Si tenemos en cuenta los resultados logrados por quienes tenemos que pensar una lechería con futuro tenemos que concluir que hemos hecho un camello cuando se quería hacer un caballo.
Si miramos los avances logrados y la situación en que se encuentran los tambos hoy, perseguidos por las inclemencias climáticas, por los precios de su productos y por el aumento de los precios de la canasta básica, del gas oil y de los insumos, tenemos que pensar que así no hay salida.
No hay financiamiento que valga. Así pongamos tasas y valores increíbles en los bancos oficiales, el tema ya no se puede resolver sin una decidida intervención oficial sobre el tema y una urgente recomposición de los valores del precio de la leche al productor. Lamentamos esto. La UGT siempre pensó que el tema debía resolverse sin intervención del Estado ni subsidios externos que envilecen la comercialización de un producto con significativa demanda nacional e internacional y condiciones competitivas de producción.
No es un tema sólo del gobierno aunque sentimos es el principal responsable. Las entidades que debían unirse para defenderlo no lo consiguieron. Los tamberos que debían juntarse para hacer oír su voz trataron de salvarse como pudieron y no pudieron. Las usinas creyeron que sometiéndose a las voces oficiales o tratando de aprovecharse de las escasas oportunidades, no se dieron cuenta que su patrimonio también es inelástico para otras actividades y que estaban matando a la gallina de los huevos de oro. “No nos importan los tamberos sino la leche y ésta se produce igual en los tambos grandes”. “Las vacas cambian de manos pero no desaparecen”. No fue así. Los pueblos lecheros fallecen por falta de actividad y la leche cada vez es menos.
No vemos, como no sea a través de una acción oficial decidida y coherente, que esto tenga solución. Y no nos parece que este Gobierno tenga este tema este sus prioridades actuales.
Unión General de Tamberos
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