#Argentina: La culpa de los bloqueos no la tiene Rajoy

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Mientras el Gobierno busca excusas en la crisis del euro para explicar varias dificultades internas, los productores lecheros prendieron una luz amarilla. Carlos Petroli.
La escalada de los granos y precios internos de la leche deprimidos desde hace un año configuran una tormenta casi perfecta para los tambos.
Si el Gobierno decide reflotar algunas compensaciones para aliviarlos, la medida tendría el mismo efecto transitorio de una aspirina.
Los bloqueos frente a las industrias son el termómetro que mide la fiebre. La suba de costos en dólares y la renuencia o imposibilidad de la industria a mejorar los precios son el síntoma que anuncia la enfermedad. Y, por lo que se advierte, la dolencia no hay que buscarla en la crisis del euro, en los precios internacionales o en el ajuste que aplicó el jefe del Gobierno español Mariano Rajoy.
¿Por qué las inversiones en esta cadena no se pusieron a tono con la década económica más esplendorosa que describe la Presidenta en sus discursos? ¿Por qué la lechería no expresa el potencial del “valor agregado en origen” que tanto pregona el relato oficial? Quienes están en el baile, advierten que el principal problema radica en la falta de un plan estratégico, una carencia que en los últimos años se tradujo en medidas sólo enfocadas a la coyuntura.
Las correcciones después de tanto intervencionismo, el control de precios y de exportaciones, resultan aun limitadas para atacar los cuellos de botella que hoy se hacen notar. ¿Qué correcciones hubo? Una fue la quita de retenciones para las exportaciones de lácteos, que sí se mantienen para otros rubros, como las carnes.
El año pasado, la lechería local colocó en el exterior 406.966 toneladas de productos por un total de 1.482 millones de dólares, un buen registro que, sin embargo, no cubre las falencias. Las plantas no cuentan con la suficiente capacidad industrial para responder a la mayor oferta de materia prima. Sin previsibilidad, fueron relegando inversiones.
Con la lechería, la realidad contradice la teoría de preservar “la mesa de los argentinos”: hay excedentes y mientras los precios al consumidor no paran de subir, el saldo que no se exporta penaliza a los productores. Según Néstor Roulet, ex presidente de Cartez, esto ocurre por la intervención del Gobierno en el mercado exportador y por la baja capacidad de secado de la industria láctea.
En lo que va de 2012 –explica–, aun cuando el precio internacional fue satisfactorio (3.984 dólares promedio por tonelada), se dejaron de exportar 67.996 toneladas, con una merma de ingresos para el país de 265 millones de dólares. En la misma dirección, la Comisión de Enlace de Entidades Agropecuarias advirtió que la crisis actual “es consecuencia de la falta de respuestas por parte de las autoridades nacionales”.
La fiebre remite también a dolencias macroeconómicas. La inflación, la presión sobre los sectores productivos, los desincentivos y la desconfianza son síntomas que no sólo le levantan la temperatura a los tamberos.
http://www.lavoz.com.ar/

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Así lo expresó Domingo Possetto, secretario de la seccional Rafaela, quien además, afirmó que a los productores «habitualmente los ignoran los gobiernos». Además, reconoció la labor de los empresarios de las firmas locales y aseguró que están «esperanzados» con la negociación entre SanCor y Adecoagro.

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