Julio Godoy, asesor y productor tambero, informa que en 50 años la población mundial requerirá 100% más de alimento.Según estimaciones de organismos internacionales, en 50 años la población mundial requerirá 100% más de alimento y el 70% de este alimento deberá venir del uso de tecnologías más eficientes y mejor aplicadas a la producción.
En ese contexto, el modelo productivo de la lechería argentina atraviesa por una etapa de enormes desafíos. Por un lado, no seguir perdiendo frente a la soja y, por otro, aumentar la producción con igual cantidad de animales. Es decir: la necesidad de ser más eficiente de manera rápida y contundente. Para ello se requiere de tecnologías que hagan los tambos más rentables, eficientes y sustentables para producir leche de calidad y accesible para el consumidor local e internacional.
Si bien subsiste una brecha importante por cuestiones culturales entre tambos grandes y chicos, la importancia de la alimentación, la genética y la sanidad son factores que ya están incorporados y desarrollados en los productores lecheros argentinos.
En cuanto a los tambos grandes (con más de 500 vacas en ordeñe), Argentina se encuentra a la altura de otros países competidores en el escenario internacional debido a las grandes inversiones recientes destinadas a infraestructura y obras civiles para mejorar el manejo y bienestar animal como ser el sistema de encierre a corral [con y sin techo], el pastoreo mecánico, la reducción del estrés calórico, la construcción de pisos de cemento, buena alimentación con manejo de reservas, entre otros.
En síntesis, un proceso de intensificación que permitió, en promedio, llevar la producción de 26 litros a 30 litros en un período de 5 años. De todos modos, esto no ha sido suficiente, porque tenemos toda una lechería pequeña y mediana que tiene serios problemas para competir frente a la agricultura intensificada, tecnificada y de escala. ¿Es posible entonces que nuestra lechería gane terreno frente a este desafío?
Estoy convencido de que debemos aplicar otras herramientas disponibles de probada eficacia en tambos de todo el mundo, para aspirar a un nivel de producción de 32 litros/vaca con mayor rentabilidad y sustentabilidad sin importar la escala del tambo. Hay países que ya lo han hecho y han logrado resultados muy positivos. Por lo tanto, el gobierno debe impulsar el uso de esas tecnologías (presentes en Brasil, USA, Chile, México entre otros) lo antes posible para favorecer el empleo, las inversiones, la generación de valor en origen y aumentar la producción para exportación.
No hay duda alguna que estas tecnologías serán bienvenidas por los productores que ahora necesitan mejorar la productividad y rentabilidad para poder seguir existiendo con un manejo eficiente de los recursos puestos en juego: tierra, trabajo y capital.
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