Ni bien las expresiones de disconformidad se hicieron públicas a través de Primero Sunchales, la cúpula de Atilra comenzó a intervenir en las redes sociales para defender la conducción y la figura de Héctor Ponce y hasta presionar a los trabajadores disconformes que se atrevieron a cuestionarlo.
Como todo representante de una corriente política autoritaria que incluso no duda a la hora de utilizar métodos violentos para eliminar cualquier posibilidad de disenso, la conducción de Héctor Ponce comenzó a presionar a los trabajadores que se atreven a cuestionarlo y simplemente protestar contra lo que consideran que los perjudica a través de las redes sociales. El mensaje es claro, en lugar de tratar de convencer a los disidentes, los colaboradores de Ponce los descalifican y hasta insultan por no apoyarlo. El problema cobró dimensión cuando Primero Sunchales reveló que en sitios de redes sociales ligados al gremio -como Atilra Lecheros- proliferaban mensajes de trabajadores muy disconformes con la gestión de Héctor Ponce, especialmente con su actitud pasiva frente a decisiones del gobierno nacional cuestionadas ampliamente por el grueso de la sociedad, como la imposición del impuesto a las ganancias a salarios de cale media, o conductas reprochables como el viaje de dirigentes a Brasil “para alentar a la Selección” en la última Copa Mundial de Fútbol profesional.
Como muchos otros gremialistas, Ponce logra mantener las críticas hacia su persona y su conducción en las sombras gracias a un aceitado aparato de propaganda que combina el desembolso de importantes sumas de dinero en concepto de pautas publicitarias y la realización de emprendimientos de envergadura destinados a cubrir necesidades pero también desviar la atención de los trabajadores en particular y de la sociedad en general sobre muchos aspectos cuestionables que se registran en el gremio. Sin embargo, las redes sociales son mucho más difíciles de controlar que periodistas y medios de comunicación dóciles, puesto que las opiniones suelen exponerse de manera inmediata y sin filtrar.
El caso del viaje de dirigentes gremiales a Río de Janeiro, ciudad a la que acudieron, según ellos mismos reconocieron, para alentar al seleccionado nacional durante la disputa de la Copa Mundial de Fútbol resulta ejemplificador, puesto que decenas de trabajadores volcaron su malestar en las redes sociales, especialmente en la página Atilra Lecheros, donde pudieron leerse mensajes sumamente críticos hacia la gestión y la figura de Ponce.
No resulta extraño que inmediatamente después que Primero Sunchales diera cuenta de los hechos, el espacio cambiara su imagen de portada reemplazando con un mensaje de apoyo incondicional a Ponce el de aliento a la selección de fútbol que se mantuvo durante varias semanas.
Eso no es todo, porque repentinamente aparecieron mensajes de trabajadores leales a Ponce en donde cuestionan a sus compañeros por criticar al líder gremial, llegando incluso a utilizar insultos, agravios e insinuaciones violentas que rozan la amenaza.
La preocupación de la cúpula gremial por las crecientes críticas que recibe de las bases a través de las redes sociales demuestra que los trabajadores en particular y los ciudadanos en general siempre encuentran la forma de expresarse cuando se los presiona en intenta silenciar.
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