#Argentina: Pampa Cheese, víctima de la disputa con Brasil

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Tiene paradas 350 toneladas de muzzarella elaboradas al gusto local; peligran 40 empleos
Una pequeña y mediana empresa (pyme) industrial nacida en 2007 al calor del modelo que promueve el Gobierno, radicada en el interior del país y volcada básicamente a las exportaciones, podría convertirse en la primera víctima de la guerra comercial que se ha desatado en los últimos meses entre la Argentina y Brasil, principales socios del Mercosur.
Pampa Cheese, productora de quesos, ingresó hace un mes en la lista negra con que Brasil decidió responder a las trabas que el gobierno argentino les aplicó a algunos productos de ese origen.
Fue cuando ese país resolvió abruptamente que caducaran las licencias automáticas concedidas para el ingreso de productos argentinos a ese mercado y obligó a que se tramitaran nuevos permisos para concretar esos envíos ante la Secretaría de Comercio Exterior (Sexec).
«Desconoció todos los trámites ya aprobados y reclamó que se reinicien ante esa Secretaría, advirtiendo además que se tomaría al menos 60 días para resolver cada caso», explicó Matías Aguirre, gerente general de Pampa Cheese, tal vez la empresa más afectada por esta situación.
Pampa es una empresa láctea de capitales nacionales que se fundó hace un lustro para aprovechar el despegue en la demanda mundial de este tipo de productos.
Su usina láctea comenzó a funcionar un año después en Progreso, una localidad al norte de la provincia de Santa Fe en la que residen poco más de 2000 personas: 40 trabajan en ella, la única planta fabril del lugar.
Tiene capacidad para procesar 180.000 litros de leche por día procedentes de más de 70 tambos radicados de la zona y una inversión en ciernes de $ 3 millones (financiada por un crédito del Bicentenario) para ampliarla a 300.000 litros por día. Y vuelca el 85% de su producción a la exportación a Brasil (se llevaba dos tercios de ese total) como principal destino, en parte porque adaptó sus procedimientos de producción a las demandas de ese mercado.
Pero la situación dio un vuelco dramático desde que la relación comercial entre los principales socios del Mercosur quedó marcada por el «ojo por ojo, diente por diente». Al punto de que hoy tiene 350 toneladas de queso muzzarella especialmente elaborado al gusto brasileño (más firme que el que se consume aquí, para facilitar su corte en fetas), embaladas inútilmente en contenedores para enviar.
Recalculando…
Como se trata de mercadería perecedera, debe rotarla y volcar al mercado local parte de lo que tenía previsto exportar y a precios menores para facilitar su colocación, lo que altera sus proyecciones de negocios e ingresos. Por el «limbo aduanero» también tambalea el plan de ventas comprometidas para el trimestre en curso (julio/septiembre) hacia ese mercado por otras 700 toneladas.
«Entendemos que esta situación se genera por negociaciones bilaterales a nivel macroeconómico, en las que ambos países intentan defender sus intereses. Pero nuestro proyecto ha quedado en el medio y si no se liberan las licencias de importación, esto puede traer consecuencias irreparables para nuestra compañía», dice Aguirre, al borde de un ataque de nervios al ver que el tiempo pasa y la situación no se resuelve.
Entre enero y mayo, las importaciones argentinas desde Brasil disminuyeron un 11%, básicamente por las trabas que la Argentina impuso al ingreso de productos de ese origen, en el marco de la estrategia destinada a cuidar los dólares. Pero Brasil replicó con medidas similares que, sumadas a la desaceleración de su economía, hicieron que las exportaciones argentinas a ese mercado mostraran en igual lapso una retracción del 2,8%. El futuro de la planta depende de cómo se resuelva este juego de ajedrez.
http://www.lanacion.com.ar

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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