Nueva Zelanda dio curso hoy a una investigación pormenorizada a Fonterra, una de las más importantes productoras lácteas del mundo, desprestigiada por riesgo de botulismo en sus producciones.
La mayor empresa nacional neozelandesa retiró sus productos lácteos del mercado asiático porque vendió a ocho de sus clientes mercancías elaboradas con un suero de leche sospechoso de contaminación.
El jefe ejecutivo de la firma, Theo Spierings, ofreció sus disculpas formales y lamentó la angustia y ansiedad causada entre los consumidores asiáticos desde el 5 de agosto pasado.
En esa fecha autoridades sanitarias de China decidieron vetar la importación temporal y retirar de sus mercados varios productos de Fonterra, potencialmente contaminados.
A esa medida se sumaron otros países de la región habitualmente suministrados por la firma, que pusieron en pausa sus contratos de importaciones, hasta que concluya la investigación.
Un comunicado emitido en su sitio web de Fonterra precisó que el suero de leche se contaminó debido a una cañería sucia en una de sus plantas.
En declaraciones sobre el caso, el primer ministro de Nueva Zelanda, John Key, recriminó a la empresa de su país por el retraso en la alerta sobre la posible presencia de la bacteria en varios de sus productos lácteos.
Ante el parlamento nacional, Key dijo recientemente que Fonterra tiene el deber de responder a una serie de preguntas sobre el particular ya que este escándalo pone en tela de juicio el prestigio del país como suministrador de alimentos.
La firma permanece bajo presión por su política de información, ya que no ofreció explicaciones de por qué tardaron cuatro meses en informar a las autoridades sobre la posible contaminación.
Desde marzo hubo indicios de que una proteína del suero de la leche podría contener bacterias que causan botulismo, una enfermedad que provoca la muerte.
La intoxicación con botulismo se genera por medio de la bacteria Clostridium botulinum, alojada en productos mal preparados o inapropiadamente conservados, en este caso derivados lácteos.
Hasta la fecha no se reportaron enfermos de botulismo, pero luego de concluidas las investigaciones pertinentes Fonterra pudiera ser multada a pagar más de un millón de dólares.
El botulismo provoca dilatación de las pupilas, visión doble, cólicos abdominales, dificultad tanto respiratoria como al deglutir y al hablar, resequedad en la boca, vómitos, náuseas, debilidad con parálisis y estreñimiento.
Esa sustancia es una de las más tóxicas conocidas, de manera que es posible que con tan solo probar el alimento contaminado, se produzcan graves intoxicaciones mortales.
En 2008 Fonterra estuvo involucrada en China en otro caso de contaminación que causó la muerte de seis bebés y afectó a un total de 300 mil personas.
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