Los tamberos de la zona comenzaron el año con una sola diferencia con respecto al 2012. En enero pasado pedían por favor que llueva y en el 2013 están en emergencia agropecuaria por inundación. 
El resto de las variables está igual o peor, en ese orden. Sin precio, sin respuestas de la industria, sin políticas a largo plazo que generen un respaldo a la actividad y sin miras de mejora.
Hace unos días, un dirigente nacional aseguró que “el 2013 está con pronóstico reservado para la lechería” y fue una frase para comenzar el año con un poco de optimismo.
En Trenque Lauquen nuevamente se están cerrando tambos. Ese es el signo claro del estado de quebranto de la actividad. No harían faltan más datos o indicadores que ese. Algunos productores de los tambos que cierran están acobardados por la lucha contra el agua y otros por la lucha contra el precio que la industria está pagando sin miras de repunte importante a corto plazo.
Lo cierto es que cada tambo que se achica o se cierra tiene un alto impacto social y económico: menos gente con trabajo fijo, menos viajes de camiones, menos litros de leche para industrializar, menos dinero circulando en el comercio local, pero nada de esto parece que importe a la hora de evaluar la situación láctea ya que los gobernantes siguen mirando los números de la recaudación de impuestos y están lejos de trabajar en forma seria y concreta en políticas de Estado. Se habla mucho de avanzar hacia actividades de más valor agregado pero se siguen destruyendo a la leche y a la carne.
Modelo K
Es cierto que muchas de las vacas que salen de un tambo que se cierra, se reubican en otros tambos que crecen. Pero aquí hay algunos comentarios para hacer. El primero es que siempre de un tambo que se cierra se “liquidan” un 20% aproximado de vacas con destino a faena. El otro comentario tiene que ver con en general los tambos que cierran son productores chicos a medianos, y que los que aguantan y reciben esas vacas, son productores grandes. Esta es otra gran contradicción del modelo agropecuario K, y que ningún militante puede explicar bien. Cada vez menos productores chicos y medianos.
Crisis y consecuencias
Los resultados que arrojan las entidades nacionales lecheras, indican que la producción láctea bajó 3 litros por vaca por día (-10/15%) y los datos de nuestra zona coinciden con esa estadística con el agravante de las inundaciones que condicionan exageradamente el día a día del tambo. Según arrojan los datos del Control Lechero local, en Trenque Lauquen se están entregando 150 mil litros menos por día, unos 5 millones de litros menos al mes que generan una merma de aproximadamente unos 8 millones de pesos en el circuito económico de la zona.
A nivel planta de Mastellone la baja sería todavía más importante y superaría los 250 mil litros diarios.
El tema del precio al productor ya no resiste análisis. El productor no percibe aumentos considerables desde hace casi dos años, y en la góndola se sigue modificando el valor del sachet al ritmo de la inflación. Según indicaron los tamberos de la región, recién en estos días se habla de un aumento del 10% sobre la proteína que, en el mejor de los casos, llevaría a cobrar 1,65 $/litro cuando en el supermercado no baja de los 7 pesos. Ni hablar de lo que vale el queso en los centros de veraneo. La inflación en góndola ya es “violenta”.
Y lo mismo pasa con la inflación de los costos del productor. Si se tiene en cuenta el valor de los insumos, el costo de una tonelada de balanceado varió en un año de 800 $ a 1200 $/tonelada, y los contratistas de silo querrán cobrar un 20/25% más el valor de la hectárea de picado para silo. Son costos imposibles de absorber. En un año los costos aumentaron entre un 30 y un 150% con un aumento de precio que no llega al 5%. A eso hay que sumarle la altísima e insaciable presión impositiva que están sufriendo todas las actividades económicas productivas y comerciales.
Por: Comisión de Lechería SRTL
