El Ieral de la Fundación Mediterránea difundió un trabajo en el advierte de que los objetivos de crecimiento del sector con miras a 2020 requieren que no se vuelvan a instrumentar “políticas de desaliento a la exportación”.
La cadena de productos lácteos cerró el año 2012 con una producción récord de 11.338 millones de litros de leche cruda, es decir, 1,6% superior al desempeño logrado en 2011, según un trabajo difundido ayer por el Ieral de la Fundación Mediterránea.
“El rodeo de vacas lecheras creció a 1,8 millones de cabezas en marzo’13 (2,9% más que en igual período del año anterior). Se estima que el consumo aparente de lácteos ha aumentado hasta 216 litros per cápita en 2012, lo que equivale a 8.900 millones de litros equivalentes (+1,1% interanual). En tanto, las exportaciones de lácteos se contrajeron a 2.500 millones de litros equivalentes (10,7% menos)”, se indicó en el trabajo a cargo de los economistas Juan Manuel Garzón y Nicolás Torre, quienes destacaron que “el contexto internacional sigue ofreciendo a la caden a láctea argentina importantes oportunidades”.
Las proyecciones siguen siendo optimistas respecto a la evolución del consumo mundial y del comercio exterior de productos lácteos para los próximos 10 años, indicaron los especialistas, e hicieron mención de que el último informe de la OECD-FAO trabaja con una pauta de crecimiento del consumo mundial de entre 1,5% y 2,5% promedio anual para el período 2012/2021.
Durante el período 2009-2011, Argentina logró una participación en las exportaciones mundiales de 1,55%, lo que representa un crecimiento de 0,40 puntos porcentuales respecto a lo promediado en el período 1999-2001, “aunque todavía está lejos de los líderes y de su real potencial como proveedor global de productos lácteos”.
Se indicó: “Hay experiencias de países exitosos que indican que es posible que un país con las ventajas productivas como las de Argentina sea un actor de peso en el mercado internacional”, y se hizo mención al caso de Nueva Zelanda que, entre 1998 y 2012, expandió su producción aproximadamente 80% (pasando de 10,5 a 19 mil millones de litros), cuando Argentina creció tan solo 20% (de 9,5 a 11,5 millones) en el mismo período.
Gracias a un pequeño crecimiento del rodeo y una significativa mejora de la productividad por animal, la producción de leche cruda en Argentina podrá ascender a 16.000 millones de litros hacia 2020. “Si el mercado interno crece a 2% anual (pauta razonable), la exportación enfrentará un desafío de magnitud: el volumen de productos lácteos exportados deberá llegar a 900 mil toneladas en 2020”.
Los especialistas hicieron mención así a que los objetivos de crecimiento en la producción e inserción como los planteados requieren de un contexto macroeconómico “más estable (precios, tipo de cambio) y más previsible”.
Y se explicó: “Exigen también por definición no volver a instrumentar cualquier tipo de política de desaliento a la exportación (derechos de exportación, registros no automáticos de exportación, precios máximos, etc.)”.
Recomendaciones
Como estos estudios (de las cadenas de valor) que realiza el Ieral proponen “identificar, evaluar y proyectar oportunidades de generación de valor económico y de empleo”, el trabajo difundido ayer identifica una serie de acciones públicas a desarrollar para potenciar la actividad del sector.
“Se tiene que generar información pública confiable (en tiempo y en forma) en materia de precios de mercado, que permita mejorar la transparencia comercial entre el eslabón primario e industrial; impulsar criterios unificados para liquidar las operaciones de compraventa de leche; promover mercados institucionalizados para formación de precios de referencia futuros; desarrollar políticas tendientes a incrementar la oferta de trabajadores especializados en actividades de tambo (apoyo a colegios técnicos localizados en las cuencas lecheras); fomentar financiamiento acorde con los tiempos de repago de la actividad; aplicar políticas de comercio exterior inteligentes que prioricen el acceso a mercados importadores con alto crecimiento esperado; formular/reformular normativa y regulación referida al uso de la tierra en planteos de producción ganadera intensiva/confinada, estableciendo estándares comunes relativos a impacto ambiental únicos para todo el territorio nacional; poner en marcha mecanismos que reactiven la inversión encaminos secundarios y rurales de las cuencas lecheras (para asegurar la recolección diaria de la leche), y rutas y autopistas (para mejorar los tiempos y costos de los envíos de productos desde el interior tanto con destino a los grandes centros de consumo como a la exportación), entre otras sugerencias.
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