Es necesario separar las unidades para evaluar la eficiencia en la producción de materia seca y de leche.
Cuando pregunto a un productor tambero por su producción de leche, muchas veces recibo la siguiente respuesta: equis litros por hectárea. Mi siguiente pregunta es: ¿cómo hacemos para ordeñar una hectárea?
Tratemos de analizar esta respuesta y sus influencias en tomar decisiones en el tambo.
El tambo es una empresa, el productor es un empresario y esta empresa tiene dos centros de producción: la vaca como unidad de producción de leche y la hectárea como unidad de producción de materia seca.
Para poder ser económicamente eficientes, debemos potenciar la producción de leche por vaca y la producción de materia seca por hectárea. No necesariamente estas dos producciones están ligadas entre sí.
Los factores que influyen a la producción de leche en la vaca son numerosos y están relacionados a la vaca, a los empleados, al clima, a la salud, a la infraestructura y también a la alimentación.
A la vez, los factores que influyen en la producción de materia seca por hectárea también son numerosos y están relacionados al cultivo, al clima, al productor y la tierra. En ningún caso, esta producción está influenciada por la producción de leche por la vaca.
En este análisis, nos centraremos sólo en la producción de leche y su influencia en los beneficios por hectárea. No analizaremos las consecuencias o influencias de la producción de materia seca por hectárea en la producción de leche. Como axioma básico, tomaremos en cuenta una producción de materia seca normativa.
Para realizar este estudio, analizaremos tres posibles tambos:
Tambo que se abastece totalmente de alimentos producidos en su campo.
Tambo que se abastece parcialmente de alimentos producidos en su campo y el resto comprados.
Tambo que adquiere todos sus alimentos de fuentes externas. No cultiva ningún tipo de alimentos.
Cada tambo tiene 200 vacas en producción, producen 25 litros de leche/vaca/día. La producción anual del tambo es de 1.825.000 litros.
Los dos primeros tambos utilizan el sistema pastoril, parte de la ración está formada por pastoreo directo. En el tercer tambo, las vacas se encuentran en confinamiento permanente en corrales.
Uno por uno. La cantidad de hectáreas utilizadas por cada uno de los tambos y la producción de leche por hectárea son:
1) 150 hectáreas, 12.167 litros/hectárea/año.
2) 75 hectáreas, 24.330 litros/hectárea/año.
3) Una hectárea, 1.825.000 litros/hectárea/año.
Como vemos aquí, en esta comparación extrema, es difícil comparar producción de leche con hectáreas cultivadas.
En la tabla adjunta, vemos el comportamiento con alimentos por tambo.
Profesional y técnicamente, las tres opciones son factibles.
El tambo 1 utiliza sus tierras, en su totalidad, para producir todos los alimentos necesarios para alimentar y nutrir a las distintas categorías.
La producción de materia seca/materia verde y costos de producción dependen de todos los factores que remarcamos anteriormente. La producción de leche estará determinada a condiciones similares de manejo, por la calidad y cantidad de los alimentos producidos. En este caso, es difícil poder balancear completamente la ración, aportando a las vacas todos los requerimientos nutricionales para su producción y salud óptimos.
En este caso, el cálculo de producción de leche por hectárea es muy sencillo. Dividimos la cantidad de leche producida por la cantidad de hectáreas. Si queremos saber el ingreso bruto/neto por hectárea, dividimos este valor total del tambo por la cantidad de hectáreas utilizadas para la producción de alimentos.
La cantidad de vacas por hectárea o carga por hectárea es, en este caso, 1,33 vaca.
El tambo 2 utiliza la mitad de las hectáreas utilizadas por el tambo 1. En este caso puede ser la totalidad de sus hectáreas para producir, o quizás tiene más hectáreas destinadas a otras actividades. El resto de los alimentos son adquiridos en el mercado a precios de mercado.
Si queremos hacer el mismo cálculo de producción de litros de leche por hectárea, debemos dividir la cantidad de litros producidos anualmente en este tambo por la cantidad de hectáreas utilizadas para la producción de alimentos.
Como vemos, hay aquí una distorsión de los valores debido a que parte de los alimentos son adquiridos externamente, con lo cual sobreestimamos la producción de leche por hectárea.
La cantidad de vacas por hectárea o carga por hectárea es, en este caso, 2,67 vacas.
El tambo 3 no produce alimentos. Adquiere en el mercado externo todos los alimentos necesarios para la producción de leche y la cría y recría a todos sus niveles. Este es un caso extremo en el cual el tambo se encuentra en un predio de una hectárea, teniendo allí todas las instalaciones necesarias.
Si realizamos el mismo cálculo de producción de leche por hectárea, llegamos a un valor irreal de 1.825.000 litros por hectárea. Se puede decir que este valor es irreal, pero a su vez, es real y factible.
La cantidad de vacas por hectárea o carga por hectárea es, en este caso, 200 vacas.
Dos “industrias”. Para poder evaluar en forma verdadera la eficiencia de producción de leche y materia seca por hectárea, es necesario separar estas dos unidades de producción.
Cada una de estas industrias debe manejarse en forma independiente, según sus parámetros económicos, de producción y de eficiencia. En los tres tambos modelos que presentamos aquí se puede implementar este tipo de evaluación.
En forma general, el tambo, la empresa láctea, adquiere sus alimentos de la empresa agrícola, comprando la materia seca producida por ésta, a precios de mercado, o precios alternativos, indistintamente si esta materia seca está producida por el mismo dueño o es adquirida externamente.
En todos los casos, el tambo, la industria lechera, adquirirá sus alimentos de la industria agraria, sea ésta propia o externa. La industria agraria venderá sus productos a la empresa o tambo que le aporte la mejor rentabilidad, que puede ser el propio o externo.
A su vez, es posible producir otros tipos de productos, como granos, soja, etcétera, que son más rentables para la industria agrícola. En este caso, se adquieren los alimentos necesarios para el tambo en fuentes externas. Lo importante, en las tres opciones, es manejar el tambo o el campo de la forma más eficiente, cada uno de estos alcanzando una rentabilidad máxima para el productor.
Siempre es necesario evaluar los precios de mercado, precios alternativos, precios de costo de producción y la forma de potenciar la rentabilidad de estas dos industrias complementarias.
Todo esto es muy importante y verdadero, pero lo clave para la producción eficiente es la calidad de los alimentos ofrecidos a los animales, ya sean propios o adquiridos. Y en esto, el gerente del tambo debe poner su hincapié para obtener los mejores alimentos posibles.
Por Ernesto Yudowsky
El autor es ingeniero agrónomo, nutricionista de animales;
shai@bionutrients.co.il
www.bionutrients.jimdo.com
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