Las importaciones son controladas por funcionarios bolivarianos.
En enero pasado se declararon con destino a Venezuela 17.166 toneladas de exportaciones argentinas de leche en polvo entera a granel a un valor promedio ponderado de 4527 u$s/tonelada (FOB).
Al resto de los países importadores –Brasil, Chile, Paraguay, México, República Dominicana, Argelia, Níger, Camerún y Rusia, entre otros– se registraron el mes pasado ventas del producto por 10.076 toneladas a un promedio de 2726 u$s/tonelada.
Es decir: los venezolanos pagaron un 66% más que los importadores localizados en el resto de los países.
Las diferencias de valores de los envíos realizados a Venezuela son sustanciales incluso con respecto a otros destinos latinoamericanos. La filial argentina de Nestlé, que declaró el mes pasado colocaciones en el mercado bolivariano por 1296 toneladas a un valor de 5070 u$s/tonelada, registró una venta de 1001 toneladas a Brasil a un precio de 3000 u$s/tonelada.
La importación de leche en polvo es gestionada por la agencia estatal Corporación de Abastecimientos y Servicios Agrícolas (Casa), que luego la redistribuye –para su fraccionamiento– a diferentes empresas privadas.
En Venezuela se registra una escasez crónica de leche en polvo. Los consumidores suelen perder varias horas por día en larguísimas colas para poder comprar al menos una unidad por persona de alimentos básicos.
“Acompañar el desayuno en una panadería con un cafecito con leche espumoso se convirtió en un anhelo hoy en día. Ya son muy pocos los establecimientos que ofrecen esa bebida debido a la escasez de leche”, indica un artículo publicado hoy por el periódico El Tiempo de la ciudad de Puerto La Cruz.
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