratistas”, asegura.
El segundo tambo está a 500 metros del primero, en un campo alquilado de 100 hectáreas. Produce unos 2.000 litros por día, con un tradicional sistema de brete a la par, donde en vez de sorgo las vacas toman permeado de suero, aunque la modernización está en marcha. “Este invierno tomaremos alguna medida para reacomodarlo y agilizar el ordeño. Además, compramos un nuevo equipo de frío”, dice.
Diversificar es la clave
”En 1972 buscamos en el norte la alternativa carnicera. En Villa Minetti también hacemos ciclo completo, y tercerizamos la agricultura. El sorgo lo hacemos nosotros porque nos sirve el rastrojo y el grano para el tambo. Siempre nuestra agricultura estuvo enfocada en el tambo, sobre todo el sorgo, ya que son tambos que -si bien están bien ubicados- se inundan”, confiesa.
Pero la empresa de los Astesana iba a atravesar otro hito. Como toda crisis, con pérdidas y ganancias. “A partir que la carne y la leche comenzaron a manosearse, profundizamos la apuesta por el girasol y la soja, con la idea de mejorar los números”, explica. Y a raíz de la intensa seca en el norte decidieron incorporar nuevas técnicas.
“En 2010 comenzamos con el PDT, no tanto por el mejoramiento en el manejo de los números, sino por el manejo del protocolo familiar, donde descubrí que podía hacer participar a mis hermanas y lograr que lo que uno construye perdure a lo largo del tiempo. Con la enfermedad y pérdida mi madre, en 2010 descuidamos un poco la producción. Por eso, adoptamos el programa para mostrarles a ellas con total transparencia los números del tambo” explica Astesana.
Una familia, un equipo
En esta dinámica familiar, la esposa de Mariano, Ana Carolina Macedo, se incorpora en esa etapa como Ingeniera Agrónoma. “En el marco de la reorganización de la empresa, asumí la responsabilidad de la gestión administrativa. El PDT nos posibilitó contar con información real, que antes no teníamos; y eso nos permitió tomar decisiones certeras. El primer impacto que vimos fue en la reducción de la mortandad de terneros”, dice.
Y esas certezas que fueron logrando, les permitieron planificar mejor. El año pasado sacaron un préstamo en una cooperativa para comprar vaquillonas. Para Ana, el cambio se observa en el trabajo cotidiano con el grupo de colaboradores. “Nos relacionamos de otra manera. Ahora las directivas se consensúan, las decisiones se toman de común acuerdo entre todos”, explica.
Sobre todo, a la hora de abrir la cabeza. “Nos permite verificar dónde aparecen los problemas. Sabíamos que teníamos mortandad de terneros, pero nunca lo cuantificamos, ni indagamos en sus causas. Nos cambió la mentalidad: de productores a empresarios, involucrando necesariamente temas políticos, ambientales y climáticos. El productor está muy arraigado al trabajo, pero nunca se consideró un empresario. Hoy los alquileres suben, las rentas se achican, y los números pasaron a tomar una importancia vital”, dicen los Astesana.
Y agregan que el PDT es optativo, pero tal como fueron las alfalfas sin latencia, terminará siendo masivo: “es una excelente tecnología de manejo”.
En esta nueva metodología, empieza a participar más activamente todo el personal. “Lo mejor fue integrar la información de cada participante de la empresa. En una reunión mensual analizamos los errores, los cambios a implementar y la manera de llevarlos a la práctica. El día de la recorrida con el agrónomo, tomamos unos mates y charlamos con el veterinario, el tractorista, el tambero, el silero, etc.”, dice Astesana.
Para esta familia, una frase sintetiza su filosofía de vida: “Si tiramos todos juntos, el peso es más liviano, y eso lo aprendimos con este programa. A mí me permite seguir más de cerca las cosas del campo y desligarme de los aspectos administrativos, un tema complejo que requiere un seguimiento específico”, finalizan.
El dato: Números del programa
El desafío para el corto plazo es consolidar la base de los productores que actualmente participan del programa, ampliar la estructura de apoyo para incorporar un grupo de asociados en lista de espera, y lograr nuevas adhesiones. El programa atraviesa una etapa crucial que implica transcender el “espacio temporal o abismo” entre los “adoptantes” y la categoría siguiente: los “pragmáticos” (el 34% del total de destinatarios). A diciembre del 2011: El 100% de los participantes del PDT obtuvieron resultados de crecimiento de los volúmenes producidos, superiores al promedio de la lechería nacional. Y los tambos pequeños obtuvieron incrementos mayores.
El Programa de Desarrollo Tecnológico se lanzó en 2009. Está dirigido a los 1394 asociados de la cooperativa, quienes se adhieren voluntariamente y en forma gratuita. En sus inicios, ingresaron 130 empresas tamberas. En setiembre del 2010, se sumaron 40; y en julio de 2012, el número de participantes ascendía a 208. Cuenta con un coordinador y 5 asesores para las actividades específicas de cada empresa adherida al programa. Y más de 40 profesionales le brindan soporte para el desarrollo de las actividades complementarias. Apunta a mejoras en temas productivos y organizacionales. En 2012, Sancor fue distinguida con el premio a la Excelencia Agropecuaria, en reconocimiento al Programa de Desarrollo Tecnológico, que lleva adelante para la evolución y el crecimiento de las empresas tamberas de sus productores asociados.
Federico Aguer
faguer@ellitoral.com
http://www.campolitoral.com.ar/

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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