Lo aseguraron los dirigentes a la espera del tan ansiado ordenamiento de la cadena comercial lechera.
En horas de la tarde de ayer, en la sede de la Mesa de Productores de Leche de Santa Fe, hubo un encuentro de dirigentes en el que se analizó la actualidad sectorial y donde se reafirmó la necesidad de transparentar la cadena lechera.
Marcelo Aimaro como presidente, Fernando Córdoba como secretario y Gustavo Henzenn en su condición de vocal suplente, expusieron las alternativas productivas que atraviesa una de las economías fundamentales de esta región del país.
El primer tema abordado fue la de la inminente puesta en marcha de la liquidación única, el pago por calidad que desde enero entraría en vigencia obligatoria y en progresivo porcentaje de pago desde el 80 por ciento por calidad y el 20 por ciento de bonificación hasta llegar a una relación de 95 y 5, que permita mejorar los ingresos de los productores a partir del trabajo directo que hagan con sus animales.
Hace unos cinco años que se espera este sistema, sobre el que entienden que más allá de las capacitaciones que comenzará a hacer de aquí a a octubre el Ministerio de Agricultura de la Nación, “seguramente tendrá algunos errores, pero que con el tiempo se irán corrigiendo, siendo lo más importante la puesta en marcha, para que los productores puedan exigir cobro por calidad y para que las industrias tengan motivos fehacientes para pagar”.
En la demora hubo responsabilidades compartidas y según Aimaro “siempre hay tiempo para acomodar las cosas, pero alguna vez hay que empezar”, sobre todo prestando especial atención en cuanto a lo que serán las tomas de muestras y las contrastaciones de datos al momento de debatir liquidaciones.
Fernando Córdoba admitió que “recién desde el mes pasado empezamos a percibir los primeros créditos a través del Nuevo Banco de Santa Fe, con el diez por ciento de la tasa subsidiada, cuando tuvimos el mayor problema en marzo. Pasaron cinco meses, que es muchísimo”, remarcó, al tiempo que adelantó la posibilidad de nuevas líneas extendidas desde el Banco Central para próximos meses, según les informara el Ministro de Agricultura, reconociendo a la vez que iniciarían el pago de subsidios para aquellos productores que en la contrastación interanual al mes de septiembre produzcan más sólidos, respecto al año pasado, correspondiéndoles diez pesos por cada kilo extra.
Si bien hay fondos que ahora se derivan para la mejora de caminos, siendo 20 las comunas ya confirmadas y a las que se sumarán igual cantidad en las próximas horas.
Claro que en el análisis no se escapa de la consideración la baja de las cotizaciones internacionales de leche, que si bien cada industria consigue sus propios contratos, aún por arriba de los cuatro mil dólares por tonelada al momento, podría sentirse esa baja para las ventas de los próximos meses, lo cual sería revisado por el Gobierno Nacional en cuanto al flujo de exportaciones que se pretende, repercutiendo de manera directa en los productores, que están “sin expectativas favorables, porque todos venimos con una caída en la producción que recién se comenzó a recomponer el mes pasado, con zonas de 35 a 40 por ciento menos”, que se traduce como “plata que está faltando en la zona”.
Aimaro sostiene que “nosotros creemos que podemos cobrar mucho mejor”, exigiendo una mediación y no intervención del Estado en la tan ansiada transparentación de la cadena comercial, para la cual no existe una estrategia clara. Quizá desde esta posición, no tan distante a las de las demás, encuentra en la espera tan cordial de ciertas definiciones oficiales la esencial diferencia.
“Vamos por un ordenamiento de la cadena en la que queremos una parte de la renta, porque el problema mayor que tenemos los productores es que esa renta está mal distribuida”, destacó el presidente de la entidad, en tanto recordó que quizá a través de una regulación legal del sector se lograría ordenar lo pretendido.
Desde Meprolsafe destacan que algunas gestiones se traban en el Minagri, por la falta de voluntad hacia el sector en el Ministerio de Economía, con lo cual no se pueden esperar los cambios explícitos que se exigen, más aún teniendo en cuenta la pérdida de competitividad ante el aumento de costos y las consecuencias del clima que hirió el balance productivo anual y demorará bastante en restablecerse.
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