La cooperativa lechera SanCor confirmó ayer que tiene previsto iniciar la construcción de una nueva planta para el secado de leche, que demandaría una inversión cercana a los 80 millones de dólares. 
De todos modos, fuentes de la empresa aclararon que el proyecto todavía está en sus instancias iniciales y dependerá de un programa adecuado de financiamiento. Como sea, el anuncio implicaría el regreso de las grandes inversiones industriales en el sector lácteo, luego de muchos años sin que se incremente la capacidad instalada.
Sergio Montiel, vocero de Sancor, confirmó la existencia del proyecto, pero aclaró de inmediato: “Todavía le falta un largo camino por recorrer”. En ese trayecto, según la versión oficial, deberán resolverse “ cuestiones de financiamiento necesario para una obra de semejante magnitud”. Se rumorea sobre un crédito del Banco Nación o de otro tipo de ayuda oficial.
La principal cooperativa láctea, de esta manera, se comenzó a posicionar para encarar el gran cuello de botella de la lechería argentina: la falta de plantas elaboradoras de leche en polvo. Las últimas grandes inversiones en ese rubro se realizaron en los años noventa. Y como el financiamiento se obtuvo en dólares en el exterior, representaron un fuerte dolor de cabeza para las usinas luego de la crisis de fines de 2001. En rigor, SanCor debió ser socorrida por el gobierno de Néstor Kirchner, que apalancó un generoso acuerdo financiero con su par venezolano, Hugo Chávez.
“El país produce 12.000 millones de litros por año y consume 8.000 millones. Quiere decir que un tercio de la producción lechera argentina tiene una gran oportunidad en el exterior”, dijo Montiel.
Matías Longoni
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