Argentina: Lechería, una salida de corto plazo

El acuerdo recientemente firmado por productores lecheros e industriales es, cuanto menos, ambigüo.
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El acuerdo recientemente firmado por productores lecheros e industriales es, cuanto menos, ambigüo.
Las recientes imágenes de camiones arrojando leche en las alcantarillas rurales de distintos puntos de la provincia de Santa Fe, resultaron impactantes. Y no es para menos. Si bien gran parte de la sociedad sabe de los reclamos que vienen planteando los productores tamberos, a nadie escapa que se trata de alimento valioso, en un país donde millones de personas viven sumidas en la pobreza.
De todos modos, reducir el análisis a este punto sería caer en una lectura superficial de la situación.
Para comprender lo que está sucediendo, resulta imprescindible advertir que la lechería atraviesa una crisis a escala mundial, debido a variantes en los principales mercados de consumo y a condiciones que provocaron una sobreproducción que derivó en la inevitable caída de los precios internacionales.
Este escenario impactó sobre las empresas argentinas -el 70% de la producción lechera se consume en el país y el resto se vende al exterior-, por lo que los industriales resolvieron reducir el precio que venían pagando a los productores por el litro de leche en tambo.
La situación se tornó verdaderamente asfixiante para el sector de la producción primaria, sobre todo frente al constante incremento de costos provocado por los elevados índices inflacionarios que se sostienen en la Argentina desde hace años.
Mientras esto sucedía, el gobierno nacional miró hacia otro lado. Más allá de algunas ayudas puntuales -destinadas sobre todo a tambos de pequeña escala- en ningún momento se tomaron medidas de fondo, tendientes a replantear una cadena de comercialización a todas luces viciada.
El acuerdo alcanzado en las últimas horas entre un sector de la producción primaria y las industrias lácteas, no parece ser de largo plazo. De hecho, se trata de un pacto ambiguo, donde se plantea que las empresas volverán a pagar a los productores los precios que venían abonando antes de esta crisis, pero sólo en la medida de sus posibilidades.
Además, por una cuestión climática, la producción de leche se incrementará en primavera, lo que nuevamente contribuirá a saturar el mercado y presionará los precios a la baja. Lo más probable, entonces, es que pronto los industriales planteen su imposibilidad de mantener los valores recientemente acordados.
Pero más allá de las variables en el mercado nacional e internacional del sector, lo que resulta difícil de entender es por qué, mientras los tamberos cobran menos por la leche, los consumidores siguen pagando -en el mejor de los casos- los mismos valores por estos productos en los supermercados.
Desde la Secretaría de Agricultura de la provincia de Santa Fe, aseguran que en el caso de la leche, el precio que pagan los consumidores en góndola duplica el costo que el producto tiene al salir de las plantas industriales. Y en el caso de los quesos, la situación es aún más incomprensible, ya que los márgenes de ganancia de las grandes cadenas de supermercados oscila entre el 200 y el 400 por ciento.
Hace años que el gobierno nacional se comprometió a buscar una solución a estos graves problemas en la cadena de valor. Sin embargo, nunca se avanzó en este sentido.
A cinco meses del cambio de gestión, resulta improbable que las actuales autoridades finiquiten los problemas que no pudieron -o no quisieron- resolver en los últimos años.
http://www.ellitoral.com

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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