Los tamberos venimos sufriendo en los últimos años un deterioro cada vez más acentuado en nuestras explotaciones, lo que conlleva la desaparición de tambos y la concentración de la producción. Esto afecta a los pueblos del interior por tratarse de la actividad que mayor valor agregado genera en origen.
Lejos de cobrar los 3,0$/l que necesita para cubrir sus costos de producción del mes de enero, se vio castigado por un largo período de estrés calórico, como es de público conocimiento, que llegó al extremo de matar hacienda. A lo que se agrega plazos de cobro incompatibles con el nivel actual de inflación.
Hace más de un año que el anterior ministro de Agricultura se comprometió en definir la problemática sectorial a partir de lo cual implementar las soluciones necesarias. Aquello dio origen al trabajo de Competitividad Sectorial cuyo resultado nunca se nos informó, obteniendo como única respuesta dos congelamientos de precios de productos lácteos, que profundizaron los desequilibrios preexistentes, con los menores precios de la leche al productor y los mayores en las góndolas.
Las profundas distorsiones dentro de la cadena lechera generan una participación cada vez menor del productor en el precio final del producto lácteo con el consiguiente estancamiento de la producción primaria.
Urge lograr una correcta articulación pública-privada para que a partir de adecuadas políticas de Estado, que fijen reglas perdurables y estímulos inteligentes.
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Mesa Nacional de Productores de Leche
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